Quizá el fallecimiento del ex presidente Carlos Menem fue, para la política del oficialismo, el punto inaugural de un 2021 con agenda electoral. No sorprende la actitud respetuosa del presidente Alberto Fernández ante la desaparición física del ex mandatario que, como es debido en un país democrático, fue despedido en el ámbito que corresponde del Congreso de la Nación por seguidores, colaboradores, amigos. Un peronismo unido despidió a un hombre que dentro de las filas kirchneristas fue un enemigo, que devino en adversario para mutar en los últimos años en compañero. Podríamos interpretar ante la actitud afable de la vicepresidenta Cristina de Kirchner que el ala liberal fue despedida por el ala progresista. ¿o quizá será que la muerte ha hecho tablas por una vez en la política argentina?
Otra gran pregunta en ese arco marcado por los polos menemismo-kirchnerismo es: ¿dónde quedó el justicialismo?
Para contextualizar su década de gobierno, debemos recordar que el ex presidente Menem asumió previo a la caída del Muro de Berlín, tras lo cual el mundo se reorganizó geopolíticamente. Tal vez esto influyó decisivamente en las políticas que, sin haberlas enunciado, aplicó.
Si ante la muerte se rescata lo positivo, esta cronista elige su convicción federal, la cual quedó plasmada en dos grandes obras en la región Centro con impacto en la economía nacional: la Hidrovía y el Puente Rosario-Victoria. El 20 de junio de 1997, al anunciar esta última obra largamente esperada, dijo: “Se trata de dar forma a la red vial interoceánica afianzando el proceso de integración del Mercosur, cumpliendo con el sueño de mi gran maestro en política, el General Perón, en cuanto a que el 2000 nos encontrará unidos o dominados. Derribar muros y construir puentes nos une como región”.
Menem fue un presidente que no utilizó la grieta como estrategia de gobierno.
Previo al deceso de Menem, la campaña electoral ya había comenzado. Los indicios hay que buscarlos en la vuelta a la primacía de la moderación y el diálogo, que la semana pasada protagonizó el presidente Alberto Fernández con la mesa del Campo presidida por él, más el correlato de la mesa de acuerdos de precios y salarios con empresarios y sindicalistas, y esta semana con el inicio del Consejo Económico y Social, a cargo del Secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz. La semana culminó con aplausos explícitos para el ministro Guzmán de parte de un empresariado deseoso de escuchar la decisión de bajar drásticamente el déficit fiscal. Y otro aplauso se lo llevó el Presidente. Jorge Chemes dijo a Infobae: “Sentí toda las ganas de aplaudirlo cuando nos dijo que no habría aumento de retenciones ni cuotificación”.
La decisión política es que los sueldos le ganen a la inflación, que los acuerdos sirvan para contener los precios y que las tarifas aumenten lo menos posible. ¿Podrán estas medidas reconquistar a los votantes que atrajo el presidente Alberto Fernández y posibilitó al Frente de Todos llegar a la presidencia? Este quinto aumento de las naftas, ¿cómo debe interpretarse? ¿No debiera este sector integrar la mesa de los acuerdos?
La UCR ha decidido emular a su clásico adversario, el peronismo, en eso de unirse para ganar y poner proa a esta metié en este 2021 con miras al 2023. Hace meses hemos escrito en esta columna que la gran batalla se librará en campo bonaerense el próximo 21 de marzo, para dirimir primacías y liderazgos. El radicalismo siente que una vez más el PRO le roba protagonismo opositor, y con ello la posibilidad de ser cabeza de coalición en esta oportunidad. ¿Qué posibilidades reales existen de que esto no ocurra? Patricia Bullrich hegemoniza el discurso opositor más duro, sumando puntos en la carrera política donde no se descarta que suceda a Rodríguez Larreta en la jefatura de Gobierno porteño, o hasta le compita en el 2023 como candidata presidencial.
Los seguidores del intendente de San Isidro, Gustavo Posse, donde revisten Martín Lousteau y dirigentes históricos como Federico Storani y Juan Manuel Casella, creen que, de ganar la interna, la UCR puede reconstituirse en protagonismo y gravitación. Como se sabe, Lousteau pretende ser presidente de los radicales y para ese objetivo la elección del 2021 es crucial.
Desde la otra orilla del radicalismo bonaerense, Maximiliano Abad cuenta con el apoyo de Mario Negri y Alfredo Cornejo. Si bien la principal elección se da en Buenos Aires, el radicalismo también tiene internas en CABA y Córdoba. Los seguidores de Yrigoyen saben que este año ponen mucho en juego a la hora de renovar y en lo posible acrecentar el número de diputados y senadores. Este sector celebra el documento generado por la Fundación Alem de Jesús Rodríguez, dado que entiende que es el camino conceptual desde el cual “marcar la cancha ideológica dentro de Juntos por el Cambio”, confía a Infobae un protagonista inexcusable.
Ha trascendido que la cercanía de sectores del radicalismo con el socialismo en Santa Fe empieza a hacer ruido en las filas nacionales de Juntos por el Cambio. Si el ex gobernador socialista Lifschitz consigue el apoyo de los intendentes de Rosario y Santa Fe, Pablo Javkin y Emilio Jatón, tarea posible, es probable que se convierta en senador nacional.
A propósito de Santa Fe, tuvo gran impacto el documento elaborado por el Equipo Arquidiocesano de la Pastoral Social de Rosario titulado “Basta de violencia”. En el mismo se pronuncia una vez más “ante la escalada de muerte y agravios contra la vida evidenciados no solo por la inseguridad, el narcotráfico, femicidios, las violencias interpersonales, corrupción, sino por otros: desempleo, hambre, pobreza, desnutrición, abortos, adicciones. Es demasiado el dolor y el miedo de nuestra gente que sufre aún más, porque no recibe respuestas”. A propósito, el ministro Marcelo Sain, encargado de cumplir con la política de Paz y Orden del gobernador Perotti, no se presentó ante la Legislatura santafesina, donde iba a exponer sobre la muy delicada situación que vive la provincia.
El ex embajador ante los Estados Unidos Fernando Oris de Roa se pregunta: “¿Cómo puede ser que con tanta productividad, Argentina tenga un 50% de sus ciudadanos en la pobreza? Toda la política tiene el deber de, a diario, contar los pobres que rescata”.
Seguir leyendo: