Esta semana presentamos la primera medición de la pobreza multidimensional de la Ciudad de Buenos Aires, pionera en el país en implementar este tipo de metodología.
¿Por qué impulsar estas formas de medición? Porque son fundamentales para transformar las condiciones estructurales en las que viven las familias porteñas más vulnerables.
En la Ciudad, venimos construyendo una política de integración y desarrollo transformadora, que contemple la asistencia en la emergencia, pero que apunte a trascenderla para romper la matriz estructural de la pobreza. Por eso, resulta esencial contar con un índice que focalice en cuestiones como acceso a la educación, a servicios, a posibilidades de trabajo.
Esa mirada de nuestra política se refleja en los procesos de integración de los barrios populares que estamos llevando adelante hace más de 5 años. ¿Por qué integrar? Hablamos de integración porque estamos convencidos del valor que existe en los sectores populares y buscamos incorporarlo al resto de la Ciudad. Además, porque proponemos un modelo de “hacer ciudad” de múltiples dimensiones.
La integración habitacional, por la cual construimos nuevos departamentos y mejoramos otros para que cada familia cuente con una vivienda en condiciones; la integración urbana, abriendo calles y pulmones de manzana para conectar el barrio al tejido urbano y así garantizar un verdadero acceso a las escuelas, los hospitales, las comisarías, y otras instituciones públicas; y por último la dimensión socioeconómica, que apunta a reconocer la dinámica productiva que ya existe en esos barrios, y darles herramientas para que puedan crecer e incorporarse al entramado productivo de la Ciudad.
A partir de este modelo venimos trabajando en los barrios Rodrigo Bueno, Playón de Chacarita, Padre Carlos Mugica (31), 20 en Lugano, y en la zona del Camino de Sirga. La inversión en infraestructura social más alta desde la vuelta de la democracia, que se refleja en la construcción de más de 7.000 departamentos, más de 160.000 metros lineales de infraestructura y 180.000 metros cuadrados de pavimento, entre otras obras, a partir de las cuales estamos transformando la vida de más de 150 mil personas.
Apuntamos a nivelar el punto de partida para que sea posible el desarrollo en todos los barrios de la Ciudad. Trabajar desde el Estado para generar un piso de derechos vinculados al acceso a la vivienda, a la conectividad urbana, la educación, la cultura y la salud, del cual dispongan todos las vecinas y vecinos.
Eso también buscamos con la Ley de Economía Popular, una herramienta concreta para fortalecer el valor de los emprendimientos populares, y que así logren incorporarse a las diferentes cadenas de valor de la Ciudad.
Es imposible transformar lo que no se comprende. Diagnosticar con datos y a partir de ahí diseñar un plan de desarrollo claro, de múltiples dimensiones, que sea ejecutable y medible. Siempre acompañado de una fuerte presencia y construyendo desde abajo con la comunidad para crear soluciones de largo plazo. ¿Falta? Mucho. Pero por este camino seguimos dando pasos firmes.
Seguí leyendo