Todos sabemos que para evitar una nueva crisis del COVID-19 en nuestro país y otro destructivo confinamiento, hay solo dos caminos: uno es mantener la distancia, lavarse las manos y usar barbijos; y el otro, una campaña de vacunación que cubra al 50% de la población, antes de la llegada del invierno.
Nos anunciaron millones de dosis de la vacuna rusa, la china y la de AstraZeneca y dificultades en la negociación con Pfizer.
Vacuna rusa Sputnik V: han pasado diciembre y enero y de los 5 millones de vacunas, solo han llegado 600.000.
Vacuna china: el 25 de diciembre pasado el periodista Román Lejtman publicó en Infobae, que antes del insólito despido del embajador Krekler, se había firmado un acuerdo con el presidente de Sinopharm, por 1 millón de dosis en enero y 12 millones en marzo.
Hasta el presente no ha llegado ni una sola dosis, mientras que 2 millones han aterrizado en Chile.
AstraZeneca: la empresa fabricó la vacuna en el laboratorio argentino MAbxience. El preparado viajó a México para su envasado a mediados del mes pasado. Aún no se ha recibido ninguna dosis en la Argentina, pero Brasil acaba de anunciar que la recibirá en febrero.
Cabe destacar que la prensa alemana ha informado que esta vacuna es poco eficaz en mayores de 60 años.
Pfizer: esta vacuna fue ensayada en la Argentina. Todo país que autoriza que sus ciudadanos sean utilizados para experimentos se ha reservado la garantía de la provisión de esa vacuna.
Se había anunciado un precontrato con la empresa y luego una traba no especificada en la negociación. Es una vacuna poco recomendable para Argentina por su necesidad de cadena de frío de 70 grados bajo cero. No obstante, una explicación es necesaria.
Resumiendo: hay dos preguntas centrales alrededor de las vacunas.
Una, está vinculada a su efectividad en adultos mayores y la otra, a por qué las vacunas no llegan pese a las evidencias que acabo de describir respecto a las negociaciones oportunamente concluidas y los consecuentes anuncios de las más altas autoridades de nuestro país.
Si los adultos mayores nos aplicamos la vacuna, cualquier vacuna, ¿vamos a poder volver a abrazar a nuestras familias sin miedo a contagiarnos?
¿Los argentinos vamos a tener suficientes vacunas para una inmunización que impida que desde mayo estemos otra vez obligados a una cuarentena?
Resulta indispensable que esta situación no se convierta en un motivo de disputa en un año electoral, sino por el contrario, lleve a un acuerdo entre todos los partidos con responsabilidad de gobierno para buscar soluciones urgentes que impidan males mayores.
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