Con motivo de haberse conmemorado los cien años del nacimiento del pensador, político e historiador Jorge Abelardo Ramos, muchos periodistas, militantes y cronistas históricos se han lanzado a escribir y opinar sobre él. ¡Está muy bien! Se lo merece, ha sido un creador, un artista de la historia. Un orfebre. Esta nota no es para destacar sus extraordinarios aportes a esta ciencia, sino su aguda sensibilidad para percibir el clima y la atmósfera de los tiempos y sus cambios. Era un intelectual con profundo olfato político.
Si había algo que Abelardo rechazaba era la distorsión de los hombres que se lograba luego de escribir sobre ellos, tantos informes, notas, dictámenes, y fundamentalmente cuando la biografía de un gran talento caía en manos del academicismo ordenancista, que todo lo congela y petrifica. Tapado de papeles, el personaje desaparece. La Historia para Ramos era Historia viva. Y él vivía enmarcado en la Historia.
Como una buena porción de los modernos escribientes ramistas son de origen peronista, se consideran peronistas, se asumen como peronistas, aunque en realidad aparecen vinculados al kirchnerismo (salvo honrosas excepciones que no nombraré), va entonces una anécdota que creo recupera el pensamiento vivo del “Colorado”, apodo, por otro lado, que usan cancheramente algunos intelectuales de la intelligenzia criolla para darse dique de cercanía y conocimiento.
Corría el año 1972 y el peronismo se acercaba al poder. El anti peronismo encrespado volvía sobre lo mismo, el dictador, el nazismo y ainda mais. El anti peronismo era el pasado y Abelardo lo graficaba diciendo que si se los ponía en fila tenían la antigüedad del Imperio Egipcio. Eran viejos, eran antiguos, los jóvenes los mirábamos como piezas de museo.
Hoy a excepción del kirchnerismo duro, genuino y auténtico, que habla del presente y a lo sumo se remonta a los 90, para criticar, el peronismo mistongo pretende convocar a los jóvenes hablando del 17 de Octubre, de Evita y de Perón, en vez de dejarle esa tarea a los historiadores. Es como si, a los que superamos los sesenta años, en nuestra adolescencia nos hubieran convocado con la figura del General Roca o la Revolución Radical de 1905. Así la política quedará en manos del kirchnerismo o el macrismo. Más de lo mismo.
La ironía de Abelardo está vigente como nunca: los peronistas y los anti peronistas puestos en hilera tienen la antigüedad del Imperio Egipcio.
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