La ceguera ideológica que aqueja a muchos dirigentes argentinos, los intereses personales, sectarios y corporativos siempre condujeron y conducen a destinos sin retorno, donde la tragedia aguarda. Hoy el cúmulo de adversidades impone la necesidad de tomar conciencia y asumir la inexcusable responsabilidad de hacer un cambio de 180 grados para poder volver a encausar esta nave sin rumbo cierto con un comando bicéfalo para no afectar la República.
Creer que esta situación es reversible por el solo hecho de que el sentido común prevalecerá en la actual conducción de gobierno es una utopía infantil sin sustento alguno y que desde el gobierno se nos quiere vender.
El Presidente, con énfasis y simulando optimismo, trata de trasmitir la supuesta recuperación de la economía, que significa volver a tener lo que se tenía, algo que no es cierto, solo se está asistiendo a un desordenado y desigual rebote de la actividad, es decir esto es solo, al igual que en la física, que cuando un objeto esta en caída libre llega a un obstáculo y sufre un pequeño y momentáneo ascenso.
Este equívoco conceptual demuestra desconocimiento y evidencia la orfandad de planes y programas sustentables, esto indubitablemente llevará a profundizar la depresión económica y anímica, a la incertidumbre, a acrecentar la pobreza, a multiplicar el malestar de todos los sectores sociales, a desatender sectores claves del gobierno que son conducidos irresponsablemente como las Relaciones Exteriores, y la educación dolosamente abandonada y menospreciada, en definitiva todo librado a dolorosas e imprevisibles consecuencias.
Finalmente, para hacer las cosas más incomprensibles, los sectores que funcionan con eficiencia, como es el campo, son castigados y sistemáticamente atacados; la medicina prepaga, ejemplo de excelencias, hoy sobre ella sobrevuela la amenaza de la estatización.
¿La gran pregunta es?: Esto es impericia, torpeza, error o aquí hay un propósito y plan concreto, cierto y en ejecución, seria pecar de ingenuos suponer las primeras conclusiones.
¿Dónde y cómo estamos?
Una funesta lacra en total estado de descomposición es gran parte de la clase dirigente integrada por políticos, dirigentes empresarios y obreros, y parte de la justicia que desde hace décadas gobierna mintiendo, robando, saqueando y destruyendo lo poco que queda de la República. Ahora, el destino envía la pandemia para acrecentar el drama y cubrir con un mato de justificación y sombra tanta culpa.
¿Entonces que está pasando? Si se observa a La Cámpora y el Instituto Patria, que pueden provocar daños irreversibles a las instituciones, porque vinieron por todo, dado a que toman de ejemplo la Rusia de Putin o la China comunista-capitalista, que en connivencia entre amigos-socios del poder se quedarán con todas las empresas que puedan extorsionar y comprar a precio vil y las que se resistan terminarán expropiadas y estatizadas. Pareciera que se comienza a asistir a un capitalismo que se asemeja al de la Edad Media donde el Señor Feudal y su Corte disponen de todo y la plebe trabaja y en silencio obedece, solo a cambio de un poco de pan y mucho circo.
Pareciera que se comienza a asistir a un capitalismo que se asemeja al de la Edad Media donde el Señor Feudal y su Corte disponen de todo y la plebe trabaja y en silencio obedece
Así, el futuro es sombrío, Cristina Fernández de Kirchner es muy inteligente, intuitiva y despierta, con una experiencia que nadie puede igualar, hace 20 años que cogobierna o directamente gobierna, esto la hace inimaginablemente más peligrosa dado su personalidad mística y autocrática.
No es necesario buscar ejemplos lejanos de cómo un autócrata populista e irresponsable puede precipitar a un país ordenado al descontrol y el caos, simplemente basta con observar las acciones terroristas que protagonizaron días pasados partidarios y seguidores del presidente Donald Trump en el Capitolio de los EE.UU, un país con más de 200 años de democracia ininterrumpida y consolidada.
Cristina Fernández de Kirchner demostró su superior habilidad y conocimiento del terreno que pisa cuando sorpresivamente advierte que ella al frente de una fórmula presidencial no podía ganar, designa como cabeza de la boleta a Alberto Fernández, bien lo conocía y sabía hasta dónde podía llegar y cómo conducirlo según sus objetivos y propósitos.
Por otra parte, la personalidad del Presidente que hoy se pone en evidencia, se caracteriza por lo alejado que son sus percepciones, juicios y reacciones en cuanto a la realidad de los hechos, la sordera a los justos reclamos y sus invariables, volubles y cambiantes opiniones y decisiones que lo hacen absolutamente no creíble; y que solo siembran incertidumbre.
Por otra parte, Mauricio Macri, su oponente, venía desgastado, descreído y repudiado por el acelerado e irresponsable endeudamiento externo, el descontrol de la inflación y la creciente pobreza que había prometido terminar, en definitiva dirigente desorientado, sin ideas y que solo se autoexcluyó.
En definitiva Macri esa bala de plata que la oposición suponía con la que podría terminar con el peronismo y destruir a Cristina Fernández de Kirchner solo resultó una bala de latón y oxidado, ya habilitó a la expresidente a posicionar a su hijo Máximo como el Delfín heredero de la dinastía Kirchner.
Mientras tanto, miles de pyme y economías regionales reclaman, imploran ser escuchadas y atendidas, y otras sucumben irreversiblemente porque su capital se extinguió, grandes empresas que emigran, argentinos que se radican en el exterior, las expectativas laborales de cientos de miles de obreros y empleados solo son una quimera.
Tampoco es solución rogar a Dios que aparezca, como dicen los mexicanos, un “tapado idóneo y honesto” que mueva las aguas estancadas, malolientes, nauseabundas y las purifique y potabilice, ya que en el proceso la nave colmada de atormentados argentinos continúa sin demoras ni pausas camino a un seguro naufragio.
En la vida de las personas, como en la historia de las naciones hay momentos en que el destino conmina a definir cuál camino a seguir, equivocarse puede determinar la suerte de una vida o el rumbo de una nación.
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