La semana comenzó con la noticia de que Irán está enriqueciendo uranio a un 20% en su instalación subterránea entre las montañas de Fordo, a una pureza mucho mayor de la permitida en el pacto nuclear de 2015, violando las promesas a la comunidad internacional.
Lo anunciaron las autoridades iraníes y también la Agencia Internacional para la Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés). Por lo tanto, habría que tomárselo en serio.
Pero Irán ya había incumplido en 2019 el límite de pureza que se le impuso en el pacto, firmado entre la nación persa y otras seis potencias, que era el 3.67%, pero el enriquecimiento no subió del 4.5% desde entonces.
¿Por qué ahora sí?
Porque, como respuesta al asesinato del científico nuclear jefe iraní; Moshen Fakhrizadeh, el pasado mes de noviembre, fue aprobada una ley en el parlamento persa que exigía del gobierno reanudar el enriquecimiento al 20% si las sanciones impuestas a los sectores petrolíferos y financieros del país no se relajaban en dos meses.
La nueva ley también impide la entrada a los inspectores de la ONU a las instalaciones nucleares de Natanz y Fordo. Es decir, la República Islámica había firmado un pacto y si bien lo había infringido antes, ahora muestra abiertamente su desdén por él. Teniendo en cuenta estos datos, no parece descabellado suponer que las intenciones iraníes no son pacíficas.
Y, sí, Irán insiste en que su programa nuclear es exclusivamente para uso civil y no bélico, pero también proclama a los cuatro vientos su deseo de destruir a la “entidad sionista”, léase, Israel. Por eso la lógica indica que no habría que infravalorar sus avances en el enriquecimiento de uranio.
Y no solo deberían estar ojo avizor los países vecinos, como Israel, sino toda nación que tenga aspiraciones a seguir siendo democrática y tolerante. Esté donde esté en el planeta.
Si Irán ha incumplido y mentido en tantas ocasiones sobre su capacidad armamentística, ¿qué hace pensar que vaya a dejar de hacerlo?
Así como en 2010 también la Unión Europea, los Estados Unidos y la ONU comenzaron a sospechar que Irán estaba tratando de desarrollar armas atómicas, y decidieron implementar sanciones económicas, ahora, tras las revelaciones de la inteligencia israelí sobre las diversas instalaciones nucleares iraníes, esta última noticia debería servir como una llamada de atención para todos los que creen que la política para con Irán debería ser el apaciguamiento.
El pacto nuclear de 2015 firmado con China, Francia, Alemania, Rusia, Gran Bretaña y EEUU pretendía restringir el programa de modo verificable a cambio de un alivio de las sanciones.
Vimos que Irán no lo respetó. Y ese fue el motivo de la retirada de EEUU del acuerdo.
El uranio poco enriquecido, que suele tener una concentración de 3 a 5% de U-235, que es el isotopo usado para la fisión nuclear, se puede utilizar para producir combustible para plantas nucleares comerciales.
El uranio enriquecido, por otro lado, tiene una concentración de U-235 del 20% o más y es utilizado en reactores de investigación. El uranio para armas debe enriquecerse en un 90%. ¿Queremos esperar a que eso suceda?
Seguí leyendo: