Sobre las reflexiones del obispo García y el aborto libre (o el síntoma de la enfermedad de nuestra democracia)

“Nadie nos obliga matar sino muy por el contrario a redoblar nuestro trabajo para que muchos tengan vida y vida en abundancia”

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Monseñor Eduardo García, obispo de
Monseñor Eduardo García, obispo de San Justo

“No tomarás el nombre de Dios en vano” (Éxodo 20,7) Segundo mandamiento de la ley de Dios (Decálogo de judíos y cristianos)

“Un día histórico que nos duele”

El 14 de junio del 2018 mientras los diputados daban media sanción al proyecto de legalización del aborto, el obispo de San Justo, partido de La Matanza, en la provincia de Buenos Aires, monseñor Eduardo García, escribió una carta titulada: “Es un día histórico… que nos duele”.

El 30 de diciembre del 2020 cuando, “bajo otro signo político”, se aprobó un proyecto semejante, releyendo sus propias palabras, reafirmó aquella carta que hoy comentamos.

García, un obispo pobre para los pobres

Es la diócesis con la mayor cantidad de familias pobres y extremadamente pobres del país. Lleva más de 70 años derramando su existencia con un crecimiento comparable al del enriquecimiento de algunos funcionarios públicos de esa comunidad en los últimos 20.

En el 2014 el Papa designó al frente de esa diócesis a monseñor García, que había sido uno de sus más estrechos colaboradores en Buenos Aires y quien, con el empeño de un santo, desarrolla desde entonces un trabajo pastoral y de servicio en la lucha por las vidas sumergidas.

“Sin dudas -dice García en su carta -a muchos argentinos este día nos duele. Y no sólo a los que formamos parte de la Iglesia de Jesús, sino a todos los hombres de buena voluntad que luchan por la vida”. Y agrega: “Busquemos por donde busquemos, el aborto es muerte, se condena a la pena de muerte a quien no puede defenderse”.

“En un tiempo tan difícil como el que estamos atravesando -sigue diciendo -donde la pandemia mostró como colapsa en 5 minutos el sistema sanitario, la educación, la seguridad, en un año en el cual el hambre le pegó a nuestros barrios y se aumentaron de 1 a 10 los comedores, donde muchos trabajadores se quedaron sin nada, donde muchas pequeñas y grandes empresas cerraron o se tragaron los ahorros, donde el pánico y el miedo están causando estragos en la convivencia social…” pregunta “Senadores, ¿hacía falta pegarle esta estocada al pueblo agregando una ley de muerte?... Son patéticos y contradictorios...”.

“Se disfrazaron de solidarios”

Y agrega el Obispo: “...hasta con lágrimas, algunos (legisladores) se disfrazaron de solidarios ante situaciones de injusticia por los embarazos no deseados, mientras no se les mueve un pelo por la vida nacida abandonada y estropeada por el paco; es claro, muchos viven y se benefician con esas muertes ‘tampoco deseadas’”, dijo, en alusión a la complicidad con el multimillonario negocio de la droga, tal como ocurre en La Matanza.

“Hoy también es un día histórico porque la ignorancia se ha sobrepuesto al sentido común, cuando se duda que haya vida desde la concepción (y luego) si hay vida, se debate si esa vida es “persona”… y (los que hablan) muchas veces no pueden hilar dos ideas coherentes”.

Hablan en nombre de las madres pobres

Dice el obispo que muchos legisladores “han tenido la desvergüenza (de decir) que llevaban la voz de las mujeres de los barrios. ¡Mentirosos! pisen un poco el barro y se van a dar cuenta que las mujeres de nuestros sectores más populares no le hacen asco a la vida y la llevan para adelante sin desembarazarse. "

¿Qué van a hacer con el hambre de los pibes pobres?

“Es un día histórico, -siguió diciendo el prelado -y si empezamos el camino de sacarnos de encima lo que nos molesta o incomoda, me pregunto: ¿qué vamos a hacer con el hambre de los chicos ¿otra gran Herodes? ¿los mandamos a matar para no verlos, así se acaba el problema?”

Soldados del “plan Rockefeller” (o el imperialismo cultural)

“Raíces, patria, pueblo hoy parecen palabras ajenas a los que nos gobiernan. ..entre los que (a causa de la ley) no nazcan, quizás esté aquel que nos podría haber llegado a entender y a acompañar para (que) seamos una nación donde se respete la dignidad de cada uno, donde no haya descartados, ni tirados al volquete, donde no aspiremos a estar a la vanguardia con otros pueblos que se caen a pedazos… Nos están colonizando y devorando”. Dice García.

Trabajemos para que muchos tengan vida y vida en abundancia

“Sin embargo “esta ley no obliga a abortar”. Junto con muchos argentinos de buena voluntad seguimos afirmando “que el aborto es un crimen, que el aborto es muerte” y “nadie nos obliga matar sino muy por el contrario a redoblar nuestro trabajo para que muchos tengan vida y vida en abundancia”, expresó el Obispo de San Justo.

El proyecto y la aprobación de la ley de aborto libre exhibe el síntoma de la grave enfermedad de nuestra democracia

La crudeza en la descripción de una realidad que Monseñor García vive cotidianamente junto al pueblo nos tiene que hacer ver que el sistema democrático argentino está enfermo y que es oportuno preguntarnos por qué vivimos en una democracia débil, sin horizonte ético, meramente formal, de rumbo errático, con funcionarios mentirosos, venales y contradictorios. Si miramos bien, el proceso de la ley que comentamos nos ofrece un claro síntoma de la raíz del mal.

Algunos de los autores del proyecto de ley de “aborto libre”, comenzando por el Presidente y muchos de los que votaron a favor, juraron por Dios en el momento de asumir sus cargos. Esto significa que profanaron su Nombre (Segundo mandamiento de la Ley). Al pronunciar el “Yo juro” (por Dios) tomaron su nombre en vano y eso representa -al margen del juicio que merezca en el campo estrictamente religioso -un brutal ataque a la fe y al lenguaje como tal y, por ende, el derrumbe del sistema esencial de creencias. “Estos Santos Evangelios” no son un libro, son los testimonios de la encarnadura y la vida del Hijo. Recordemos que el pueblo, como dice Bergoglio, “es una categoría histórica y mítica” y de esa construcción nace la con-vivencia democrática y una Constitución no es un mero librito sino una forma de vida, una constitución vivida. Si no comprendemos que sin un sistema básico de creencias no se puede incluir al sujeto en los pactos y los acuerdos socio-simbólicos fundantes del pueblo de la patria ingresamos por el camino de la disolución y la muerte. No olvidemos que las naciones también mueren.

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