De la carne a la pobreza y los jubilados: la trampa de las comparaciones imposibles con Alemania

La afirmación del presidente Alberto Fernández acerca de que en Argentina se paga por la carne lo mismo que en Alemania es errónea

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Fotografía que muestra una góndola
Fotografía que muestra una góndola de carne, con su respectivos precios (Foto: EFE)

Si los argentinos pagaran por la carne el mismo precio que los alemanes, los supermercados arderían y el asado de los domingos sería un imposible. No, en Argentina no se paga por la carne ni por asomo lo mismo que en Alemania. Los alemanes pagan entre cuatro y ocho veces más por la carne argentina que importan, y el perfil de cortes que se consume allí es diferente al del gusto argentino.

Todo surge a partir de una reflexión de hoy del presidente Alberto Fernández en una entrevista en Radio con vos: “El mundo demanda carne, producen en pesos, pero ¿por qué los argentinos pagan el kilo de asado como lo paga un chino, un francés o un alemán? Si producen todo en pesos, ¿por qué?”.

La pregunta retórica del presidente parte de una premisa errónea, la de que en Argentina se paga por la carne lo que se paga en Europa.

Martin Jellousheg, argentino y exportador de carne, vive en Italia, pero acaba de pasar unos días en el país. “Un kilo de lomo allá vale 40 euros. Acá en el supermercado lo encontré a seis euros. Llené el changuito, no lo podía creer”, dijo a Infobae.

Cuando Jellousheg hace el cálculo de pesos a euros utiliza el “euro blue”. Si en el mercado oficial de cambios un euro se cotiza a 107 pesos, en el informal llega a los 200. Y como la abrumadora mayoría de los argentinos no tiene acceso al mercado oficial de cambios, lo lógico al establecer comparaciones es apelar al “euro blue”. Si se tomara el cambio oficial, el lomo que Jellousheg compra en Italia a 40 euros el kilo, aquí se lo vendían a unos 11,50. La diferencia sigue siendo enorme.

Eso no significa necesariamente que la carne sea barata en Argentina, porque esos seis u 11,50 euros en comparación con los 40 hay que verlos en función del nivel de ingresos de la población en cada país. Y ahí la diferencia es enorme. Pero la carne argentina no se vende al mismo precio en Argentina que en Alemania.

La comparación con Alemania es recurrente en los gobiernos kirchneristas. Cristina Kirchner, antes de asumir en 2007 su primera presidencia, se planteó un objetivo ambicioso: Me gustaría ser un país exportador como Alemania, con un altísimo grado de tecnología, que es lo que lo distingue, el valor agregado, la innovación tecnológica”.

Años después, su entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, planteó que en el país europeo había más pobreza que en Argentina. Recientemente, Máximo Kirchner comparó la situación de los jubilados alemanes y los argentinos. La jubilación mínima en Argentina no llega a los 100 euros si se toma la cotización “blue”, y la jubilación promedio no va mucho más allá. El Defensor del Pueblo de la Tercera Edad calcula que el 70 por ciento de los jubilados no cubre sus necesidades básicas. En Alemania, la pensión media ronda los 1.000 euros. La línea de pobreza está situada en los 960 euros.

El presidente Fernández se pregunta por qué los argentinos pagan por el kilo de asado lo mismo que los alemanes, franceses y chinos, pero lo cierto es que en Alemania no se consume asado. “Al argentino no le importan los cortes que come el alemán. Al alemán le das un asado y no lo sabe comer, se lo da a los perros. El lomo es un corte para Capital Federal. El alemán come un corte desgrasado”, dice a Infobae Harry Fuller, otro exportador de carne argentina.

Jellousheg profundiza en el tema: “Los alemanes comen lomo, cuadril, bife ancho y bife angosto. Y no compran carne para hacer asados, la carne es algo que se come cuando se va afuera, al restaurante, no es para la casa”.

Un vistazo a los precios de la carne argentina en “Metro”, un supermercado mayorista alemán, muestra valores de entre 14 y 30 euros (2.800 y 6.000 pesos) el kilo. En los escasos supermercados minoristas que venden algún corte argentino, el valor es aún mayor. Ninguno de esos cortes es asado. La parrillada mixta de ternera en uno de los principales supermercados argentinos se cotiza a 539 pesos, 2,70 euros al cambio blue, o cinco euros al cambio oficial.

Según Jellousheg, el lomo que se come en Argentina es de mayor calidad, más sabroso que el que consumen los alemanes, entre otras razones porque proviene de una vaca más chica.

Fuller escuchó el pedido de Fernández en cuanto a los precios -”Garanticen al argentino lo que consume y eso cóbrenlo como corresponde a la Argentina. Del resto exporten todo lo que quieran, al precio que se les dé la gana”-, pero tiene una explicación diferente para el asunto: “Los cortes baratos y populares son posibles en tanto y en cuanto se exporte”. “Vos tenés que venderlo lo más caro que puedas en Alemania para venderlo lo más barato posible en Argentina. Porque así cubrís los costos. Si prohibís la exportación a Alemania de los cortes caros vas a encarecer los cortes baratos en Argentina”.

“Deberíamos mirar a Uruguay”, añade. “Uruguay hizo cortes populares baratos que provienen de la importación, y todos los cortes caros los exporta. Argentina exporta cortes baratos a Uruguay y exporta todo su cerdo a China. El cerdo barato que consumimos viene de Brasil”.

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