Los caminos que te pueden llevar al crecimiento

Qué habilidades debieras desarrollar para no ser parte del colapso

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En una soleada mañana de agosto de 1985 cruzaba la Plaza de Mayo en compañía de Alejandro Prince (entonces Texas Instruments), Carlos Kaplan (entonces AyC Consultores), Adolfo Fregotte y Jonas Braguinsky (entonces Inforexco) y nos preparábamos para entrevistarnos con el Presidente Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Nos acompañaba una pequeña comitiva de empresarios y docentes y allí iba yo con la arrogancia y la inconsciencia que puedes tener a los treinta y dos años haciendo las veces de Director General de tan argentino grupo. La anécdota sería casi menor si no aclarara que nos acompañaba el Dr. Alvin Toffler (1928-2016), célebre en el mundo entero sobre sus libros de prospectiva (”El Shock del Futuro”, “La Tercera Ola” y más). El Dr. Toffler estaba doctorado en Sociología, Filosofía, Ciencias Sociales y con un arco de conocimiento que llegaba hasta las tecnologías más disruptivas de ese momento, como la digitalización y la biogenética. Juntando plata entre varios, habíamos logrado llegar a los u$s 25.000 de sus honorarios, más dos pasajes en la primera clase de PANAM (para él y su eterna compañera, Heidi Farrell). “El shock del futuro” era entonces un best-seller mundial y con su pensamiento premonitorio único y lateral, el Dr. Toffler pronosticaba que el futuro de la humanidad no iba a depender de la producción industrial o los commodities, sino del conocimiento.

Argentina en ese momento atravesaba una cierta estabilidad consecuencia del llamado “Plan Primavera”, impulsado por el Dr. Juan Vital Sourrouille, Ministro de Economía de esos tiempos. Recuerdo que el Dr. Alfonsín (admirado por quien escribe estas líneas) estaba exultante y le contaba (traductores mediante) al Dr. Toffler lo bien que estaba el país y el potencial que tenía como país agroexportador. Días antes, yo le había acercado al Dr. Ricardo Pueyrredón, Secretario de Ceremonial y Protocolo, unos libros del Dr. Toffler, acompañado de unas pocas páginas escritas en mi máquina de escribir, resumiendo el pensamiento de tamaño pensador. La reunión fue afable y estábamos cómodamente sentados en una larga mesa donde abundaban cafés y medialunas. Pero en un instante un rayo cayó sobre Balcarce 50. El Excelentísimo Señor Presidente de la Nación le preguntó a Toffler si compartía esta visión de crecimiento esperado de nuestra economía. El Dr. Alvin Toffler, con centenas de conferencias dictadas por el mundo, consultor de varios presidentes de países del mundo y considerado el “Gurú del Futuro”, le respondió con esa marcada pronunciación inglesa de las elites universitarias del noreste americano, que Argentina no tenía futuro alguno si no se reconvertía a la biogenética, al valor agregado de los productos del agro y si no adoptaba las ciencias duras (luego llamadas STEM) como eje del crecimiento del país. Silencio en la sala, incomodidad notable y balbuceo de las autoridades argentinas. La reunión terminó pocos minutos después y todos nos retiramos envueltos en ese presagio tan marcado y definitorio. Recuerdo que luego el Dr. Toffler quiso conocer una “villa miseria” y allá fueron mis amigos Alejandro Prince y Federico Cooke, con custodia mediante, a adentrarse en la marginalidad de La Cava, en ese momento la única villa más cercana e importante que podías encontrar en AMBA. Su conferencia a los pocos días en el Sheraton Hotel fue deslumbrante, avasalladora. Por lo menos para mí, simplemente un before & after.

Son tiempos que marcaron mis decisiones futuras como profesional. Con miles de errores avancé sabiendo que la forma más fácil de ser parte de la decadencia es culpar a los terceros que nos rodean o responsabilizar a variables exógenas del país o directamente pensar que ya tienes los naipes tirados. Hoy sé que transitamos tiempos de desánimos, de sentirnos que estamos en plena oscuridad y sin chance alguna de poder avanzar. Afuera, en otros lejanos lugares, por el contrario y a pesar de todas las dificultades, el mundo discurre entre sobresaltos pero avanza.

Satya Narayana Nadella (1967- ) nació en Hyderabad, India. Su padre era un simple funcionario público y su madre profesora de sánscrito. Satya soñaba con ser un gran jugador de cricket, pero luego de gastar tiempos y esperanzas se dio cuenta que jamás triunfaría en ese deporte. Sus sueños eran altos, sus posibilidades eran bajas. Tomó entonces una radical decisión y comenzó a estudiar Ingeniería Eléctrica en el Instituto de Tecnología de Manipal, donde se recibió a los 21 años. La pregunta que debemos respondernos es cómo logró Satya Narayana Nadella llegar a ser el número uno de Microsoft en el 2014 y manejar así una de las empresas de punta del mundo. Satya navegó entre complejos idiomas como el Telugu, el Urdu, pero también incorporó el Hindi, sin llegar a tener conocimientos tan profundos del Bengalí, del Tamil, del Odia y decenas de idiomas más que quizás le ayudaron a conformar una mentalidad tan abierta que le permitió crecer y desembarcar a los 32 años en Microsoft.

Sundar Pichai (1972- ) nació en Chennai, India. Su padre era ingeniero electrónico y su madre era taquígrafa. Su infancia fue dentro de un barrio marginal y viviendo en un apretado dos ambientes junto a varios hermanos. Sundar logró recibirse de Ingeniero Mecánico graduado con honores en la Universidad de Kharagpur, lo cual le permitió ganar una beca y obtener (con honores también) un MBA en el Wharton School de la Universidad de Pennsylvania. Sundar Pichai ingresa en Google en el 2004, llegando a ser su CEO en el 2015. A Sundar y sus equipos le debemos la creación del Google Maps, Google Drive, Google Chrome y varios increíbles desarrollos más.

Seguramente nunca hayas escuchado hablar ni del Ingeniero Nadella ni del MBA Pichai. Pero allí están comandando Microsoft y Google respectivamente. Ellos son parte de la enorme ola de STEM (Acrónimo de Science, Technology, Engineering y Mathematics). Los “STEM” modelan, estudian y crecen bajo ámbitos que buscan integrar las ciencias con un enfoque de enseñanza basado en el intercambio de disciplinas y aplicando permanentemente conocimientos de ciencias y matemáticas. Permíteme que te dé otro dato más escalofriante aún. En este preciso momento hay trescientos millones de chinos estudiando inglés, a los que debemos sumarle unos cincuenta millones que ya lo hablan y escriben a la perfección. Se estima que para el 2050 China tendrá más anglo parlantes que USA y UK sumados. Mientras que China gradúa anualmente unos 4.700.000 y la India unos 2.600.000 “STEM”, USA solo gradúa 560.000. Y los países que van a la zaga son Rusia, Irán, Indonesia y Japón. Antes de seguir al otro párrafo te recomiendo detenerte y releer estos últimos renglones. Ante el colapso que ya atraviesa nuestro país, es obligación que nuestros dirigentes se planteen que tipo de educación queremos tener. Y dado que estoy seguro de que ellos no se lo están planteando, ya que están en discusiones triviales o dando batallas que en el mundo ya no se libran, creo que sería importante que por lo menos nosotros como empresarios, docentes o padres, pensemos por sobre la ceguera de ellos. Aquí va mi pequeño recetario de bolsillo:

—El mundo de los STEM: Hace poco escribí unas reflexiones acerca de “Serás Algoritmo”, te recomiendo buscar la nota en Infobae o en www.gennari.us Contra todo pronóstico acerca de vanas luchas contra la privacidad, el mundo va dirigido hacia saber mucho más de nosotros, al punto de que se llegará también a respetar nuestros espacios de silencio. Esto es ciencia pura. No llegarás a tener estas habilidades estudiando ciencias o tecnicaturas blandas.

—El fin de la especialización: Entre 1970 y comenzando los 2000 todo parecía encaminarse a los “súper especialistas”. Hasta que apareció el Da Vinci del Siglo XX, Steve Jobs, y fusionó el arte puro con el mayor adelanto de la tecnología hasta ese momento, introduciendo la línea iPhone. Hoy ser un especialista es ser en parte carenciado. Pasa en la medicina, si no sabés también robótica. Pasa en el agro, si no estás al tanto de modelos predictivos de tiempo. Cada especialización tiene un complemento 100% STEM.

—Ser local es quedarse solo: Si quieres crecer, ganar dinero y tener un estándar de vida bueno, deberás internacionalizarte. Toma de ejemplo a los chinos, hindúes, indonesios que tienen solo foco hacia el exterior. Tu mirada debe ir mucho más allá del horizonte. ¿Solo usas Facebook, Instagram e Linkedin para mostrar lo lindo o linda que eres o alardear de tus “logros” recientes? ¿Cuántas veces has usado las redes para contactarte con pares de tu mismo ámbito, pero de otros países? ¿Acaso médicos, ingenieros, bioquímicos, productores de otras latitudes no tienen quizás tus mismos problemas? ¿En lugar de tener 1.000 “no amigos” en las redes, no será mejor tener un pequeño círculo de pertenencia de una decena de colegas dispersos por el mundo con los cuales puedas intercambiar ideas y compartir problemas? Solo como ejemplo, ¿si eres oftalmólogo tienes un grupo reducido de unos veinte colegas más viviendo en veinte países distintos?

—Quejarse es quedarse: Si no tienes la fortaleza de mirarte al espejo y decirte de todo lo que careces y darte cuenta de que tu ignorancia es mucho más inmensa que la inteligencia que tienes, nunca podrás salir adelante. Peor aún es si crees que la responsabilidad de lo que te pasa es del gobernante que te administra en suerte o desgracia.

—Da las batallas que correspondan: Vivimos tiempos donde las sociedades se han vuelto extremadamente individualistas y narcisistas (pensamiento muy de Giles Lipovetsky) y donde pareciera que las naciones más desarrolladas han perdido las utopías colectivas. Por mi parte estoy convencido de que las sociedades que logren romper esa inercia son las que ganarán en el futuro. Así fue la historia de los Estados Unidos post guerra y quizás sea la historia de China en este siglo. Nosotros, por aquí, estamos encerrados en levantar banderas de supuestas libertades lo cual nos lleva más aún a un híper individualismo extremo. Nos pintamos de pañuelos celestes o azules, cuando nadie sabe cómo resolver ni los problemas de adopción, ni la pobreza infantil, ni el hambre de los niños, ni las técnicas medicinales y de salubridad mínimas como para que una mujer pueda sobrevivir a un aborto, pensando que por leyes aprobadas los problemas ya resueltos están. El mundo ya se fue hacia otro lado y el mismo está caracterizado por la irrupción de las nuevas tecnologías. Lo dicho nos debiera obligar a modificar el concepto de cultura que tenemos arraigado de setenta o más años para acá. No discutamos más “que país queremos ser”, discutamos “qué y cómo debemos estudiar” para meternos de cabeza en el mundo STEM, ya que solo así el país se levantará.

—Trabaja el doble y estudia el triple: Te dejo con este pensamiento en el estribo que no merece mayores explicaciones de las que están encerradas en la propia frase. Solo el esfuerzo y el estudio da premios, lo demás es puro cuento.

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