El día después de la legalización del aborto

La ley de interrupción voluntaria del embarazo es un homenaje a la muerte y anuncia el hundimiento de la cultura nacional

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Marcha "pro vida" frente al
Marcha "pro vida" frente al Congreso (Roberto Almeida)

“La vida prenatal del niño es un estado de pura vinculación natural. Pero el infante no reposa sólo en el seno de su madre, sino en la naturaleza entera, en la Magna Mater. Un viejo texto mítico judío afirma que ‘en el seno materno el hombre está iniciado en el Todo, pero con el nacimiento lo olvida’… Esa vinculación cósmica pervive en el fondo del ser humano como una imagen secreta de su deseo”. (Pedro Laín Entralgo, T y R del Otro, pág. 265)

La ley del aborto

Es oportuno que la gente tenga presente los alcances de la ley que se acaba de aprobar. Rompiendo con una larga tradición, el Congreso de la Nación dio doble sanción al proyecto sobre despenalización y legitimación del aborto. Como de hecho ocurría durante la vigencia de la tipificación penal de esa acción y los actos concomitantes nadie será imputado, procesado o condenado por eso. Y las mujeres embarazadas que así lo requieran gozarán de los beneficios que la ley concede (operatividad en el servicio de salud y gratuidad). Por eso mismo la mujer, a diferencia de otras legislaciones como la chilena o uruguaya, sin más trámite, tendrá derecho para abortar debiendo ser atendida en los hospitales públicos o establecimientos privados.

Nuestro pueblo es en su mayoría católico, hay segmentos que pertenecen a las iglesias cristianas evangélicas, también hay minorías judías y musulmanas. En lo que concierne al pueblo católico o también al pueblo fiel de Dios el gobierno es de la Iglesia, lo ejercen los clérigos y siguiendo el orden jerárquico los obispos y cardenales que se reúnen en la Conferencia Episcopal Argentina, todos ellos, desde luego, ordenados a la autoridad máxima universal del Santo Padre -a la sazón -el Papa Francisco.

Las dos vidas

El debate entre legisladores y la sociedad en su conjunto acerca de si el huevo fecundado en el seno materno es una vida, un ser humano en formación o no es nada, pasará a un segundo plano en los medios de prensa tras la promulgación de la ley. Impropiamente Ginés lo calificó de “fenómeno”. Aunque más no sea de paso es oportuno aclarar que lo dicho por el ministro sería una verdad a medias, la peor mentira. Si lo consideramos desde la perspectiva de la física, fenómeno es la transformación que ocurre en la materia, sea un cuerpo, la energía u otro agente de la naturaleza. Claro que en tal caso puede hablarse de un fenómeno y al mismo tiempo de un cuerpo humano vivo. En otro sentido, por fenómeno se entiende “lo que aparece”, o “apariencia”, o “representación” por contraste con realidad o “seres” reales. Cualquiera sea el sentido que quiso atribuirle no es más que otra de las falacias a las que recurrió en su discurso para lograr la aprobación de la ley (léase Claudia Peiró, “Las siete mentiras capitales del Gobierno para justificar su insistencia en legalizar el aborto”).

Gobierno argentino y poderes financieros

El presidente no ocultó durante la campaña su adhesión al aborto y cumplió con presentar el proyecto de ley y gestionar su aprobación. Tras discursos no científicos, mucho menos éticos o religiosos se aprobó.

La ex asesora de la Fundación Ford y actual directora de la fundación Soros, K. N. Ramdas en Twitter felicitó sin disimulos a las activistas argentinas por la ley del aborto. También la directora de la fundación de George Soros y la Open Society Foundations, IPPF (International Planned Parenthood Federation), poderosas ONG que financiaron las campañas “verdes” desde afuera como lo hicieron también en el 2018.

La cultura nacional y un pueblo malherido

El aborto es la destrucción del bien natural por excelencia cualquiera sea el estadio en que se considere la vida. Su legalización es un homenaje a la muerte y anuncia el hundimiento de la cultura nacional. Decía Ortega y Gasset que la cultura es, en el fondo, “un movimiento natatorio”, un bracear de los hombres y mujeres de una comunidad en el mar sin fondo de su existencia con el fin de no hundirse. En ese nadar y sostenernos los pueblos, como los individuos, tenemos que encontrar los dos pulmones esenciales para respirar: el sentido y los valores (ver El hombre en búsqueda de sentido, Víctor Frankl).

Con la puesta en vigencia de la legalización, fuera de los acuerdos de palacio se inicia otro debate no ideológico sino práctico, de donde saldrán a la luz los verdaderos intereses en juego y los sentimientos populares. Práctica en la que se podrán apreciar la fortaleza de nuestra cultura y de nuestros valores éticos y religiosos.

Quien alfombra el camino del poder “imperial” (hoy financiero internacional) es el ateísmo (que niega a Dios) mesiánico y libertino, que actúa desde el valor de la belleza (de la atracción sensual y el goce “eterno”) -como decía Methol Ferré -para aniquilar el bien y la verdad. Y esa es la estrategia seguida por Fernández-Ginés en su avance hacia el marco normativo que se acaba de aprobar aunque con más mentiras y poca belleza.

Acaso producto de la globalización ambos y los legisladores fueron instrumentos de uno de los mayores daños que se haya infligido a la cultura y a la vida física y espiritual de los argentinos.

La Iglesia argentina y el ateísmo perdulario

Hoy queda en claro que la tarea de pastores y maestros de nuestra Iglesia será ardua pero fundamental. No se puede realizar sin lucha. Porque la autogratificación material y sensual del hombre y la mujer en esta sociedad de consumo es el cómplice necesario del poder financiero y de las nuevas formas de totalitarismo global de mercado.

La Iglesia argentina aparece como un faro en la oscuridad y hoy está más fuerte, más unida y más cerca del pueblo que nunca. Y sólo la Iglesia argentina con sus pastores a la cabeza puede afrontar el ateísmo perdulario que se pretende instalar desde el poder. Y digo “pretende” no por la norma positiva en su abstracción ya aprobada, sino por la “práctica” que se propone generalizar. Frente a una práctica hay que oponer otra práctica decía Methol y es precisamente a través de “la atracción cristiana”, haciendo vivo el Evangelio y dando testimonio de la potencia inigualable de la mujer y madre, donde se ha de reconstruir la unidad de verdad, bien y belleza que son la esencia del amor. Tenemos muchos ejemplos de curas y obispos que -siguiendo los ejemplos de San Francisco de Asís o San José Brochero -a diario caminan junto al pueblo.

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