Agonizaba la noche y las jubilaciones. La sesión donde se destruía la movilidad para nuestros adultos mayores cerraba con el discurso épico, de fantasía, de un hijo del privilegio.
En un discurso explosivo y teatral justificando la condena a más desigualdad, Máximo Kirchner sonreía burlonamente. ¿Sería por la ironía de saber que allí se congelaban haberes para unos y se otorgaban dos pensiones de privilegio, con retroactivo millonario para su madre?
La Justicia que ella tanto denosta habilitó a nuestra Vicepresidenta, ex presidenta y viuda del ex presidente, una fortuna escandalosa, irracional y pornográfica.
En un mes podrá embolsar $102 dos millones, algo así como 615 mil dólares, cifra inimaginable para el ahorrista que solo puede comprar 200 de la moneda extranjera.
La Vicepresidenta es doblemente feliz, dos pensiones de privilegio mensuales, un sueldo por su cargo y, como una personalidad de su talla, sin pagar ganancias. Así de hermoso es nuestro país para el kirchnerismo.
Al mismo tiempo que un juez le da mil vueltas al retorno a la cárcel del ex vicepresidente (Amado Boudou) por corrupto, otro magistrado le otorga a ella una fortuna en pensiones y retroactivos.
Ningún otro argentino, mucho menos nuestros jubilados, podrá recordar el 2020 como lo hará Cristina Fernández de Kirchner, su fortuna sigue creciendo gracias a fallos de jueces amigos, mientras las políticas de su gobierno sepultan las esperanzas de crecimiento e igualdad de sus representados.
Mientras tanto, para el resto del país termina un año tremendo, que solo imaginábamos sufrir en una película de ciencia ficción. Junto al resto del mundo fuimos atropellados por una pandemia histórica y aún vigente.
Nos pudimos diferenciar del resto del Planeta porque hemos alcanzado la cuarentena más extensa para cuidar la salud sin importar la economía. No sirvió para cuidar la salud y enfermó aún más nuestras finanzas.
Perdimos a nuestro ídolo futbolístico, despedimos a miles de familiares sin poder abrazarlos, dejamos las escuelas, trabajamos en casa, sufrimos.
Pero en esta Argentina generosa, esa que muchos aseguran que podría ser potencia mundial gracias a su geografía y capacidad de producir, despide el año premiando a una ciudadana como cualquier otra, con un “premio” que le quita a miles.
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