Sátira y libertad de expresión

En un fallo reciente, la Corte Suprema rechazó la demanda que Cecilia Pando le hizo a la Revista Barcelona a raíz de un fotomontaje que la ridiculizaba

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Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti
Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti

En la contratapa de la edición del 13 de agosto de 2010 de la Revista Barcelona se realizó un fotomontaje caricaturesco y satírico de la señora Cecilia Pando de Mercado respecto de sus posturas públicas críticas vinculadas con los procesos penales por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar y con las políticas llevadas a cabo por las autoridades del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas armadas. Ante dicha situación, la señora Pando de Mercado promovió una acción de daños y perjuicios contra la Revista Barcelona. La pretensión resarcitoria fue favorablemente receptada en primera instancia y en el tribunal de alzada que posteriormente intervino.

La causa arribó a de Justicia la cual tuvo que analizar si el montaje fotográfico y las leyendas que lo acompañaban gozaban de la tutela de la libertad de expresión, o bien, se encontraban más allá del ámbito de protección dando lugar a la responsabilidad civil ulterior generada por su publicación. El tribunal decidió revocar la sentencia dictada y rechazar la demanda.

La decisión adoptada por la Corte Suprema de Justicia establece una serie de valiosos parámetros sobre la libertad de expresión crítica que se proyectan más allá del caso debiendo influir definitivamente en los jueces y juezas que deban resolver causas similares.

La sátira como género literario constituye una de las herramientas a través de las cuales se comunican críticas, opiniones y juicios de valor sobre asuntos públicos funcionando como un instrumento de denuncia social que se expresa bajo la forma de un mensaje “oculto” detrás de la risa, la jocosidad o la ironía.

¿Cual es la característica principal de la sátira? Exagerar y deformar agudamente la realidad de modo burlesco. Generar en quien lo lee u observa la percepción de “algo” que no es verídico o exacto. Utilizar un tono o forma socarrona, punzante, virulenta o agresiva para transmitirlo, y de esta manera, provocar en el receptor del discurso crítico risa, sorpresa, estupor, rabia, agitación, bronca. Abordar bajo esa metodología temas religiosos, sociales, políticos, económicos o culturales.

¿Qué clase de sátira utiliza la Revista Barcelona? No difunde noticias o publicaciones enmarcadas en un clima de neutralidad. Exhibe un periodismo de opinión crítico realizado con humor caricaturesco y satírico que no intenta reflejar la realidad tal cual se presenta -o se ha presentado- sino falseando, modificando o desfigurando el escenario que analiza, de modo que, las noticias e imágenes que se insertan en ese ámbito son habitual y notoriamente alteradas.

La sátira social o política al utilizar el humor o lo grotesco para manifestar una crítica o expresar un juicio de valor constituye un modo de expresión de ideas, por lo tanto, está incluida en la tutela constitucional y convencional de la libertad de expresión puesto que amplía los márgenes del debate democrático en temas de interés público.

Los funcionarios públicos y las personas que participan en cuestiones de interés público están expuestos a la crítica ríspida e irritante respecto de su desempeño público por cuanto esto habilita un debate robusto e indispensable para el desarrollo de la vida democrática. Por dicho motivo, la Constitución argentina protege por igual las expresiones inofensivas o bien recibidas y las formuladas de forma agresiva, con vehemencia, dureza o causticidad o que apelan a expresiones irritantes, ásperas, hostiles y molestas para los funcionarios o figuras públicas.

El fotomontaje de Cecilia Pando
El fotomontaje de Cecilia Pando

La caricatura constituye desde hace siglos una de las vías más frecuentes de expresar mediante la burla y la ironía críticas sociales o políticas que, como elemento de participación y control público, coadyuvan a la formación de la opinión pública libre como factor estructural del sistema democrático.

La revista Barcelona publicó una foto del rostro de la señora Pando de Mercado adosada a la de un cuerpo femenino anónimo desnudo lo cual derivó en un planteo sobre la vulneración de derecho a la imagen. La Corte Suprema de Justicia sostuvo que dicho fotomontaje puede ser considerado una manipulación de la imagen asimilable a una caricatura. En este punto afirmó que la esencia de la creación satírica no se pierde por la “tecnología” con la que finalmente se concreta: inicialmente se presentó como dibujo u obra de arte, luego mediante la manipulación fotográfica, actualmente a través de la tecnología digital que reelabora las fisonomías. Con cita directa del caso “Hustler Magazine” resuelto por la Corte Suprema de los Estados Unidos recordó que “la caricatura política es un arma de ataque, de desprecio, ridiculización y sátira; es menos efectiva cuando intenta dar una palmada en la espalda a un político. Suele ser tan bien recibida como la picadura del aguijón de una abeja, y siempre despierta controversias en algún lugar”.

La conclusión que arroja la sentencia es que las expresiones satíricas integradas por imágenes y leyendas están inmersas en la protección deparada a la libertad de expresión, lo cual refleja una fuerte tradición desarrollada en nuestro país a través de publicaciones tales como El Mosquito, Don Quijote, Caras y Caretas (en el siglo 19) y Tía Vicenta y Humor Registrado (en la segunda mitad del siglo 20).

Una mención especial final a la invocación que hace la Corte Suprema de Justicia del “contrato de escritura” expuesto por el entrañable Eliseo Verón que relaciona el discurso con los lectores, y través del cual, es posible afirmar que la enunciación (“las modalidades del decir”) es tan solo una parte de la historia y que en ciertos casos -muy frecuentes en los dominios de la prensa escrita- es la parte de menor importancia en la relación con los lectores cuando de sátira crítica se trata.

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