Corría septiembre del 2019 y diputados y senadores aprobaban la Ley de Emergencia Alimentaria. Con cara compungida por los problemas de alimentación hacían sus apariciones en televisión. Además, como si Argentina fuese el polo Sur, se hacía un gran show mediático para darle un lugar a “tanta” gente que necesitaba un lugar para dormir y un plato de comida caliente. El show consistió en que algunos clubs de fútbol habilitaron sus instalaciones para atender a la gente. Darles de comer, una ducha caliente y un lugar abrigado para dormir a los “sin techo”.
De acuerdo con los datos del Servicio Meteorológico Nacional, la temperatura promedio mínima del invierno de 2019 en CABA fue de 10,2 grados y la temperatura mínima promedio del invierno 2020 fue de 8,6 grados. Es decir, el invierno que le tocó a este gobierno fue más frío que el último de la gestión de Mauricio Macri, sin embargo, por arte de magia, los medios y los políticos que antes eran oposición no estuvieron todo el tiempo “batiendo el parche” sobre el frío que pasaba la gente en estado de calle, los clubes de fútbol no le dieron de comer a nadie y todo pasó como si nada. Claro, estaba la eterna cuarentena que tapaba todo.
El show del crudo invierno mutó al problema de la alimentación. Diputados y senadores, que no se bajaron sus sueldos durante este año, ganaban hasta 10 veces que sus pares españoles, pero lloraban en la televisión con el drama alimentario y sancionaban la citada Ley de Emergencia Alimentaria.
Poco antes de asumir, el presidente Alberto Fernández presentaba el Consejo Federal Argentina la Mesa contra el Hambre. La mesa de la crisis alimentaria convocando a gente del mundo del espectáculo, organizaciones de “derechos humanos”, empresarios que impulsaron el “Consejo Federal Argentina Contra el Hambre” que comenzaría a regir en 2020.
Hasta ahora, no solo se disparó brutalmente la pobreza, crece la desocupación y la indigencia, sino que no reunió La Mesa contra el Hambre
La realidad es que, hasta ahora, no solo se disparó brutalmente la pobreza, crece la desocupación y la indigencia, sino que, encima, a pesar de los controles de precios, Precios Cuidados, atraso de las tarifas de los servicios públicos, etc. el valor de los alimentos crece más rápido que el IPC del Indec.
El gráfico muestra la variación mensual del IPC y de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que marca la línea de indigencia de la población, según el ingreso del adulto del hogar. Como puede verse entre mayo y agosto el IPC aumentó más o igual que la CBA, pero a partir de septiembre se produce el fenómeno inverso. En otras palabras, si al gobierno de Mauricio Macri lo criticaban porque se estaba metiendo con la heladera de la gente, al de Alberto Fernández directamente habría que cuestionarle que le quitó la heladera a la gente y, además, la dejó sin trabajo con la eterna cuarentena.
En lo que va del año la inflación acumuló 29,3%, en tanto que el rubro Alimentos y Bebidas subió 34,7%, según los datos del Índice de Precios al Consumidor del Indec.
En lo que va del año la inflación acumuló 29,3%, en tanto que el rubro Alimentos y Bebidas subió 34,7%, según Indec
Si se comparan esos datos con el último año de Cambiemos, los aumentos fueron del 51,4% y 54,9%, respectivamente, una diferencia de 3,5 puntos porcentuales, a favor de la inflación general, mientras que con el nuevo Gobierno la brecha fue negativa en 5,4 puntos porcentuales.
En otros términos, si se analiza el ritmo de aumento de la canasta básica alimentaria con Alberto Fernández ha tenido un desempeño notablemente peor que en el último año de presidencia de Mauricio Macri, 8,9 puntos porcentuales negativo, con el agravante de que la actividad tuvo un desplome fenomenal, comparado con el resto del mundo.
El argumento que podría dar el Gobierno es que la pandemia tuvo la culpa de hacer caer el nivel de actividad, pero ese efecto ocurrió en todo el planeta, pero, en general, con menor virulencia que en la Argentina, según los últimos datos al tercer trimestre. La caída del PBI en ese período en comparación con el de un año antes es interesante cotejarla con la observada en España e Italia, dos países cuyas economías se asientan mucho en el turismo.
España recibió en 2019, antes de la pandemia, 83,7 millones de turistas extranjeros, 11 veces más que la Argentina; y en el caso puntual de octubre de ese año llegaron 7,6 millones de viajeros del resto del mundo, y un año después se redujo a 1 millón. Por su parte, Italia, recibió 64,5 millones de turistas en 2019 y todavía no hay datos sobre 2020 pero se estima que solo en Roma, Florencia, Milán, Turín y Venecia llegaron 34 millones menos. Y sin embargo su PBI cayó menos que el de Argentina.
Si bien el Gobierno puede escudarse en la cuarentena para justificar su mal desempeño económico, lo cierto es que los groseros errores de política cometidos, la ausencia de un plan, de un horizonte de reglas de juego, de los intereses diferentes a los que tiene la gente respecto a sus dirigentes y un Presidente que no termina de demostrar su verdadera independencia de la vicepresidencia, explican las terribles caídas de actividad, de aumento de la pobreza, indigencia y desocupación.
Y ese récord lo logra habiendo congelado las tarifas de los servicios públicos, los precios y regulado el tipo de cambio. Cuando se destapen esas variables, no habrá pandemia que justifique la crisis que se avecina, en particular la social, con mayor pobreza, suba de la desocupación y mayores problemas de alimentación, ahora sí sin el show de la Mesa del Hambre.
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