Alguien dijo por allí que “Los Presidentes no heredan problemas, ya que se supone que los debieran conocer de antemano. Se los elige justamente para que los arreglen. Culpar a los antecesores es de mediocres”. Por lo menos en mi vida empresaria siempre ha sido así, ya que el crédito que recibes cuando asumes una responsabilidad no creas que te durará más que unos pocos meses. Luego todo estará bajo tu sola responsabilidad. Y dentro de las instituciones democráticas esto debiera ser más marcado aún. La verdad es que cansado estoy, escuchando tanto lamento y culpa tiradas a diestra y siniestra. Quién llega al gobierno pareciera que está recién desembarcando en Marte y que nada conociera sobre él. Ya todos sabemos que la Pandemia fue una trompada mundial que a todos ha afectado, pero él que se apropie de ella aduciendo que es la raíz de todos nuestros males, debiera ser considerado un ser menor.
Trataré de resumir 10 lecciones o hechos de los que debiéramos aprender (o como mínimo tener memoria), más destacados del 2020. No están colocados en orden de importancia. Pero de la mano de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) buscaré encontrar mis habituales analogías o tributos, como usualmente lo hago en mis clases. Para introducirnos un poco, digamos que Goethe, es considerado el poeta y novelista que más contribuyó al desarrollo del Romanticismo. Como mente superior, pocos saben que fue también científico. Algunos lo consideran, al igual que a Leonardo Da Vinci, como un Verdadero Hombre Universal. En Lanús diríamos un “Capo”, en otros lugares dirían un “Grosso” y en todos los tiempos y espacios dirían que abrió caminos nunca explorados. Vamos por el top ten.
La Ilusión perdida
De haber estado Goethe aquí con nosotros hubiera dicho que “Todo comienzo tiene su encanto”. Es esa irresistible necesidad acerca de creer y tener fe ante un nuevo camino. Los que apostamos por el cambio en el 2015, recibimos (al igual que todos los argentinos) un mazazo por la ineptitud y liviandad de la administración 2015-2019. No encuentro palabras para describir la desilusión en nuestros corazones y ver que al final de la gestión se dejaba un país con una deuda externa mucho mayor, una recesión galopante, un cepo cambiario impuesto y una inflación sin control. En suma, todo lo opuesto a lo que se esperaba en el 2015. Peor aún, como muestra de la palmaria ineptitud, esa misma administración transformada en oposición fue y es de una insoportable levedad, sin garra ni ideas, sin fuerza ni visión. La nada misma. Creyeron que con reuniones “chill out”, juntadas de auto motivación y asesores ecuatorianos, se podría revertir la tendencia. No fueron revolución, ni llegaron siquiera a escaramuza. No fueron un grito, solo un susurro.
La improvisación conduce a la nada misma
Al asumir la nueva gestión “bicomando” o quizás mejor dicho “monocomanda”, respetando el inclusivo, nos dijeron que nuestras heladeras reventarían en exceso y más aún, asado para todos habría. Doy crédito al COVID-19 como fuerte atenuante, pero la sepultura de los sueños llegó con las declaraciones explícitas acerca de que no había un plan y que el mismo sería construido día a día. De movida, casi al minuto del partido, nos dimos cuenta que salíamos a jugar contra Brasil con jugadores sin experiencia y sin planificación. La goleada estaba por venir. Mientras escribo esta nota, leo que el FMI acercó solapadamente un Plan al Seleccionado de Científicos, lo cual es como si te lo mandara la FIFA, siguiendo el hilo futbolero. Goethe nos dejaría su frase: “No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer”.
La Justicia que no ajusticia
Hojas enteras de diarios, discursos sin fin, debates ruidosos para poner sobre la mesa una Reforma de la Justicia que nadie entiende y más aún a nadie le interesa. A propósito y perdón por la ironía, ¿alguien sabe qué es un Procurador? Cuando el pueblo huele estos cambios, los comunes tendemos a pensar que por algún lado vendrá el salvo conducto y que los destinatarios no seremos justamente nosotros. ¿No sería más fácil (en el mientras tanto) ir cerrando juicios y metiendo en prisión, castigando o exculpando a los imputados? El maestro alemán nos deja: “La corrección hace mucho, pero el estímulo hace más”.
La pobreza golpeando a tu puerta
Caída del PBI en el orden del 12% (por encima de la media de todos los países latinos), la pobreza en rangos del 50% (en el granero del mundo!) y un nivel de ocupación paupérrimo. El país está sostenido con la inviabilidad de los planes de asistencia. El tejido social empezó a romperse. Muchos no quieren reconocerse en esos “otros” a los que consideran marginales y no nos damos cuenta que ya casi somos nosotros mismos. El país ya es pobre. Reconocerlo es empezar a darnos cuenta del plan que debiera pensarse como mínimo a 30 años. Tendremos la capacidad de venos pobres y saber que debemos salir de este estado?. Goethe al pie: “Muchos hombres no se equivocan jamás porque no se proponen nada razonable”.
El año del impuesto al viento
Mi amigo Gustavo “Lacha” Lazzari lo describe perfectamente: no es factible un país con esta carga impositiva. Más de 168 impuestos sin contar el impuesto al viento (proyecto que anda por allí) o el impuesto a las piletas (otra locura rondante). Quiénes administramos PYMEs y tenemos día a día más y más vencimientos es casi una hazaña estar con sueldos y contribuciones sociales en regla. Acoto que personalmente me produce una enorme satisfacción y orgullo saber que en fecha cumplimos con lo pactado. Sin embargo no puedo dejar de pensar en todo lo que podríamos crecer si pudiéramos invertir más en tecnología y en recursos humanos. Estoy convencido que pocos o ningún funcionario ha sido dueño de una PYME o gerente de algo, por ende nunca tuvieron esta carga. “Lo que no puedes comprender, no puedes ni poseerlo ni entenderlo”. Goethe dixit.
La creación de los falsos relatos
A ausencia de realidades, son mejores los cuentos. El genio alemán diría que “Los pecadores escriben la historia y los que hacen el bien suelen estar silenciosos”. Con menos sabiduría, mi abuela decía “escondamos la suciedad debajo de la alfombra”. Ya es un sin sentido entablar batallas que hoy son viejas. Peor aún, es generar relatos que no tienen un ápice que ver con la realidad. Necesitamos fuerzas para los nuevos desafíos. Quién quiere esconderse en un falso pasado es que nada tiene que decir sobre el futuro.
La violencia
Goethe nos dice que “Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo”. Hemos perdido gran parte de la libertad a manos de la violencia de la palabra, del maltrato de la ley, de la depredación sin pudor, del no arrepentimiento por nada. Una sociedad no es solo violenta por los delitos a personas. Es también violenta cuando se te miente en la cara o por Abigail en brazos de un padre pero sin ese esperado abrazo del Omni-Estado.
La educación que no educa
Prima hermana de “La Justicia que no ajusticia”. En el 2020 no se estudió, por ende, no se avanzó. Muchos podrán decir lo contrario, pero la realidad es que no se estudió. En qué cabeza puede entrar que teniendo una regular penetración de banda ancha, una penetración de PC hogareñas que no llega al 50%, con familias tipo que viven en 60 metros cuadrados promedio, podamos pensar que se impartieron clases? “Nada más terrible que ver la ignorancia en acción”, Goethe.
La fragilidad
De Argentina potencia a la Argentina frágil. Estamos coqueteando con el derrumbe y la hecatombe. Las grandes desgracias de los países siempre estuvieron precedidas por la falta de escrúpulos de gobernantes y por mansas y anestesiadas sociedades. Nunca el país estuvo tan frágil como ahora. Las Reservas del Banco Central decrecen a la par de las Reservas Éticas y de Compromiso de quiénes nos gobiernan. Las primeras nos llevarán a un peso devaluado y a una híper inflación, las segundas nos pueden llevar a la pérdida de la República. El poeta alemán nos diría que “contra la estupidez, hasta los Dioses pueden terminar luchando en vano”.
La improductividad del home office
Algunos modernos digitales, que mucho miran a Palo Alto, dirán que esta es la “nueva normalidad”. Por mi parte, me les planto enfrente y les digo que el país va mucho más allá de Barrio Norte, Recoleta o la franja Norte salpicada de barrios cerrados. En la Argentina real, verdadera y profunda, no hay tecnología, ni procedimientos, ni sistemas, ni controles como para trabajar con eficiencia. En qué momento pensamos que todo el trabajo pasa por estar frente a una computadora? Pero Goethe nos tenía reservada su máxima: “Se tiende a poner palabras donde faltan las ideas”.
Si Dios e Infobae me lo permiten, la semana que viene escribiré sobre lo que podemos esperar del 2021. Mientras, me quedaré meditando junto al espíritu de Goethe, acerca si será momento de hacer o no un pacto con el diablo, para de esa forma hacer un “Fausto” completo y así intentar sacar al país del pozo. Creo que mis principios harán finalmente que no acepte ese pacto.
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