Más pan y circo: ahora, tarifa social para internet, celulares y cable

Todo un universo de gente que ya es mantenida por los contribuyentes, tendrá un subsidio para estos servicios que el Gobierno calificó como derecho humano

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Un colombiano pasa en promedio
Un colombiano pasa en promedio 9 horas y 10 minutos al día en internet. Foto: Pixabay.

Finalmente el gobierno reglamentó el plan universal obligatorio (PBU) para los servicios de comunicaciones móviles, telefonía fija, internet fija y televisión por suscripción. El objetivo es “favorecer la universalización del acceso entre los sectores con menores ingresos y la población vulnerable, estimada en más de 10 millones de argentinos”, según el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.

Como el papel aguanta cualquier cosa que alguien escriba, se les ocurrió incluir en esta asignación universal (en Argentina todo es universal: la asignación universal por hijos, hablar por celular, usar internet, ver televisión por cable) a jubilados y pensionados, a los que reciben la asignación universal por hijo, a los que reciben pensiones no contributivas como los terroristas que tienen un subsidio que paga el contribuyente, a las madres con más de 7 hijos, al millón de pensiones por invalidez laboral que agregó el kirchnerismo y sigue el listado. O sea, todo un universo de gente que ya es mantenida por los contribuyentes, ahora también va a tener acceso a un subsidio para usar el celular, internet, telefonía básica y televisión por cable.

Como de costumbre, la reglamentación hace referencia a que acceder a estos servicios es un derecho humano. Para el populismo, pareciera ser que porque se declara algo como derecho humano, automáticamente ese bien o servicio deja de ser escaso y se transforma en algo abundante. Con sólo declarar algo “derecho humano”, los populistas derogan la escasez. Tal el grado de insensatez económica.

Veamos el tema de la televisión por cable. ¿Por qué alguien va a tener derecho a acceder a ese servicio a un precio menor al que paga cualquier hijo de vecino? Nadie sabe de dónde surge ese derecho salvo de la mente de un populista, pero esta decisión demuestra que Canal 7 (la Televisión Pública), que llega a todo el país en forma gratuita, tiene un contenido que nadie quiere ver. Dicho de otra manera, si hay que darles acceso a la televisión por cable a un precio subsidiado, quiere decir que tienen televisión, y si tienen televisión pueden ver Canal 7, salvo que sea tan mala la programación de la Televisión Pública que nadie la vea, y entonces quieran darles algo que produce el sector privado y sí quiere ver la gente. En otros términos, si la gente va a tener cable a precio subsidiado debería cerrarse Canal 7, que bastante le cuesta al contribuyente y casi no tiene audiencia. Un reducto k para mantener a la militancia.

En lo que hace al servicio de celulares, en Argentina hay 57,2 millones de celulares activos, aproximadamente 1,3 celulares por habitante. Esto quiere decir que, en realidad, hay aproximadamente 10 millones de personas que ya tienen el servicio pero, por una cuestión de derechos humanos, se les va cobrar una tarifa más baja que a los que no tienen ese derecho humano. Es decir, en Argentina habría personas que son más humanos que otros. De manera que lo que tenemos es que a unos les bajaran el precio y a otros, que no tienen derechos humanos, se les podrá cobrar más. Como de costumbre, no es estrategia del gobierno apostar al crecimiento para que haya inversiones y la gente pueda acceder a todos estos servicios con el fruto de su trabajo sino que, como no hay tal cosa como un almuerzo gratis, le transfieren el costo del subsidio a los que no tienen derechos humanos en la visión del gobierno. La cuestión no es que haya más inversiones para que todos puedan acceder a un servicio de calidad, sino deteriorar la calidad para que muchos hagan que tienen estos servicios.

Otro de los puntos que reflejan los problemas de conocimientos básicos de economía con que se maneja este gobierno, es cuando dice que las empresas de Tecnología de la Información y Telecomunicaciones (TIC) fijarán precios justos y razonables, agregando que esos precios deberán cubrir los costos de producción, tender a la prestación eficiente y tener un margen razonable de operación.

¿Qué es un precio justo y razonable? Claramente los que escribieron esto desconocen que la gente valora de forma diferente las cosas y, por lo tanto, lo que unos consideran que es un precio caro por un bien o servicio, puede ser barato para otros. ¿O todavía no saben que el valor es subjetivo? ¿Nunca vieron el ejemplo del vaso del agua en el desierto y el mismo vaso de agua en la ciudad con abundante agua potable? Tal vez sea demasiado pedir. Acá no se está en presencia del servicio de cloacas que está en manos de un solo oferente. Acá hay varios oferentes de servicios de internet, cable, celulares y telefonía con lo cual hay competencia y no hace falta ningún control de precios.

Pero la parte más insólita de esta resolución es la del “margen razonable de operación”. ¿Quién define cuando una ganancia es razonable? Es más, con las violaciones a los derechos de propiedad, los continuos cambios de reglas de juego que rigen en Argentina, los cambios arbitrarios en las regulaciones, la presión impositiva, etc. ¿Cuál es la tasa de rentabilidad “razonable” para un país gobernado por el populismo kirchnerista? ¿Qué tasa de rentabilidad me cubre de hundir una inversión del riesgo institucional k? A juzgar por la cantidad que empresas que se están yendo del país, podría afirmarse que dicha tasa de rentabilidad para cubrirse del riesgo k tiende a infinito. En otras palabras, no hay tasa de rentabilidad que cubra el riesgo de inversión de hundir un capital con las reglas k.

En síntesis, en un país en el que estalla la pobreza, sube la desocupación, avanza la indigencia, la canasta básica alimentaria aumenta más rápido que el IPC y la economía no crece desde 2011, el gobierno no tiene mejor idea que decretar que la gente pueda ver televisión por cable, mandar WhatsApps y navegar por internet, por una tarifa irrisoria, en vez de crear las condiciones económicas e institucionales para sacar a toda esa gente de la pobreza. Sin duda, el pan y circo sigue siendo la guía del populismo. Si el pueblo está disconforme con la situación económica, abramos el Coliseo y que los leones se coman a unos cuantos cristianos para entretener a la plebe, al menos por un rato. Mañana seguiremos con el aborto y pasado inventaremos alguna otra cosa más para seguir tirando en un país que está a la deriva.

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