La crisis del empleo, más allá de la pandemia

La expresión “búsqueda de consensos” aunque trillada sigue siendo central para recuperar la actividad económica y el empleo para morigerar la inflación y proteger a los sectores más debilitados

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En los ocho meses iniciales de 2020 desaparecieron 205.000 puestos de trabajo (Shutterstock)
En los ocho meses iniciales de 2020 desaparecieron 205.000 puestos de trabajo (Shutterstock)

Para medir el impacto en el empleo del parate económico asociado con la pandemia (y mediado por la cuarentena) no alcanza con captar la información del año 2020. Es necesario comparar con la situación precedente.

En líneas generales se ha dicho que la cuarentena ha sido la frutilla del postre de una delicada situación económica y, por tanto, ocupacional, más allá de la coyuntura.

El empleo registrado

Si comparamos el número de asalariados registrados privados en el momento del inicio de la estampida de capitales externos y, por tanto, el inicio de la caída en picada de la actividad económica, encontramos que ese mes, abril de 2018, es el máximo histórico de la serie con 6,28 millones de puestos registrados en esa categoría. Desde entonces hasta el cambio de gobierno se perdieron 280.000 puestos. En los ocho meses iniciales de 2020, a su turno, desaparecieron otros 205.000.

Primera conclusión: la pandemia continuó, en breve lapso, el deterioro previo observado durante el gobierno de Cambiemos.

Sin embargo, si miramos la serie del Ministerio de Trabajo, que se inicia en enero de 2009, la progresión numérica es extremadamente lenta. Todavía en 2009 y 2010 parecía mantenerse parte del impulso previo al punto de que en julio de 2011 se alcanzan los 6 millones de puestos. Esto ocurría en vísperas de la impactante reelección de Cristina Kirchner.

La pandemia continuó, en breve lapso, el deterioro previo observado durante el gobierno de Cambiemos

Sin embargo, fueron necesarios otros casi dos años para alcanzar el escalón de los 6.1 millones y otros dos para para llegar en abril de 2015 a los 6.2 millones de puestos de asalariados privados registrados. Ese escalón se mantuvo con excepción del período marzo de 2016-febrero de 2017 cuando en promedio se perdieron 20.000 puestos.

Entre el verano de 2017 y abril de 2018 se retomó un magro crecimiento que lo llevó al máximo de la serie –ya mencionado– en abril de 2018.

De esta manera, dentro de la categoría la evolución puede caracterizarse como de estancamiento hasta el desencadenamiento de la crisis a comienzos de 2018 que implicó, en materia de empleo privado protegido la pérdida de todos los empleos creados desde 2012.

De todos modos, el empleo privado registrado es una parte muy importante pero no es la única que integra el mercado de trabajo (o, al menos, tal como éste estaba conformado a fines de 2019)

Al término del gobierno de Mauricio Macri había algo más de 20 millones de puestos de los cuales la mitad eran asalariados registrados computando a los privados, los públicos y los del servicio doméstico. Entre los asalariados no registrados y los no asalariados, había otros diez millones de puestos.

Personas y no puestos

Para ir un poco más atrás en el tiempo es necesario recurrir a la Encuesta Permanente de Hogares, del INDEC. Como se sabe, la diferencia principal con los datos del Ministerio de Trabajo es que cubre todo el espectro de categorías laborales y que registra personas y no puestos de trabajo (no sólo en el servicio doméstico una persona puede desempeñar dos o más puestos simultáneamente).

Además, la EPH sufrió modificaciones importantes desde 2013 en adelante que pueden afectar las comparaciones en términos estrictos. Si tomamos los datos relativos a los aglomerados urbanos relevados por la EPH surgen los datos consignados en el cuadro.

empleo Lindenboim
empleo Lindenboim

De allí se desprende que la dinámica de creación de empleo ha venido declinando claramente y la recuperación importante, observada en el período macrista, se asocia prioritariamente al empleo no asalariado y, dentro de los asalariados, a los precarios.

Por su parte la declinación en la creación de empleo asalariado (protegido) se observa claramente a través del tiempo.

Dentro de este contexto más amplio, el impacto de la destrucción de empleo en 2020 puede apreciarse de manera nítida no sólo a nivel agregado sino en cuanto a las categorías afectadas: los asalariados precarios, desprotegidos, y los no asalariados.

¿El consenso o el látigo?

Al momento de escribir estas líneas aparecieron informaciones que dan cuenta de cierta recuperación de algunos sectores económicos, pero todavía con magnitudes muy inferiores a los valores respectivos de un año atrás de manera que los efectos sobre el empleo están lejos de poder estimarse como positivos.

Esta encrucijada socio laboral reclama, una vez más, acciones destinadas a estimular la actividad económica no a ponerle cortapisas. De modo que a las buenas nuevas que pretende impulsar el equipo económico no habría que oponerle decisiones en sentido contrario que acaban de ser impulsadas desde el propio ámbito oficial. Lo expresó con claridad el ex ministro Lavagna: “la inversión no se alienta con látigo”. Afirmación importante si recordamos que la tasa de inversión en Argentina viene declinando desde la recuperación de la democracia. La expresión “búsqueda de consensos” aunque trillada sigue siendo central para recuperar la actividad económica y el empleo para morigerar la inflación y proteger a los sectores más debilitados. El Gobierno aún está a tiempo de enderezar el timón.

El autor es director del CEPED – UBA

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