Desde hace décadas, la Argentina reparte porciones de un PBI cada vez más pequeño

La clásica redistribución de ingresos, entre ricos y pobres, deja afuera a una debilitada clase media, casi en vías extinción

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Los sectores de medianos ingresos van perdiendo participación en la generación de consumo (Maximiliano Luna)
Los sectores de medianos ingresos van perdiendo participación en la generación de consumo (Maximiliano Luna)

Vista en perspectiva la distribución de la riqueza en la Argentina ha sido un fiel reflejo de las pendulares políticas económicas que adoptaron los sucesivos gobiernos. Tal vez una de las principales características sea que independientemente del color político de quien gobierne puede surgir un gobierno apoyado en un partido “popular” que tome medidas pro libre mercado o más capitalistas, o a la inversa, propuestas surgidas de las clases medias y altas, que terminan adoptando prácticas populares.

Desde la teoría del derrame, que postula que la oferta y la demanda laboral hace de regulador de los ingresos que por su trabajo deberían percibir los trabajadores, hasta el intervencionismo extremo del Estado, definiendo salarios y precios máximos para productos básicos y tarifas, se ignora algo fundamental, “la codicia”.

En el primer caso, la de los empresarios que priorizan su participación en el proceso de generación de riqueza, minimizando la de los empleados. En el segundo la del Estado, que en busca de los votos de las masas puede verse tentado a avanzar sobre los derechos de propiedad y complicar con impuestos y regulaciones a la actividad privada.

Históricamente el Consejo del Salario, el Empleo y la Productividad se reúne para acordar aumentos de los sueldos, y rara vez sobre las mejoras de las condiciones laborales para generar más riqueza
Históricamente el Consejo del Salario, el Empleo y la Productividad se reúne para acordar aumentos de los sueldos, y rara vez sobre las mejoras de las condiciones laborales para generar más riqueza

Si se segmentan las clases sociales en función a su poder adquisitivo en tres grandes grupos surgen los sectores bajos, medios y altos. Cada uno de ellos cuenta con herramientas que sirven para la defensa de sus intereses y así mejorar su porción en el reparto.

En los países subdesarrollados el poder de las clases bajas se encuentra en la cantidad de personas que representa, pues son mayoría. La pobreza estructural, sumada a políticas económicas erradas, han provocado el aumento de pobres, producto de la dificultad del ascenso social y la pérdida de poder adquisitivo en los ingresos de la clase media.

En consecuencia, cualquier planteo político en estas latitudes debe contemplar, al menos en el discurso, que las medidas y los destinos distributivos irán en sentido hacia los que menos tienen. De esta forma, se buscará empatizar con la mayoría de los votantes y así obtener las voluntades de las masas para acceder a los espacios de poder.

En los países subdesarrollados el poder de las clases bajas se encuentra en la cantidad de personas que representa, pues son mayoría

En el otro extremo de la pirámide de ingresos, los de mayor poder adquisitivo, cuentan con la fuerza de los recursos materiales. Infraestructura, relaciones y dinero que son muy necesarios para que cualquier partido o político puedan afrontar su campaña y gestión. El lobby de los ricos se enfrenta a la mayoría de los pobres en un ecosistema en el que la clase media es la parte más débil de una soga que se estira desde las puntas.

En este juego de cinchada se centran todas las discusiones en materia tributaria, cambiaria y monetaria, en el medio la política busca satisfacer a sus dos grandes proveedores electorales, votos y dinero, ostentan su poder.

Fuente: Javier Lindenboim
Fuente: Javier Lindenboim

En general en momentos previos a las elecciones las clases bajas reciben su parte, pero luego, más tarde o más temprano, en forma violenta las clases altas recuperan el terreno cedido. En cambio la clase media pierde terreno, casi en forma permanente.

Los aumentos en los impuestos al patrimonio o a las rentas financieras, los programas subsidios eternos y acumulativos, que funcionan como tratamientos farmacéuticos para enfermos crónicos son algunas de las formas en las que la política “cumple” remunerando al voto de los pobres.

Mientras tanto, la inflación y los tipos de cambio múltiples, generalmente compensan a los ricos, relativizando el efecto de las medidas populistas, otorgando un magnífico poder adquisitivo a quienes han podido atesorar activos en moneda dura, circunstancia que se aprovecha comprando activos locales a muy bajo precio, en referencia a los valores internacionales o incluso a lo que valía localmente antes.

La inflación y los tipos de cambio múltiples, generalmente compensan a los ricos, relativizando el efecto de las medidas populistas

De esta forma, la ola de la distribución vuelve hacia la clase minoritaria, arrasando a su paso el poder adquisitivo de los pobres y obviamente el de la clase media.

En el mundo de la radiodifusión se denominan como AM (amplitud modulada) y FM (frecuencia modulada) a las formas de modular las ondas que transmiten a las señales eléctricas. Para el caso de la AM la modulación se produce a frecuencias más bajas, consiguiendo mayor longitud en la onda eléctrica buscando mayor alcance. En cambio, para la FM se utilizan frecuencias más altas y ondas de menor longitud obteniendo a cambio de menor alcance mayor calidad.

Mientras que los ciclos económicos en las economías desarrolladas marcan curvas de expansión y recesión del estilo de la FM en la radiofonía, en la Argentina nuestros ciclos se comportan como la onda de la AM.

Etapas de gran crecimiento y otras de enorme retracción, aunque siempre con una tendencia decreciente, es decir que cada ciclo que se inicia llega a máximos menores para concluir en mínimos más bajos.

Los tiempos de la política y el turno del poder obligan a los gobernantes mediocres a especular entre la efectividad de las medidas de corto plazo, aunque generen mayores dificultades en el futuro, que a realizar las correcciones esenciales que darán sus frutos más adelante.

Reparto de miseria

La falta de conciencia social y espíritu de grupo han dado como resultado parches y planteos alquímicos que nunca dieron resultado.

Desde hace décadas Argentina reparte porciones de una pizza cada vez más pequeña, entre ricos y pobres, dejando afuera a una debilitada clase media, casi en extinción.

Basta con observar que para muchos legisladores una gran fortuna en nuestro país se alcanza con $200 millones, poco más de un millón de dólares o algo mucho peor, que cualquier persona que tenga un sueldo por encima de $73.000 mensuales se considera un sujeto responsable de pagar impuestos a las Ganancias por la diferencia, es decir que quien gana más de USD 460 debe pagar este tributo.

Disparates como estos han consumido las porciones de esta pizza, que no es otra cosa que el Producto Bruto Interno de nuestro país, concentrando riqueza en unos pocos, cada vez menos, y volviendo pobres al resto.

Solo el 5% de la población registra ingresos declarados por encima de los $130.000, cifra a partir de la cual, las estadísticas consideran como puerta de acceso a la clase alta. Mientras que en Europa las clases trabajadoras de bajos ingresos se las denomina mileuristas, por contar justamente con mil euros por mes para vivir, en nuestro país alguien que gana más de 600 euros es considerado como de clase alta, un potencial rico.

Solo el 5% de la población registra ingresos declarados por encima de los $130.000, cifra a partir de la cual, las estadísticas consideran como puerta de acceso a la clase alta

Estos datos evidencian que se está en la etapa del ciclo en el que la política contempla los intereses de los ricos. Vivir en la Argentina para una persona que ha atesorado dólares o que cuenta con ellos producto de sus actividades se ha convertido en una ganga. Si se descuentan las cargas sociales y sindicales a los salarios locales surge que se encuentran muy por debajo de los de la mayoría de los países de la región, ni hablar de los desarrollados.

Inflación en perspectiva

La falta de actualización de las tarifas en los servicios públicos, el tipo de cambio oficial para algunas importaciones y los subsidios a empleados y desempleados han tratado de tapar al sol con un dedo, ocultando temporalmente la brutal crisis en la generación de riqueza por la que atravesamos todos, pobres y ricos. Es difícil saber si ya se tocó fondo, pero no se estaría muy lejos.

En películas anteriores la revancha de las clases bajas se produjo en las urnas, cuando se acercaba una elección o en las calles cuando ese evento estaba lejano. Tal vez el aislamiento social obligatorio, que condimento con miedos y menor posibilidades de consumo a los más postergados económicamente, aplazó las quejas y los reclamos sociales. Es la hora de debatir entre distribución de la riqueza o distribución de las oportunidades.

En películas anteriores la revancha de las clases bajas se produjo en las urnas, cuando se acercaba una elección o en las calles cuando ese evento estaba lejano (Reuters)
En películas anteriores la revancha de las clases bajas se produjo en las urnas, cuando se acercaba una elección o en las calles cuando ese evento estaba lejano (Reuters)

Repartir lo poco que queda agota la fuente de ingreso, tarde o temprano. Cualquier distribución que se realice debe seguir un criterio fundado en el trabajo.

El trabajo es la mejor forma de distribuir riqueza que encontró la humanidad hasta el momento. La concentración de la riqueza y la insuficiencia del poder adquisitivo del salario han sido flagelos que pusieron en tela de juicio su rol.

El indelegable rol del Estado debe procurar el escalamiento social, la creación de empleo y de empresas, apoyando a quienes trabajan e impulsando a quienes buscan hacerlo. Es tiempo para rediseñar los programas de asistencialismo e incentivos productivos.

El trabajo es la mejor forma de distribuir riqueza que encontró la humanidad hasta el momento

Las posibilidades que ofrecen los planes sociales y los subsidios de duplicar el impulso positivo del esfuerzo que hace la sociedad en su conjunto debe ser utilizado como promotor para el desarrollo.

Se acabó la torta. Para que se pueda seguir distribuyendo, todos deben trabajar, de lo contrario no habrá que repartir.

El autor es Director en Fundación Iberoamericana de Telemedicina. Esta columna fue publicada en el blog Fin.Gurú

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