Una semana antes que el Reino Unido ocupara la atención mundial por ser el primer país en iniciar una vacunación masiva, el primer ministro Boris Johnson anunciaba una inversión de USD 22.000 millones a lo largo de los próximos cuatro años para modernizar las Fuerzas Armadas británicas. El plan se encuadra en lo que se denomina “Global Britain”, concepto que sintetiza la visión de la administración de Johnson para un Reino Unido post-Brexit.
“He decidido que el área de recortes en Defensa debe terminar y termina ahora”, sostuvo Johnson al presentar la propuesta, que es la mayor inversión adicional desde la Guerra Fría. Dijo también que iba a poner fin “al repliegue, pasando a reforzar la influencia británica en el mundo”, algo que resulta coincidente con el anuncio del nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de que este país buscará recuperar su liderazgo en el mundo.
Argumentó que esta decisión se toma en medio de la pandemia porque “la defensa del Reino Unido debe ser la prioridad”.
Cabe señalar que entre sus propuestas electorales estuvo el compromiso de incrementar 0,5% el presupuesto militar por sobre la inflación. Con este incremento, el presupuesto en defensa superará los USD 200.000 millones en los próximos cuatro años, lo que confirma que el Reino Unido seguirá siendo el país europeo que más destina a la Defensa. Mientras que sólo 5 países de la OTAN están cumpliendo el compromiso de la organización de destinar 2% de su PBI al gasto militar, el Reino Unido destina el 2,2%.
En cuanto a las amenazas, señaló que eran crecientes de países como Rusia o China, y agregó que “la situación internacional es más peligrosa e intensamente competitiva que en cualquier otro momento desde la Guerra Fría y Gran Bretaña debe ser fiel a su historia y apoyar a sus aliados”, en otro guiño que parece destinado a Biden. Limitarse a esperar lo mejor frente a las amenazas del “terrorismo” o de los “estados hostiles” no es una acción prudente de acuerdo a Johnson.
Tomando distancia de Trump, rechazó en forma terminante su intención de acelerar la retirada de Afganistán y expresó la intención de discutir con los nuevos “amigos estadounidenses de la administración electa” los contingentes que se van a emplear en el exterior, requeridos por la seguridad internacional.
Ante la pregunta de la oposición laborista sobre cómo se va a financiar este programa, el ministro de Defensa, Ben Wallace, no confirmó que provendría de reducir la ayuda internacional británica para el desarrollo, que ahora representa el 0,7 del PBI. En cambio, dijo que en los próximos días el secretario del Tesoro, Richie Sunak, daría cifras más concretas.
En cuanto al plan específico, Johnson dijo que su país se propone “ser pionero en nuevas tecnologías” y se crearán tres organismos para ello:
- Un comando espacial con capacidad de lanzar su primer cohete militar para 2022. Estados Unidos creó una fuerza espacial -la quinta de sus fuerzas militares- destinada a un área en la cual se esperan conflictos por la soberanía vinculados a la carrera por la ocupación del espacio.
- Una fuerza cibernética nacional que se desarrollará a partir del comando de operaciones en este ámbito, que viene funcionando en las Fuerzas Armadas británicas desde hace años.
- Una agencia dedicada a la aplicación de la Inteligencia Artificial con fines militares, que incluye también la actividad y el equipamiento robótico.
La modernización militar británica contempla que el país vuelva a tener la marina más importante de Europa. Ello incluye incorporar ocho nuevas fragatas Tipo 26, cinco más Tipo 31, un número indeterminado de buques de guerra con defensas antisubmarinas y una remesa de nuevas naves auxiliares.
Esto implica la reactivación de la industria naval británica, parcialmente desactivada por otra administración conservadora, la de Margaret Thatcher. También se espera reconquistar el apoyo de territorios autónomos como Escocia, Gales o Irlanda del Norte con la promesa de hasta 40.000 nuevos puestos de trabajo.
En cuanto a las posesiones de ultramar, plantea la permanencia de las bases militares, destacando que frente a los nuevos desafíos, la presencia en Malvinas y Gibraltar seguirán siendo prioritarias en el marco de este plan de modernización.
Desde el punto de vista internacional, implica la decisión de Gran Bretaña de ser el aliado más importante de Estados Unidos en Europa y la segunda potencia militar de la OTAN.
* El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
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