Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo. Así comienza la canción que inmortalizó Mercedes Sosa y la verdad es que, en el contexto de la pandemia mucho se ha hablado, y aún se habla, de cómo el Covid cambió las reglas de juego, aceleró algunas tendencias y generó otras que, hasta hace poco, eran impensadas. Sin embargo, hay otras cosas que no cambiaron demasiado. Entre ellas, la naturaleza del vínculo entre empresas y medios de comunicación.
Es cierto que, tanto los medios como las empresas, encararon grandes procesos de transformación para adaptarse a un contexto en permanente cambio, pero si nos fijamos en cómo es la relación entre ellos, pareciera que ésta quedó suspendida en el tiempo.
De un lado del mostrador, las empresas perciben a los medios como un canal a través del cual hacen llegar sus mensajes a sus públicos de interés y del otro, los medios ven a las empresas como fuente de información o en su defecto, como auspiciantes.
Ambas concepciones son limitantes y de alguna forma, empobrecen la relación entre dos actores sociales relevantes, pero déjenme explicarles por qué.
Primero, es limitante ver a los medios sólo como un ‘canal’ de comunicación. La apertura de cuentas corporativas en redes sociales, el desarrollo y difusión de contenidos propios y aún los CEOs, tomando un rol más activo en las redes sociales, contribuyen al desarrollo de las audiencias sin intermediarios, ni ediciones de terceros. Tesla, por ejemplo, llevó esta tendencia al extremo y en una decisión muy cuestionada, disolvió el área de Prensa aludiendo a que sus esfuerzos de comunicación se centrarán en comunicarse directamente con sus audiencias y no con los ´medios'.
Segundo, es limitante ver a las empresas sólo como ‘fuente’. En la actualidad, la información es abundante y está disponible. Además, la información corporativa, muchas veces está viciada de sesgos comerciales o auto-referencias, por lo cual es de poco interés para los lectores que, en términos del equipo de audiencias del Washington Post, buscan contenidos 'interesantísimos y fascinantes".
Tercero, es limitante ver a las empresas sólo como ‘anunciantes’. Ese modelo es el que ha puesto en vilo la sostenibilidad del negocio y por eso, en distintas partes del mundo, se están explorando nuevas formas de financiamiento de la empresa periodística. Además, el apoyo corporativo demanda compromisos editoriales que entran en tensión con los intereses del medio y por supuesto, de las audiencias.
Las miradas descriptas anteriormente son parciales y de corto alcance. No hay dudas, un ecosistema de medios sólido y plural fortalece el clima de negocios y viceversa. Entonces, ¿cómo liberar el potencial de esta relación? ¿Cómo revertir este círculo vicioso en el que parecen estar encerradas empresas y medios?
La clave es pasar de la competencia a la colaboración, a la posibilidad de trabajar juntos y por eso, me gustaría compartir algunos ejemplos para estimular la creatividad y pensar nuevas formas de alianza y vinculación con los medios.
Colaborar con el periodista, entender sus necesidades, criterios de noticiabilidad, condiciones de trabajo y tiempos. Hacerle llegar contenidos con enfoques cortos, noticiables y lenguaje sencillo. También ayudarle a pensar en posibles fuentes para completar la información. Y promover iniciativas que reconozcan, premien y estimulen el periodismo de calidad como podría ser el recientemente lanzado Premio Accenture al Periodismo.
Colaborar con la empresa periodística. El apoyo económico sigue siendo relevante pero también es cierto que el ecosistema de medios se encuentra hiper-atomizado y que cada vez es más difícil para las empresas poder ‘acompañar’ a todos. Por eso, será importante desarrollar confianza y comunicaciones abiertas para que empresas y medios puedan pensar nuevas alianzas, formatos y contenidos que agreguen valor a ambas partes. En síntesis, evolucionar del formato de ‘content lab’ o ‘evento periodístico’ a investigaciones cofinanciadas, acuerdos editoriales, etc. donde la transparencia será un factor clave.
Colaborar con el ecosistema periodístico y aquí, me permito contarles de WINN, una red de mujeres periodistas de habla hispana que nació hace 3 años con el fin de promover el networking, la inteligencia colectiva y la fluidez digital. En la actualidad, cuenta con 1800 miembros de países de Latinoamérica, España y sur de USA y le permitió a cientos de mujeres reconvertirse profesionalmente.
Las opciones están sobre la mesa y es momento para que nosotros, como responsables de comunicación corporativa, nos preguntemos si queremos competir por las audiencias o colaborar con los periodistas y el ecosistema de medios en una construcción colectiva. Todavía queda mucho por hacer. Depende de nosotros cuándo y cómo suceda.