Una mirada amplia del mercado monetario es el indicador más relevante para PPI que lleva a analizar la BMA (Base Monetaria más Deuda Remunerada), la cual creció 88% interanual y totaliza $4,9 billones, equivalente a unos USD 63.000 millones al tipo de cambio oficial para el comercio exterior, o 17,6% del Producto Bruto Interno.
¿Por qué este indicador es clave? Porque es usualmente es el que ve el FMI en las negociaciones, y donde aparecen los problemas “claros”. Uno de ellos, por ejemplo, es la relación BMA y RIN (Reservas Internacionales Netas) que pasó de 3,4 a 27; es decir, subió 9 veces. Refleja que el tipo de cambio comercial (aunque sea alto en términos reales), se deterioró sustancialmente, por la doble combinación de la emisión y el pérdida de calidad de las reservas en divisas.
No obstante, de muy corto plazo, hubo algunas señales del BCRA y del Tesoro buscando “construir” expectativas positivas. En concreto, anuncios que buscaron contener la emisión a niveles de no más de $540 mil millones en lo que resta del año.
Luego de un octubre donde no hubo asistencia fiscal del BCRA (señal auspiciosa), se observa un inicio de noviembre en el que el Gobierno sorprendió (como parte del “Plan Durar”), con un comunicado que limitó el financiamiento a “solo” usar las utilidades del BCRA en el último bimestre.
Dicho comunicado, se entendió en principio como muy poco restrictivo en términos monetarios y fiscales. Pero en la semana, igualmente, se buscaron dar nuevas señales. Entre ellas, se anunció además que se limitará la utilización de las utilidades del Banco Central a no más de $400 mil millones. Incluso se mencionó la idea de que este proceso sirva como “puente” hacia la preparación de un plan fiscal plurianual.
Se anunció que se limitará la utilización de las utilidades del Banco Central a no más de $400 mil millones
Algo que lleva a pensar en la dinámica seguida por el ex ministro Nicolás Dujovne en 2018, que partía de un déficit de 3,4% del PBI hacia 1,5% en el 2019 con el primer “stand by” firmado con el FMI, y con la “corrida de julio” de ese año" lo achicó a 0,5% de PBI, en lo que ya fue un segundo acuerdo.
Volviendo al corto plazo, cabe esperar que este último bimestre entren en circulación unos $400 mil millones “nuevos” por asistencia fiscal, que aumentará la oferta monetaria hacia delante. Adicionalmente (y es una factura mensual creciente), hay que sumarle intereses de la deuda remunerada del BCRA, del orden de $70 mil millones mensuales. Lo que llevaría a ingresar, como se mencionara más arriba, unos $540 mil millones en los próximos meses.
Ahora, ¿cuántos pesos “absorbe” la demanda"? Se estima que la misma, y en especial por motivos transitorios, de carácter estacional, aumentaría en unos $300 mil millones (siendo optimistas). En conclusión, sobrarían otros $240 mil millones, que se suman al desequilibrio ya “preexistente”.
Sobrarían otros $240 mil millones, que se suman al desequilibrio ya preexistente
Una coyuntura que hace pensar que, sin un plan políticamente convalidado, sin acuerdo con el FMI y sin reservas de libre disponibilidad, el BCRA y el Ministerio de Economía deberán extremar su ingenio para que la brecha cambiaria no vuelva a aumentar y poder llegar sin un nuevo sobresalto al 2021. La posibilidad de lograrlo puede estar.
El autor es Economista Jefe de PPI (Portfolio Personal Inversiones)
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