El 6 de noviembre de 2020 marca un significativo aniversario en la larga disputa de soberanía sobre la cuestión Malvinas: en esa fecha se cumplen 200 años del primer izamiento de la bandera argentina en las islas.
Al momento de la Revolución de Mayo, las Islas Malvinas -que habían sido objeto de disputas entre España, Francia y Gran Bretaña en el siglo XVIII- se encontraban bajo el pleno ejercicio soberanía por parte de las autoridades españolas, con una posesión exclusiva, efectiva, ininterrumpida y no contestada por Gran Bretaña ni por otra potencia extranjera. Estos derechos de soberanía pasaron a la Argentina, en tanto Estado sucesor de España.
David Jewett era un marino estadounidense al servicio de la Armada argentina, quien -al igual que otros marinos estadounidenses y europeos- se incorporó a la lucha entre los nuevos gobiernos patrios y el poder realista, desarrollando actividades de corsario hasta 1817.
En enero de 1820, el director supremo de las Provincias Unidas, José Rondeau, nombró, con todas las atribuciones y prerrogativas del cargo, a David Jewett como “coronel del ejército al servicio de la marina”. Y así zarpó el 20 de enero, al mando de la fragata Heroína, contando con el reconocimiento de las autoridades argentinas como buque de guerra de Estado, para internarse por el Atlántico Sur.
Jewett navegó a lo largo de diez difíciles meses, teniendo que sortear desde un intento de motín en su contra hasta problemas con las provisiones y una epidemia de escorbuto que diezmó a su tripulación. Finalmente, a finales de octubre de 1820 alcanzó Puerto Soledad, en las Islas Malvinas, donde encontró varias embarcaciones de distintas banderas que recalaban temporalmente allí como parte de sus viajes de caza y pesca a la región austral.
El día 2 de noviembre Jewett invitó a los otros capitanes a encontrarse con él mediante una circular en la que les informaba que había sido comisionado por el Gobierno de las Provincias Unidas para tomar posesión del archipiélago. Señalaba también que procuraría evitar la destrucción de los recursos de las islas, en consonancia con las normas dadas por las autoridades de Buenos Aires para preservar los recursos de la zona. El 6 de noviembre de 1820 se realizó la ceremonia de toma de posesión de las Islas Malvinas. En ella, el coronel Jewett, frente a las tripulaciones ancladas en Puerto Soledad y en nombre del Gobierno de Buenos Aires, izó la bandera argentina, leyó una proclama y disparó una salva de 21 cañonazos.
Tres días más tarde entregó a los capitanes presentes una circular en la que daba cuenta de la toma de posesión de las Islas Malvinas en nombre del Supremo Gobierno de las Provincias Unidas de Sud América y de su voluntad de actuar con justicia y hospitalidad para con los extranjeros; solicitándoles, además, que se comunicara esa información a otras embarcaciones.
La circular tuvo una gran difusión a través de la prensa, siendo recogida en periódicos de Estados Unidos, Gran Bretaña (en un artículo de The Times en el que presentaba el hecho como “un acto de soberanía”) y España, así como en la Argentina.
La toma de posesión de las Malvinas fue una manifestación, de carácter oficial y público, del efectivo ejercicio de la soberanía argentina, heredada de España, la cual tuvo amplia difusión, y que no fue contestada por Gran Bretaña ni ninguna otra potencia extranjera. Este significativo acto fue un eslabón fundamental en la larga cadena de medidas que, desde los propios inicios del primer Gobierno patrio hasta la expulsión por la fuerza de las autoridades argentinas de Puerto Soledad en enero de 1833, evidencian la continuidad de la ocupación efectiva de las Islas Malvinas y del ejercicio de soberanía por parte de la Argentina.
Hace 187 años que en forma ininterrumpida y permanente la Argentina ha reclamado la restitución del ejercicio de la soberanía sobre las Islas al Reino Unido. En este reclamo, nuestro país ha contado con el apoyo de la comunidad internacional. Un jalón muy importante en este sendero ha sido la aprobación de la Resolución 2065 (XX) de las Naciones Unidas, de la que este año se cumple el 55 aniversario. La ONU, a través de esta resolución, reconoció la existencia de una disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido y llamó a las partes a sostener negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva de la controversia, teniendo en cuenta los intereses de la población de las islas. Ese llamado de las Naciones Unidas a reanudar las negociaciones ha sido replicado por la Organización de Estados Americanos (OEA), las Cumbres Iberoamericanas, las Cumbres América del Sur-Países Árabes (ASPA), las Cumbres América del Sur-África (ASA), y el G77 más China. Por su parte, el Mercosur y Estados asociados, la Comunidad de Estados Americanos y Caribeños (Celac), la Unión de Naciones de América del Sur (Unasur), el Parlamento Centroamericano (Parlacen) y el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) han apoyado los legítimos derechos de la Argentina en la disputa de soberanía.
La conmemoración de los 200 años del primer izamiento de nuestra bandera en las Islas Malvinas es una ocasión oportuna para reiterar la vocación de diálogo y exigir al Reino Unido que reinicie las negociaciones sobre la cuestión. También es una oportunidad propicia para reiterar que los/las argentinos/as, tal como lo plantea nuestra Constitución Nacional, mantendremos nuestro permanente e irrenunciable reclamo de soberanía con la seguridad de que, como señaló nuestro presidente, Alberto Fernández, en su discurso de asunción, ya no hay lugar para el colonialismo en el siglo XXI. Es por ello que hoy daremos cumplimiento a la recientemente aprobada Ley 27.558, que crea un Consejo Asesor plural e interdisciplinario a nivel presidencial para elaborar estrategias de mediano y largo plazo que permitan constituir verdaderas políticas de Estado, más allá de los calendarios electorales. Estamos convencidos de que la elaboración de consensos nacionales será la forma de interpretar la unidad en el reclamo de soberanía que anida en el corazón de nuestro pueblo y que permitirá volver a izar orgullosamente la bandera celeste y blanca en las Islas Malvinas, como ocurrió hace 200 años.
El autor es secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur