La elección americana y el posible impacto sobre los mercados

Comenzó la cuenta regresiva de cara a los comicios del 3 de noviembre en los EEUU. El marco es complicado

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Diferencias importantes en sus plataformas políticas implica que no sea lo mismo una continuidad de Donald Trump, que un triunfo de Joe Biden (AFP)
Diferencias importantes en sus plataformas políticas implica que no sea lo mismo una continuidad de Donald Trump, que un triunfo de Joe Biden (AFP)

La amenaza de una nueva ola de contagios de covid-19 -luego de un año de fuerte caída en la actividad- desafía la recuperación que se venía observando, mientras que las encuestas que se mantienen a favor de Joe Biden, como la incertidumbre sobre cómo será el desarrollo y los tiempos de la elección, anticipan que la volatilidad podrá dispararse aún más en el corto plazo. La tendencia del mercado será, sin dudas, puesta a prueba.

Diferencias importantes en sus plataformas políticas implica que no sea lo mismo una continuidad de Donald Trump, que un triunfo de Joe Biden. A la vez, que también será clave la conformación y quien tenga el control del Congreso. De hecho, la posición sobre algunas regulaciones, la política impositiva, de comercio exterior, el desempleo y los estímulos fiscales, entre otros puntos, no hay dudas que impactará de forma diferencial entre los sectores.

Las encuestas mantienen la misma tendencia que desde hace meses, sin lograr achicar las diferencias. El demócrata, Joe Biden, se lleva la mayoría del voto popular liderando cada una de las encuestas a nivel nacional. La carrera presidencial, en este punto (y desde la visión de las encuestas), parece complicarse para Donald Trump quien busca la reelección bajo su slogan “Keep America Great”. De todas maneras, de finalmente triunfar (aún desafiando lo que muestran los números) no sería la primera vez que Trump gana una elección contra todo pronóstico.

No sólo se elige el cargo de presidente, sino también se pone en “juego” el control sobre el Congreso

Puntualmente, el líder del partido demócrata se mantiene en una posición cómoda marcando una diferencia sobre Donald Trump de entre 4 y 10 puntos a lo largo de todo el año. Sin embargo, la historia norteamericana enseña que no es condición suficiente mantenerse primero en las encuestas a lo largo de la carrera presidencial para ganar una elección. En 2016, Hillary Clinton mantenía una ventaja importante hacia el final del año electoral, pero terminó perdiendo contra el actual presidente. Un caso que demuestra también que, debido al complejo sistema electoral norteamericano, el voto a nivel nacional no determina quién es el ganador.

El voto es indirecto. Se necesitan 270 de los 538 votos dentro del colegio electoral para ganar una elección. En este sentido, la carrera presidencial puede definirse en los estados donde no hay una clara tendencia partidaria, y acá es donde la atención se centraliza en los que se conocen como swing states (estados bisagra). En principio, estos serían unos 13 estados que suman unos 181 electores, aunque se presta especial atención a Arizona, Florida, Michigan, North Carolina, Pennsylvania y Wisconsin.

Un Congreso ampliamente dividido dificultará la aplicación de algunas decisiones políticas claves en los próximos años de quien sea finalmente el presidente (Reuters)
Un Congreso ampliamente dividido dificultará la aplicación de algunas decisiones políticas claves en los próximos años de quien sea finalmente el presidente (Reuters)

Pero hay más a tener en cuenta. No sólo se elige el cargo de presidente, sino también se pone en “juego” el control sobre el Congreso. Se renovarán 34 de las 100 bancas del Senado, y cada una de las 435 de la Cámara de Representantes. Es importante entender que cómo quede compuesta cada una de las cámaras tiene tanta relevancia como quien termine ocupando el sillón de la Casa Blanca.

Esto entendiendo que un Congreso ampliamente dividido dificultará la aplicación de algunas decisiones políticas claves en los próximos años de quien sea finalmente el presidente. Entre las cuestiones más controversiales, que enfrentan divisiones partidistas, se encuentran los niveles de impuestos corporativos, el acceso a la salud y el nivel de gasto fiscal durante la recuperación económica.

La evolución de los índices según el color político

Ahora bien, a pesar de ser un año especial, en donde gran parte de las políticas las determinó la llegada y el avance del COVID-19 en el mundo (opacando incluso el tema comercial entre los EEUU y China que dominó la mayor parte del 2019), no hay dudas de que las elecciones y la posibilidad de un cambio de color político a partir del 2021 empuja la volatilidad del mercado en las últimas semanas, y cambia de eje (al menos, momentáneamente) las expectativas de los inversores.

Incluso el alto nivel de polarización política que se percibe, con posturas totalmente opuestas en muchos temas, no hace más que alimentar la incertidumbre en el plano financiero. En este sentido, parece existir cierto sentimiento de que la reelección de Donald Trump podría significar la continuidad de políticas más pro mercado (mayor desregulación y bajos impuestos). Mientras que algunas políticas planteadas por Joe Biden serían menos amigables para el comportamiento, al menos, de corto plazo.

Sin embargo, si se repasa la evolución de los mercados a lo largo de la historia, se observamos una mejor performance bajo presidencias demócratas -aún cuando la composición sectorial de los índices, lógicamente, se ha ido modificando con los años-.

Si se repasa la evolución de los mercados a lo largo de la historia, se observamos una mejor performance bajo presidencias demócratas -aún cuando la composición sectorial de los índices, lógicamente, se ha ido modificando con los años (EFE)
Si se repasa la evolución de los mercados a lo largo de la historia, se observamos una mejor performance bajo presidencias demócratas -aún cuando la composición sectorial de los índices, lógicamente, se ha ido modificando con los años (EFE)

Algunos números. En líneas generales, desde el primer mandato de Franklin Roosevelt en 1932 a la actualidad el promedio del rendimiento del S&P 500 durante todos los gobiernos de presidentes demócratas fue del 40% -lo que se compara con un rendimiento promedio del 26% bajo presidencias republicanas-. Si se toma los últimos 40 años, dicha diferencia se amplía: Los mandatos Demócratas llevaron a rendimientos del 66%, mientras que los Republicanos mostraron rendimientos del 29 por ciento.

Los mandatos Demócratas llevaron a rendimientos del 66%, mientras que los Republicanos mostraron rendimientos del 29 por ciento

Adicionalmente, se toma en cuenta los últimos 20 años -donde hay mayor ponderación de empresas “techs” en los índices- los mandatos Demócratas siguen liderando en los rendimientos. Cabe recordar que desde el 2000 los únicos presidentes de ese origen fueron los de Barack Obama (2008-2016), donde el S&P 500 rindió 46% promedio por mandato. En cambio, los Republicanos de George Bush (h), y Donald Trump marcaron un rendimiento promedio del 11% por período.

Las posturas impositiva y comercial

En lo que son las plataformas, hay dos políticas que concentran -al menos, de corto plazo- los análisis del mercado. Por un lado, la política impositiva que pueda aplicar Joe Biden y sus implicancias en los diferentes sectores de la economía. Por otro lado, la apertura comercial y el futuro escenario geopolítico -en particular, la relación con China-.

Hay dos políticas que concentran -al menos, de corto plazo- los análisis del mercado. Por un lado, la política impositiva que pueda aplicar Joe Biden y sus implicancias en los diferentes sectores de la economía. Por otro lado, la apertura comercial y el futuro escenario geopolítico (Reuters)
Hay dos políticas que concentran -al menos, de corto plazo- los análisis del mercado. Por un lado, la política impositiva que pueda aplicar Joe Biden y sus implicancias en los diferentes sectores de la economía. Por otro lado, la apertura comercial y el futuro escenario geopolítico (Reuters)

En primer lugar, los mercados analizan de cerca la propuesta del candidato demócrata que incluye una serie de aumentos impositivos, afectando tanto a personas físicas como al sector corporativo. Enfocándose en el porcentaje de la población con mayores ingresos (superiores a USD 400.000), Biden propone un aumento de impuestos a las ganancias de capital y dividendos, y a los impuestos sobre la renta y la nómina -pasando de una tasa máxima del 37% actual al 39,6%-. Así como también límites a la exención de impuestos en los sectores de mayores ingresos.

Al mismo tiempo, Biden busca elevar las tasas que afectan tanto a las grandes corporaciones como a las pequeñas y medianas empresas. El impuesto corporativo pasaría del 21% al 28%, lo que eliminaría de forma parcial el recorte que Trump llevó adelante en el 2017 (desde la tasa del 35% que regía en ese entonces).

Biden busca elevar las tasas que afectan tanto a las grandes corporaciones como a las pequeñas y medianas empresas, eliminaría el recorte llevó adelante Trump

Sin embargo, es importante señalar que el margen de maniobra que tenga para aplicar este tipo de medidas dependerá en gran parte de la composición del Congreso, ya mencionada más arriba y que juega un rol clave en línea con quien sea presidente. No hay dudas de que los republicanos intentarán frenar cualquier posibilidad de este tipo de paquete.

Otro eje importante de la propuesta de Biden tiene que ver con el desarrollo y la investigación ambiental para alcanzar el objetivo de lograr una economía de energía limpia al 100% antes del 2050. Siguiendo la línea de Obama, el Green New Deal traería una serie de medidas a favor de la legislación ambiental junto a la inversión en torno unos USD 1,7 billones en industrias con energía limpia y eficiente. El triunfo demócrata beneficiaria, en este sentido, al sector asociado a la ecología y las energías renovables, reduciendo la contaminación y enfrentando el cambio climático.

En el caso de que Donald Trump consiga una reelección, en cambio, las industrias más tradicionales de la economía podrían ser las más beneficiadas. El republicano apunta a mantener políticas que favorezcan a la perforación y extracción de petróleo y gas, así como también el financiamiento de proyectos de carbón y energía fósil. De todas maneras, es importante entender que parte de este análisis dependerá de la evolución de la pandemia y el paquete de estímulos que se logre (o no) acordar en el corto plazo.

Sin embargo, si se revisa la evolución de estos sectores bajo la administración de Trump, fueron los menos favorecidos -incluso con el sector energético registrando pérdidas del 57%-. Las acciones asociadas al sector tecnológico, en cambio, tuvieron un importante impulso con la reforma fiscal de Trump en el 2017, y fueron las que lideraron la recuperación de los mercados en medio de la pandemia.

En el caso de un cambio de administración, en tanto, se espera mayor cercanía con China como socio comercial (Europa Press)
En el caso de un cambio de administración, en tanto, se espera mayor cercanía con China como socio comercial (Europa Press)

Con respecto a la política comercial, se espera que Trump continúe apostando a una fuerte política arancelaria. Hasta el momento, fue la herramienta principal de negociación (o amenaza) internacional, inicialmente con 200 tarifas impuestas a paneles solares y electrodomésticos, y más de 230 de aranceles diseñados para gravar el acero y el aluminio siguiendo el slogan nacionalista que caracteriza al actual presidente. A lo que le siguieron más de 300 aranceles destinados a todo tipo de productos importados de China en medio de la guerra comercial que sacudió a los mercados entre el 2018 y 2019. Política que se espera continúe, o incluso puede que se intensifique en el caso de una reelección.

En el caso de un cambio de administración, en tanto, se espera mayor cercanía con China como socio comercial. En donde la reducción (o eliminación) de los aranceles a los productos chinos bajo la administración de Biden podría ayudar a compensar parte del impacto en la rentabilidad corporativa de las tasas impositivas más altas. Cabe destacar que este tipo de medidas comerciales no necesitan la aprobación del Congreso.

En este sentido, el resultado de una elección tan polarizada terminará definiendo la posición del país en el mundo. El panorama internacional dependerá en gran parte del liderazgo de Estados Unidos y la postura que se adopte particularmente en la relación comercial con China. Punto no menor entendiendo el alto grado de volatilidad e incertidumbre que esto generó en los mercados, y la manera en que afectó particularmente al sector tecnológico con las barreras a las importaciones de suministros provenientes del país asiático defendiendo la idea de “seguridad nacional”.

El resultado de una elección tan polarizada terminará definiendo la posición del país en el mundo

Ahora bien, una clave para el mercado está en el enfoque monetario que se adopte tras las elecciones. Por el momento, la FED ha mantenido el compromiso de una política monetaria más bien laxa de largo plazo, proyectando tasas de interés mínimas hasta 2023, y entendiendo que solo una aceleración sostenida de los precios por encima del 2% podrían llevar a un cambio de esta visión. Posición que de cambiar terminará condicionando las expectativas del mercado.

No obstante, a diferencia de la ayuda fiscal que sí estará determinada por quien sea Gobierno y la conformación ya mencionada del Congreso, creemos que la política monetaria expansiva se mantendrá más allá del color político desde enero. No se descartan nuevos estímulos si la economía se ve amenazada. Un punto acá que puede empujar la tendencia -o en su defecto, sostener o defender al mercado en momentos de correcciones-, no sólo en USA, sino a nivel global. Lo que no podrá evitar, igualmente, es la volatilidad que por momento provoque cuestiones estrictamente políticas o el avance de una nueva ola de contagios de covid-19.

Los autores son analistas de PPI (Portfolio Personal Inversiones)

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