En el fondo del pozo

La crisis tiene proporciones insondables. Los sucesivos paquetes de medidas que el gobierno ha anunciado sólo complicaron las cosas

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El presidente de Argentina, Alberto
El presidente de Argentina, Alberto Fernández

Los mercados no se tranquilizan. No hay caso, ministro Guzmán. Los mercados están como locos. El dólar, en sus distintas versiones, trepa espasmódico. Los sucesivos paquetes de medidas que el gobierno ha anunciado sólo complicaron las cosas. Terminan siendo parte del problema, no de la solución. La datos de pobreza e indigencia nos ponen de frente a un precipicio social.

El Presidente asegura ante los empresarios reunidos en IDEA que el colapso económico afecta a todo el planeta, que el virus se está potenciando y va volviendo, que no habrá devaluación, ni tiene pensado tocar el dinero de los depositantes. De paso, dicta cátedra sobre capitalismo solidario, vuelve a la carga con la Reforma Judicial, reivindica el DNU que convierte en servicio público a las prestaciones de servicios digitales. Le queda tiempo para la poesía. Cita a Mario Benedetti. “Bienvenidos los que están en el fondo del pozo porque sólo les toca mejorar”. El chat de los hombres de negocios arde. La semana cierra con una brecha cambiaria por encima del 120%.

Como para terminar de raíz con los odiadores seriales, Dady Brieva expresa su fantasía más potente, salir con un camión a jugar al bowling por la 9 de Julio. Ni el flamante y cuestionado NODIO le para la chata. Así estamos. Así llegamos al viernes.

Todas las miradas coinciden en que la crisis tiene proporciones insondables y características inéditas. Casi todos los actores de la economía creen que la tragedia es política.

La crisis es de confianza. Lo que se devalúa mucho más rápido que el peso es la palabra oficial. Sin la definición de un rumbo claro y un proyecto de país preciso no hay solución. Nadie arriesga un pronóstico acerca de cómo saldremos de esta situación. Se coincide en que no hay liderazgo. Ni dentro ni fuera del gobierno. Hay mucha preocupación. En este contexto Mauricio Macri sale a decir lo suyo.

La irrupción del ex Presidente en la escena política, con una seguidilla de notas y apariciones, produjo efectos colaterales indeseados e inmediatos en la coalición que contiene a los opositores.

Con una autocrítica de muy bajo octanaje, MM encara una retahíla de declaraciones que lejos de aportar a la unidad parece haber profundizado lesiones nunca superadas.

Animado por la impronta optimista que está en su ADN, MM abandonó el bajo perfil apenas unos pocos días después de que Horacio Rodríguez Larreta diera muestras contundentes de la decisión de sumar densidad política a su gestión en orden a construir un liderazgo que muchos consideran vacante.

Los primeros en reaccionar fueron los que encarnaron el ala filoperonista de su gestión. Macri se autocriticó lamentando haber delegado en ellos la negociación política. La respuesta no se hizo esperar. Sebastián García de Luca, viceministro del interior de Macri, le salió duro al cruce recordando que gracias al trabajo de Emilio Monzó en la Cámara de Diputados y de Rogelio Frigerio como ministro del interior, no solo se logró aprobar leyes y sostener gobernabilidad en un contexto de minoría legislativa y estructura política, sino que además, se construyó federalismo rescatando a las provincias de la lógica del látigo y la billetera que con tanto rigor se aplicaba en la era K.

Según García de Luca fueron ellos los que lograron convencer a Miguel Ángel Pichetto para que fuese el compañero de fórmula de MM en la última elección. Cultores del diálogo y la moderación, estos dirigentes trabajan ahora para construir un proyecto político propio para renovar la oposición junto a Horacio Rodríguez Larreta.

Las diferencias de Macri con sus ex funcionarios encontraron su máximo punto de fricción cuando hace apenas unas semanas Emilio Monzó declaró que Cristina y Macri tienen que ser una etapa terminada y que deben dar un paso al costado los dos. Durísimo.

Nadie cree que la arremetida de Macri, ni la oportunidad en que reaparece, sea producto de un traspié mediático. Nada de lo que él hace o dice es casual, sostienen. Puede que el rencor que siente por Emilio (Monzó) y Rogelio (Frigerio) le haya jugado una mala pasada. Es muy visceral, no puede contenerse. Así lo describen.

Son muchos los que desde el interior de Juntos por el Cambio opinan que Macri salió a escena en busca de retener poder. “Puede que no sepa de política pero entiende el poder como nadie”, sostienen los que lo conocen bien por haber padecido sus desplantes. No dijo nada que no viniera diciendo ya en privado pero exponer con tanta crudeza las facturas pendientes, creen, no le hace bien a nadie. En cualquier caso en la coalición se lo sigue considerando como lo que el que pretende ser “un primus inter pares”.

Los más enojados opinan que la movida mediática de Macri complica los planes de instalación de Horacio Rodríguez Larreta, a quien muchos ven como la alternativa frente al peronismo con vistas al 2023.

Al recuperar protagonismo, no sólo corre del centro de la escena al Jefe de Gobierno de la Ciudad, sino que complica los planes larretistas de imponerse construyendo un liderazgo basado en la búsqueda de consensos y moderación.

Delicados pero precisos, tanto María Eugenia Vidal como Rodríguez Larreta plantaron un ausente sin aviso al zoom de Juntos por el Cambio del pasado martes.

Nada es porque sí en el PRO, todo tiene un porqué en la “Casa Amarilla”, un espacio en el que los gestos suelen ser mucho más contundentes que las palabras, confirman los consultados.

Nadie sabe decir si hubo contactos con Macri después del plantón digital pero trascendió que decepcionó la falta de autocrítica y enojó mucho el maltrato público a Monzó y Frigerio.

También produjo mucho fastidio lo que entendieron fue un destrato a Martín Lousteau por contraposición a los elogios a Alfredo Cornejo. El mendocino fue el primero de los sorprendidos por los dichos del ex Presidente que lo ubicaron en el podio de los candidatos para 2023.

En tren de enmendar las laceraciones en una fuerza que intenta acumular en el centro, Diego Santilli también tomó distancia de los dichos del ex Presidente y definió como “dos personas muy valiosas” a los dos altos funcionarios ninguneados. Aseguró que siguen dentro de la fuerza trabajando en la diversidad y con un pensamiento común.

El Jefe de Gobierno de la Ciudad llama a los suyos a hacer una “apología de la anti grieta”. Dispuesto a no perder la calma ni extraviarse en la confrontación se presenta convencido de que si no se supera el clima de antinomia no tiene sentido llegar al poder porque este estado de cosas impide gobernar. Sabe que su estrategia puede no salir bien pero prefiere correr el riesgo.

Atento a que no se confunda moderación con falta de firmeza pretende enfrentar la embestida del oficialismo sin perder las buenas maneras. Sigue dialogando con AF sobre la pandemia pero mandó el tema de la coparticipación a la Justicia.

Macri no se considera parte de la grieta. Para el ex Presidente el tajo que hoy parte a la sociedad no tiene que ver con personas sino con las ideas o valores que en tal caso representan.

En las notas que ofreció esta semana, se manifestó convencido de que ésta es la última etapa del populismo en la Argentina y que la oposición se impondrá en las elecciones de medio término y en 2023.

El ex Presidente dice querer salir de la grieta pero termina siendo funcional a los que cavan la zanja

MM insiste en que hay que sacar a CFK de la agenda pública para acabar con la confrontación y fustiga a los que, según él, están obsesionados con ella pero esta semana volvió a ubicarla en el eje de sus análisis.

“La Vicepresidenta es quien conduce al gobierno” dijo Macri el lunes." Cristina Fernández de Kirchner tiene secuestrado al peronismo" aseguró en vísperas de otro 17 de octubre en el que algunos pretenden reempoderar a Alberto Fernández justamente en el “Día de la Lealtad”.

El ex Presidente dice querer salir de la grieta pero termina siendo funcional a los que cavan la zanja. Su posicionamiento vuelve a ubicarlo en un escenario que busca de manera permanente el oficialismo.

“Debe estar padeciendo amnesia severa”, replicó de inmediato Alberto Fernández. “Si no sabés para qué sirvió la cuarentena, te cuento que sirvió para que la Argentina se ponga en orden después del desastre en el que dejaste la Argentina”.

Para muchos de los cambiemitas, al aferrarse al antagonismo, Mauricio Macri complica los planes de todos y le deja el plato servido al oficialismo que prefiere tenerlo todo el tiempo en el ring. Al kirchnerismo le rinde la confrontación y los desconcierta el diálogo en cualquiera de los formas.

El raid mediático macrista no terminó. A las notas de esta semana debe sumarse la postergada entrevista con Jonathan Viale para A24. Agendada en tiempo y forma para el pasado jueves quedó ahora anunciada para el próximo martes.

Lo que pasó en el medio, las razones por las cuales la nota fue cancelada y luego reprogramada quedan por el momento resguardadas por un piadoso manto de silencio. Todavía hay gente que puede experimentar sentimientos relacionados con la vergüenza ajena. En este contexto un poco de pudor no viene mal.

La puesta del martes, fin de semana de por medio, puede ser una oportunidad para restañar heridas y admitir que para construir en la diversidad siempre alguien tiene que ceder.

Afecto a las series televisivas, Macri dice sentirse más identificado con los contratiempos políticos que enfrenta Birgitte Nyborg, la Primera Ministra danesa de la ficción en Borgen que con las perversas maquinaciones de Frank y Claire Underwood en House of Cards.

“No hables con extraños” es lo último de la saga que tiene atrapado en estos días al ex Jefe de Estado. Harlan Cóben autor de la novela y productor de la serie declaró esperar que ésta “haga pensar al espectador en su propia vida, sus secretos y en cómo su existencia entera puede cambiar en un segundo”. Un poco de ficción para sobrellevar la realidad.

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