Momentos trascendentes está viviendo la República Argentina en la definición de marcos regulatorios para combatir la obesidad y el sobrepeso en la población de niñas, niños y adolescentes, un problema de salud que afecta también a otros países de la región de las Américas.
Muy conocidas son las enfermedades que se asocian a la mala alimentación, como obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedades vasculares y algunos tipos de cánceres, entre otras. Pero también es clara la afectación del crecimiento y el desarrollo psicosocial durante la adolescencia, ya que genera discriminación, baja autoestima, exclusión social, depresión y, con el tiempo, compromete la calidad de vida y la longevidad.
El patrón alimentario está migrando del consumo de alimentos frescos y comidas realizadas en el hogar al de productos procesados y ultraprocesados, que tienen en su composición -en forma oculta para la mayoría de las personas- exceso de azúcares agregados, grasas saturadas y sodio. Nutrientes críticos que, en exceso, ocasionan una gran morbimortalidad a través de las enfermedades crónicas que provocan.
Si bien hay una creciente toma de conciencia sobre esta cuestión y un reconocimiento general de que la educación alimentaria es muy importante, no es suficiente para detener esta problemática sanitaria, lo que hace necesario establecer regulaciones para facilitar una alimentación saludable.
En 2015 los países de la región aprobaron, en la 53° sesión del Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Plan de Acción para la Prevención de la Obesidad en la Infancia y la Adolescencia. Entre las principales acciones previstas en esa iniciativa se encuentran el establecimiento de un etiquetado frontal de advertencias, la regulación de la publicidad, promoción y patrocinio de productos dirigidos a niños , la protección de los entornos alimentarios escolares y los impuestos a las bebidas azucaradas (https://www.paho.org/hq/dmdocuments/2015/obesity-plan-of-action-child-spa-2015.pdf).
También ha sido documentada por la OPS la relación existente entre la prevalencia de obesidad y el mayor consumo de productos ultraprocesados, que se vino incrementando en los países de la región a razón de un 8% cada cuatro años. Este tipo de productos, como por ejemplo las bebidas azucaradas, han ganado mayores niveles en la ingesta diaria de las personas en general y de la población infantil en particular.
El enorme volumen de publicidad, promoción y patrocinio de estos productos comparado con el de los alimentos frescos, junto con las estrategias de comercialización en el interior de las escuelas y el uso de personajes infantiles para promoverlos, es algo sobre lo que ya muchos países han comenzado a legislar.
Con mucho acierto y oportunidad, el Poder Legislativo de Argentina se encuentra abordando gran parte de estos temas en un proyecto de ley consensuado por legisladores de diferentes espacios políticos y provincias. El país está ante la oportunidad de dar un paso fundamental y trascendente para la salud pública en la lucha contra la malnutrición. También es importante destacar la actitud del Poder Ejecutivo Nacional, que ha puesto esta cuestión en agenda a través de la Comisión Nacional de Alimentos.
En la región de las Américas durante los últimos años se ha generado mucha evidencia y experiencia sobre cuáles son los mejores estándares y criterios para incorporar en las regulaciones para procurar una mayor efectividad en el control de la epidemia de obesidad infantil. Las lecciones aprendidas con los avances en Chile, Perú, Uruguay y México pueden ser capitalizadas en Argentina para obtener la mejor ley para la salud pública.
La evidencia muestra que la forma más efectiva y clara de transmitir a los consumidores el exceso de nutrientes críticos en los productos es justamente con una leyenda en el frente de los envases que indique “exceso en azúcares, grasas y sodio” en el interior de octágonos negros con rebordes claros para ser fácilmente reconocidos.
El Modelo de Perfil de Nutrientes de la OPS publicado en 2016 permite facilitar la legislación al identificar cuáles son los productos que deben contener la advertencia frontal porque sus niveles de azúcares, grasas y sodio generan riesgo para la salud, desbalancean las dietas y se asocian con la ocurrencia de enfermedades . El mismo fue elaborado con expertos internacionales libres de conflictos de intereses y garantiza la protección de los niños, niñas y adolescentes ante intereses comerciales que promueven perfiles más flexibles.
La región está progresando rápidamente con la implementación de este tipo de políticas regulatorias para combatir la obesidad y proteger los derechos de la población. Es de esperar que Argentina se sume al grupo de países con avances importantes y de esta forma consolide una respuesta efectiva ante el problema de la obesidad y el sobrepeso. la OPS/OMS está siempre disponible para apoyar, cooperar y acompañar en este desafío.
El autor es representante de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Argentina.