Es unánime en toda la sociedad el reclamo al gobierno para que se defina y exponga un plan integral que incluya los tres poderes del Estado para racionalizarlo, darle efectividad y ordenar el colosal desorden de todas las variables económicas, financieras y sociales. Se trata de algo que debe ser consensuado con los partidos políticos mayoritarios con el propósito de dar previsibilidad, coherencia y seguridad a todos los agentes económicos. Solo así podremos comenzar a remontar la cuesta del atraso y la pobreza.
Este limbo de anomia en que se está conduciendo el Gobierno y al que pretende definir como “prudencia”, sólo acrecienta las infinitas calamidades que padecemos y potencia la incertidumbre que a todos nos acosa. Al que indubitablemente nos lleva a una situación de la cual todos saldremos lastimados.
En este dramático escenario quienes peor posicionados se encuentran son los sectores de menores ingresos, los laborales, las pymes y las economías regionales. Diferente es la situación de las grandes empresas que dominan sectores claves de la economía, como es el bancario que en todas las circunstancias sale beneficiado, de igual forma que las exportadoras monopólicas de cereales, dado a que todos ellos cuentan con enorme capacidad financiera, información privilegiada y contactos estratégicos, que les permiten evitar los golpes y compartir ganancias con sus circunstanciales socios políticos, estos últimos carentes de escrúpulos y del conocimiento del funcionamiento de los mercados, pero si como lucrar deshonestamente de los mimos.
En este dramático escenario quienes peor posicionados se encuentran son los sectores de menores ingresos, los laborales, las pymes y las economías regionales
No sabemos si es incapacidad, ceguera, indolencia o un propósito estratégico e ideológico, o todo eso junto, lo que no les permite advertir la preocupación y hastío de la población, tanto por la displicencia y lentitud con la que se conducen, como también por el pésimo manejo de la cuarentena que hoy iguala y supera a los países a los que se daban como ejemplo de ineptos e inoperantes ante esta pandemia.
Tan temeroso se encuentra el Gobierno por la ausencia de éxitos que sólo parece intentar ocultar el fracaso mediante la creación de un organismo antidemocrático como es NODIO, el Observatorio de la desinformación y violencia simbólica en medios y plataformas digitales. Es algo que nos retrotrae a los años más negros de la dictadura militar, tratando de controlar la libertad de pensamiento y expresión.
Tan extraviados se encuentran quienes nos gobiernan que sus prioridades son las elecciones del año próximo. ¿Para qué? Para dar refugio e impunidad en el Congreso de la Nación a quienes tienen cuentas pendientes con la Justicia por delitos de corrupción. Paralelamente, desde la oficina la Oficina Anticorrupción (OA), Félix Crous, anunció que esa agencia gubernamental se retirará como querellante de las causas que investigan la corrupción de gobiernos pasados. En el mientras tanto, la Corte Suprema de Justicia demora definir la situación de los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli.
Desechemos a los dogmáticos que lideran ambos lados de la grieta, que cuando les toco gobernar lo hicieron con manifiesta ineptitud; hoy son una minoría y pretenden separarnos entre hermanos. Unámonos y superemos el abatimiento, la confusión y aceptemos a nuestros antiguos adversarios. Reveamos nuestra actitud y comprendamos que estamos en un punto de no retorno: o recuperamos la sensatez, el buen sentido y exigimos que se adopten todas las medidas que el contexto nos impone, o no dudemos que vamos irremediablemente al paraíso soñado por algunos ideólogos extraviados de Cuba o Venezuela. Con todo lo que ello representa y conlleva.
El autor es presidente del IADER