La carta de Cristina: la música suena bien, el problema es la letra

Fue la propia Cristina Fernández la que le dijo al Presidente que “el rey está desnudo”.

(Presidencia)

Finalmente, fue la propia Cristina Fernández la que le dijo al Presidente que “el rey está desnudo”.

Con su gran experiencia política, hizo sonar el botón de pánico, antes de que sea demasiado tarde e, inclusive, aún después de despedazar a los eventuales interlocutores, habilitó el llamado a un acuerdo político, social y “mediático” para superar el “bimonetarismo” de la economía argentina, según ella, el origen de todos los males.

La “música” es correcta. Estamos ante un programa que no funciona, con funcionarios y funcionarias que no funcionan. Alberto Fernández es el presidente y es el que manda y sin un acuerdo amplio, los problemas estructurales de la economía argentina no se arreglarán.

Como siempre, con todo respeto con la ex presidenta, con ella, el problema es siempre “la letra”.

Me explico.

La Argentina no tiene una economía “bimonetaria”. Una economía bimonetaria es una economía en dónde la moneda local y otra moneda, en nuestro caso el dólar, circulan en paralelo e, indistintamente, cubren las funciones de una moneda. Economía bimonetaria tienen Uruguay, o Perú, o Chile, independientemente de la existencia de restricciones o no, al movimiento de capitales. La Argentina, en cambio, es una economía que tiene una moneda transaccional (una especie de cuasimoneda) y una moneda sustituta, el dólar, para “todo lo demás”. Esta degradación de moneda a cuasimoneda no es “el problema de la Argentina”. El problema de la Argentina es que no logra relacionar la degradación de la moneda, con el gasto público, financiado con el impuesto inflacionario. (como los ciudadanos del planeta Tlön inventado por Borges que no podían relacionar causas con efectos).

Lo que tenemos en nuestro país, es un conjunto de ciudadanos que, lentamente, fueron aprendiendo como eludir el impuesto inflacionario reduciendo al mínimo su tenencia de pesos. El problema de la política argentina es que dejó de brindar el bien púbico moneda, al mismo ritmo que dejó de brindar el bien público educación, el bien público justicia, el bien público seguridad, etc. etc. Y como la presión tributaria está en récord, y el endeudamiento no está disponible en cantidades razonables, la única salida a recuperar una moneda es reducir el gasto público (que subió 20 puntos del PBI entre 2003 y 2015) para bajar sistemática y sostenidamente el impuesto inflacionario y reconstruir el bien público moneda.

Por lo tanto, el acuerdo político que la Argentina necesita, no es un acuerdo para “terminar con la bimonetariedad pesificando de prepo” como seguramente piensa la Vicepresidenta, lo que se necesita es un acuerdo político amplio, para crear el “paisaje” que se necesita para dar lugar a un programa macro basado en dos pilares fundamentales: equilibrio fiscal, con una estructura impositiva pro competitividad y autonomía operativa del Banco Central. Obviamente, el “paisaje” incluye derechos de propiedad bien definidos, un poder judicial independiente en serio y serio, otra inserción internacional, otro federalismo, otra política de subsidios económicos y otra política social. Es decir, requiere un giro copernicano en la coalición gobernante, y un verdadero cambio en Juntos por el Cambio que, hasta ahora, para mantenerse unido, ha preferido no sugerir ninguna idea nueva, no sea cosa que salgan a la luz sus propias contradicciones. Debajo de ello, vendrán las políticas sectoriales y no al revés.

Sin el ánimo de ser el dueño de la verdad, ni mucho menos, sólo me permito recordarles que es con esta “letra” que funcionan los países que funcionan, con funcionarios y funcionarias que funcionan.

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