Costa Salguero, hora de cambiar prioridades

Se necesita una dirigencia política que priorice las futuras generaciones antes que los negocios de corto plazo

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Legislatura porteña
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Hace dos semanas se debatió en la Legislatura porteña una iniciativa que puso de manifiesto las prioridades de quienes gobiernan la Ciudad de Buenos Aires. En lugar de plantear cómo remuneramos a nuestros médicos y enfermeros o cómo cómo reactivamos el comercio y el empleo, la agenda que propone Horacio Rodríguez Larreta es la venta de espacios públicos para edificar viviendas de lujo. La posibilidad de emplazar torres en Costa Salguero y Punta Carrasco generó un fuerte rechazo de la sociedad que observó cómo se desaprovecha la oportunidad histórica de recuperar el borde costero. Discutir mal y a las apuradas puede costarle muy caro a nuestra sociedad.

La Ciudad de Buenos Aires desde sus inicios fue construida de espaldas al río privándonos de aprovechar esa costa tan preciada y tomando decisiones que siguieron alejando a la ciudadanía de las costas. Las condiciones geográficas objetivas de la Ciudad no tienen nada que envidiarle a aquellas capitales europeas mediadas por agua y canales que tanto admiramos, lo que falta es una dirigencia política que priorice las futuras generaciones antes que los negocios de corto plazo para un puñado de amigos.

Nuestra Constitución es sabia en la materia y en su artículo 8 plantea que “los espacios que forman parte del contorno ribereño de la Ciudad son públicos y de libre acceso y circulación”; de la misma forma se expresan el Plan Urbano Ambiental y el Código Urbanístico. Es por eso que la Justicia suspendió esta semana el proceso de venta desesperada que impulsaba Rodríguez Larreta. Cuando se gobierna ignorando a la sociedad, tarde o temprano se termina violando la legalidad.

El vencimiento de la concesión de Costa Salguero y Punta Carrasco nos brinda la oportunidad histórica para recuperar espacios perdidos por malas decisiones del pasado, en lugar de profundizarlas de forma irreversible. La propuesta de Rodríguez Larreta, acompañada por el bloque de Martín Lousteau, procura habilitar la construcción de torres al lado de Aeroparque. Esto no sólo implica un costo de oportunidad en la ya expuesta calidad de vida, si no que puede resultar inviable en términos de seguridad. No hay todavía señales de que las alturas de estas dos torres sean compatibles con la seguridad aeronáutica y al mismo tiempo, quienes residan en este complejo van a sufrir el ruido constante de los aviones volando a proximidad. ¿Cuánto estamos dispuestos a perder por someternos a tamaña improvisación? Las decisiones políticas deberían generar soluciones, más que crear nuevos problemas.

No hace falta mirar tan lejos, basta haber paseado por el bello Parque Rodó en Montevideo, donde la otra orilla del Plata es aprovechada por multitudes. ¿Se imaginan un parque abierto para disfrutar a la vera del río? Es necesario que el macrismo valore Uruguay por algo más que el pago de menos impuestos.

Este puede ser el punto de inflexión hacia un ejercicio verdaderamente republicano de gobierno -y no sólo declamativo- que garantice la pluralidad de voces y publicidad en el proceso. La ciudad que habitamos está entre las de peores estadísticas en materia de espacios verdes de América Latina. La Organización Mundial de la Salud recomienda entre 15 y 20 metros cuadrados de espacios verdes por habitante, la Ciudad de Buenos Aires solo tiene 5. Frente a este panorama, la política adoptada por el gobierno local ha sido la venta sistemática de tierras para el desarrollo inmobiliario. La pandemia debe hacernos cambiar las prioridades. La Ciudad del futuro debe contar con lugares de esparcimiento, aire puro y posibilidad de realizar actividad física. Ya vimos a dónde conduce el hacinamiento.

El 27 de noviembre se realizará la audiencia pública previa a la segunda a la segunda lectura del proyecto. Debemos participar para que se nos escuche y aunque las audiencias no sean vinculantes, que nuestras voces no puedan ser ignoradas. Si la Ciudad le ha dado históricamente la espalda a su río, es hora de empezar a mirar nuestro futuro de frente.

El autor es legislador de la Ciudad de Buenos Aires