A finales del siglo XIX se produjo en el mundo una gran depresión, conocida como el “pánico del ’73”, lo que obligó a la mayoría de las potencias a aplicar políticas proteccionistas. Mientras tanto, en Argentina se establecía fuertes incentivos al sector agrario lo que atrajo la llegada masiva de inmigrantes dispuestos a trabajar nuestras tierras. De esta manera, el país fue el faro de la gran inmigración europea, cuya influencia puede notarse tanto en nuestras comidas y costumbres como en la arquitectura de imponentes monumentos y edificios que siguen adornando principalmente la Ciudad de Buenos Aires.
Ser uno de los países económicos y socialmente más abiertos del mundo nos llevó también a receptar entre 1870 y 1920 cerca del 70% de la inversión extranjera de la región y esto se tradujo en una mayor infraestructura (líneas férreas, puertos, etc.) como en un incipiente proceso de industrialización nacional.
A principios del siglo XX, Argentina llegó a ser uno de los países más poderosos del planeta. Da cuenta de esto, por ejemplo, el diario La Prensa que entonces se traducía a diez idiomas y era tan influyente a nivel mundial como lo es actualmente el New York Time o el Washington Post.
Ser uno de los países económicos y socialmente más abiertos del mundo nos llevó también a receptar entre 1870 y 1920 cerca del 70% de la inversión extranjera de la región
Hoy, por lo contrario, crecen las consultas de los argentinos para emigrar del país y nuestro salario mínimo medido en dólares libres es menor que el de Haití, el cual presenta los peores indicadores socioeconómicos de la región y está prácticamente al borde de una guerra civil. ¿Qué nos pasó?
Fue el amor a primera vista
Pese al crecimiento económico, hasta 1880 reinaba una verdadera anarquía monetaria ya que convivían en el territorio nacional diversas monedas extranjeras y provinciales. De estas últimas, la más importante fue el primer billete nacional de la Provincia de Buenos Aires, emitido desde 1822 por el Banco Provincia que en aquel momento era una sociedad anónima, hasta la creación de la Casa de la Moneda en 1881. Fue amor a primera vista, el solo paso de la emisión monetaria a cargo de un banco privado a manos del Estado significó un crecimiento de la emisión de más del 900% anual.
Producto de la emisión monetaria desenfrenada, solamente desde 1900 a 1970 el peso argentino se devaluó aproximadamente 20.000% respecto al dólar
El historiador José Luis Romero retracta la preocupación del momento por medio de la declaración del senador Aristóbulo del Valle en el seno de la Cámara en junio de 1890: “No justifico las emisiones lanzadas a la circulación por el Tesoro público […] porque antes de ver al gobierno de mi país falsificar el sello de la Nación preferiría que quebrara el Banco Nacional y el Banco de la Provincia”. Y agregaba: “No soy de los que creen que hay males que se curan con estos medios que envenenan el organismo social”.
Producto de la emisión monetaria desenfrenada, solamente desde 1900 a 1970 el peso argentino se devaluó aproximadamente 20.000% respecto al dólar. Adicionalmente, desde la creación de la moneda nacional a la actualidad se eliminaron trece ceros. Para ser más gráficos, 10 billones de pesos actuales equivalen a un peso de 1883. De esta manera, tristemente la inflación se fue convirtiendo con el pasar de las décadas en parte de nuestra cultura popular al igual que el asado o el mate.
Mientras que los dólares siguen siendo los mismos de siempre, la moneda argentina pasó por el Peso Moneda Nacional (1881-1969), Peso Ley 18.188 (1970-1985), Peso Argentino (1983-1985), Austral (1985-1992), Pesos Convertibles (1992-2001) y los pesos actuales. Respecto a las figuras, si bien son simbólicas, el billete de un dólar norteamericano lleva la misma imagen correspondiente a su primer presidente, George Washington (1789-1797). Sin embargo, el billete de un peso argentino no existe más, aunque por las diferentes denominaciones de estos pasaron las figuras de decenas de próceres y hasta de animales.
A falta de disciplina fiscal, los intentos de estabilización tuvieron resultados cada vez más efímeros y hacia fines de 1980 la economía evolucionó directamente hacia el descontrol
La historia argentina demuestra que sucesivos planes económicos fueron quebrados por la persistencia de los desequilibrios macroeconómicos básicos, como, por ejemplo, el efecto de gastar más de lo que se recauda. A falta de disciplina fiscal, los intentos de estabilización tuvieron resultados cada vez más efímeros y hacia fines de 1980 la economía evolucionó directamente hacia el descontrol.
En ese entonces se instaló un pensamiento mesiánico por parte los funcionarios públicos sobre la emisión monetaria, los cuales creían que cortando en más pedazos una pizza podían generar más comida. Por supuesto, las soluciones propuestas por los mismos también pasaron al orden místico. Por ejemplo, Adolfo Canitrot, viceministro de Economía durante la presidencia de Raúl Alfonsín, declaraba que “para bajar la inflación soy monetarista, estructuralista y todo lo que sea necesario; y si hay que recurrir a la macumba, también”.
Este año 2020 se estima que producto de la caída de la recaudación, el aumento del gasto público y la crisis del coronavirus dará como resultado la emisión monetaria más alta de los últimos 30 años. ¿Quién ahorraría en pesos?
Conclusión: Argentina es el único país en el mundo en el que en una semana puede cambiar todo, pero que en más de un siglo no cambió nada.
El autor es fundador de InterFinance y autor del libro “Análisis fundamental: estrategias para invertir en el mercado argentino”