Un estudio que realizó una ONG en 2015 muestra que un 17% de la población forma parte de la administración pública tanto a nivel nacional como provincial. La gran mayoría son personas que han cursado la carrera de derecho y que están acostumbradas a escribir o hablar con un lenguaje técnico y de difícil comprensión para un ciudadano común. Pero si la gran mayoría de la población no habla de esta manera, ¿por qué no nos comunicamos de forma clara y sencilla para que todos entiendan lo que decimos?
Hagamos una comparación con algo que nos sucede a todos como usuarios de internet. Si la Justicia fuera una página web, para poder tener una buena experiencia sería necesario que tuviera una buena usabilidad, que resulte sencillo entrar al lugar buscado. Es decir, la experiencia del usuario se definirá por la facilidad al navegar en esa página. Por eso podemos definir el lenguaje claro en la Justicia como la llave que abre la puerta para entender el proceso por el cual vamos a ser sometidos.
La Justicia argentina es herencia de la colonia española, por eso seguimos hablando de fojas en vez de hojas. Esos usos y costumbres del siglo XIX forman parte de un paisaje que no se condice con una Justicia moderna. La creación del Centro de Información Judicial (CIJ) en 2006 por parte de la Corte Suprema de la Nación rompió la lógica del juez que habla solo a través de los fallos. Las sentencias online y juicios orales en vivo como Cromañón abrieron la puerta a una Justicia que comienza a interactuar más cara a cara con la sociedad.
Desde el Ministerio Público de la Ciudad entendemos a la Justicia como un servicio que debe estar al alcance de todo el mundo y que debe acomodarse a los nuevos desafíos y demandas de la sociedad, aprovechando al máximo las herramientas tecnológicas a nuestro alcance para superar todos los obstáculos.
Por ejemplo, en este contexto de aislamiento social preventivo y obligatorio a causa de la pandemia de COVID-19 logramos una respuesta satisfactoria frente a las denuncias recibidas gracias al gran trabajo del equipo de fiscales y funcionarios de la fiscalía. Esto sumado a un protocolo a distancia que ha sido toda una novedad para nuestra Justicia, con condenas a pedófilos resueltas en muy poco tiempo y a través de videoconferencias.
En el marco de la política de fortalecimiento institucional impulsada por la Secretaría de Relaciones Institucionales dentro del Ministerio y en concordancia con los lineamientos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la agenda 2030 de Naciones Unidas es que decidimos desarrollar el programa de Lenguaje Claro.
No se trata solo del lenguaje sino de repensar nuestros comportamientos y nuestras prácticas tanto dentro como fuera del Ministerio Público y nuestra forma de comunicarnos tanto de manera oral como escrita con las personas que acuden a nuestra ayuda para resolver sus problemas.
Desde las resoluciones que llevan mi firma, los formularios de denuncias y las víctimas que acuden a la Oficina de Asistencia a la Víctima y al Testigo (OFAVyT) para recibir asistencia y asesoramiento, como también los fiscales que acuden a las audiencias y se entrevistan con los testigos, todos debemos ponernos en el lugar del otro para que la Justicia sea más transparente frente a una sociedad que todavía la mira con desconfianza.
En esta tarea del lenguaje claro no estamos solos, ya que hay varios ejemplos de juzgados que están implementándolo con excelentes resultados, como también el Consejo de la Magistratura de la Ciudad, que ha confeccionado un glosario que traduce el lenguaje técnico a uno más sencillo y comprensible para la ciudadanía y así podríamos seguir con varios ejemplos en otros organismos públicos.
Para lograr nuestro objetivo y que el programa tenga éxito también nos hemos adherido a la red de lenguaje claro, una comunidad de organismos públicos que tiene como objetivo impulsar la transparencia en los actos de gobierno, el derecho a entender y el acceso a la información pública y que nos ayudará a capacitar a personal del Ministerio Público en esta tarea.
Si como institución hemos respondido de manera exitosa a una pandemia, no tengo dudas de que podremos llevar adelante una mejor y mayor interacción con el vecino y la vecina de la ciudad de Buenos Aires, apostando por una gestión transparente y abierta, fundada en valores democráticos y republicanos.
Una Justicia moderna es una Justicia que puede ser comprendida y ejercida por toda la ciudadanía.
El autor es fiscal general de la Ciudad de Buenos Aires