La Argentina viene rompiendo récords económicos (negativos) en las últimas décadas. En las clases de la maestría que cursé en Columbia, Estados Unidos, o en mi paso por Frankfurt School en Alemania, sólo utilizaban el caso argentino para plantear fracasos económicos de planes de estabilización. Es por ello que la última novedad es que, a pesar de haber reestructurado “exitosamente” nuestra deuda con el mundo, la Argentina sigue en la práctica en default y muy lejos de poder acceder no solo a financiamiento sino a inversiones nacionales y extranjeras. Así, la performance de nuestra deuda, traducido al español, significa que nadie confía en nuestro país ni quiere volver a confiar por los próximos 20 años.
Otro de los récords que vamos en pos de superar se vincula con la inflación, la segunda más alta del mundo hace tiempo y el valor del peso, que se encuentra dentro de las monedas más devaluadas del mundo en los últimos años. Si agregamos que llevamos una década de estanflación, es decir, nulo crecimiento pero mayor pobreza, podríamos concluir fehacientemente que Argentina vive de fracaso en fracaso económico sin una brújula que logre estabilizarla en el mediano y largo plazo. Debo aclarar que durante esta última década hubo gobiernos de todos los colores e ideologías e igualmente los shocks externos e internos hicieron temblar nuestra frágil economía argentina.
Sin embargo, y retomando mi última columna respecto a la necesidad de ampliar el abanico de posibilidades para salir definitivamente de la decadencia económica, me pareció práctico y útil realizar preguntas y respuestas respecto al plan económico de dolarizar completamente la economía de una vez por todas.
¿Qué significa dolarizar completamente la economía argentina? ¿No lo hicimos ya en los ’90 y tuvimos una pésima experiencia?
Dolarizar la economía significa dejar de lado nuestra economía bimonetaria, donde el peso es utilizado para transaccionar únicamente, pero el dólar americano es utilizado para ahorrar e invertir, es decir, es la reserva de valor de todos los habitantes del país que tienen una mínima capacidad de ahorro (incluyo políticos de todos los frentes). En este plan económico, el argentino utilizaría una única moneda para llevar adelante todas las operaciones mencionadas anteriormente. Respecto a la convertibilidad de los ’90, luego de la hiperinflación del ’89, no se dolarizó la economía argentina, sino que se buscó un ancla monetaria, 1 peso 1 dólar, para estabilizar la inflación y proyectar un programa de largo plazo pero que careció de reformas estructurales que acompañaran dicho plan. Entre ellas, Argentina siguió desfinanciándose fiscalmente y emitiendo deuda para soslayar dicho agujero fiscal.
La gran diferencia de la completa dolarización con la convertibilidad es que en este caso la moneda nacional desaparece completamente, evitando la tentación de “querer volver para atrás” cuando la situación lo amerite.
¿Cuáles son las mayores desventajas de dolarizar la economía?
La mayor desventaja es que Argentina pierde la posibilidad de controlar su política monetaria, es decir, pierde su Banco Central. En ese caso, no se puede financiar al Estado cuando lo necesita o no se puede devaluar para ganar competitividad en el corto plazo, cuando la macroeconomía es afectada por shocks externos o internos. Tampoco se puede utilizar la tasa de interés para hacer política monetaria. Otra desventaja es que si no se acompaña de reformas estructurales a nivel impositivo y laboral, Argentina podría perder competitividad debido a la fortaleza de su moneda.
O sea que se pierde una gran herramienta monetaria que es el tipo de cambio flexible, es decir, no se puede devaluar para ser mas competitivos. ¿Eso no seria un error garrafal para Argentina?
Argentina es uno de los reyes de las devaluaciones de su moneda, además de contar en distintas etapas de su historia con distintos nombres. Los hecho facticos demuestran que las devaluaciones para amortiguar las crisis en nuestro país no tuvieron impacto significativo en el mediano plazo en la actividad económica. También, si uno analiza la evolución de las exportaciones de las ultimas décadas, a pesar de contar con momentos de tipo de cambio más competitivo durante varios años, estas ultimas solo vienen disminuyendo si tomamos como referencia valores históricos. Es decir, las devaluaciones no solucionan los problemas de fondo y la competitividad y la pobreza de un país no se resuelve con un tipo de cambio alto devaluando.
¿Esto quiere decir que nos va a manejar Estados Unidos y perdemos la libertad económica?
Argentina pierde su capacidad de imprimir moneda principalmente, eso no quiere decir que se pierde su libertad económica. En este caso, nuestro país se rige por una nueva ancla monetaria que le da previsibilidad al emprendedor/a, empresario/a, trabajador/a ya que su moneda no tendrá la devaluación constante de la inflación y la volatilidad del peso.
¿Crees que verdaderamente son desventajas lo que mencionaste anteriormente?
La historia es la mejor aliada y podemos observar que la dependencia histórica del Banco Central al gobierno de turno solo generó desfinanciamiento para el país, mayor inflación y volatilidad del peso. Además de no ofrecer nunca herramientas de inversión para ganarle a la inflación. Por ello, perder la libertad monetaria es una de las mayores ventajas de la completa dolarización.
¿Cuáles son las ventajas de dolarizar Argentina?
Caída de la inflación a un dígito, previsibilidad económica para el inversor/a, trabajador/a, capacidad de generar crédito y financiamiento de largo plazo para todos los sectores económicos del país. También, destruir un canal de financiamiento para seguir ampliando el Estado y, por ende, menores herramientas para la política de desfinanciar el país.
¿Europa no toma una decisión similar cuando decidió instaurar el euro?
Muchos países europeos decidieron hace varias décadas regirse por una moneda común, capaz de potenciar el comercio entre los países miembros, generar estabilidad monetaria en la zona, hacer frente al poderío del dólar americano, entre varias razones más. En este caso, lo que podríamos decir es que todos estos países, con diferencias económicas profundas, son capaces de sortear la dificultad de una única moneda y convivir en la zona euro, compartiendo una moneda común.
¿Hay países que hayan llevado adelante la dolarización exitosamente?
Hay mas de 30 países que en la actualidad dolarizaron su economía exitosamente. Uno de los casos más conocidos es Ecuador, que llevó adelante la dolarización luego de una crisis profunda, con hiperinflación del 106% en el año 2000. En la actualidad, Ecuador tiene una inflación que ronda el 0.5% anual (no mensual).
¿Se pierde la soberanía dolarizando nuestro país?
No se pierde de ninguna manera la soberanía por dolarizar la economía. La soberanía se pierde cada día que Argentina tiene mayor pobreza, indigencia y gente que no logra insertarse en el ámbito laboral. También se pierde a diario cuando más niños/as y jóvenes no terminan sus ciclos educativos y muchos de ellos están destinados a un futuro incierto. Ecuador es un ejemplo donde la adhesión al dólar ronda el 90% de la popularidad en el país.
¿Por qué otros países como Chile, Colombia, Brasil o Uruguay no dolarizaron para estabilizar sus economías?
Todos estos países comparten que tienen una economía con una única moneda nacional de referencia. Un brasilero o chileno no piensa ahorrar en dólares y a pesar de que sufrieron procesos inflacionarios hace varias décadas, la inflación no ha sido tan persistente y alta como lo ha sido en Argentina. Además, dichas economías han tenido una conducta fiscal diferente a la de nuestro país, que durante los últimos 110 años ha convivido con déficit fiscal y el próximo año volveremos a tenerlo.
¿Creés que se puede llevar adelante en este momento la dolarización?
No están dadas las condiciones en la actualidad, pero con el paso de los próximos 12 a 18 meses, a medida que se empiece a espiralizar la inflación, Argentina tendrá que tomar medidas profundas para estabilizar la macroeconomía. En ese momento, la dolarización será una propuesta contundente para reducir drásticamente la inflación en el país y generar previsibilidad económica de largo plazo.
¿Se puede lograr el éxito económico sin un conjunto de medidas que acompañen a la dolarización?
No, de ninguna manera debería llevarse adelante una dolarización si no viene acompañada de un conjunto de reformas estructurales profundas en materia impositiva y laboral que le den la consistencia necesaria al programa económico. En ese caso, caeríamos en la historia conocida de los ’90 de la convertibilidad. Por ende, entre otras medidas complementarias es fundamental el equilibrio fiscal para evitar errores pasados.
Argentina debería simplificar la matriz impositiva, desarrollar nuevas políticas que flexibilicen la rigidez laboral del sistema y lograr un pacto social robusto que genere previsibilidad en el largo plazo. Respecto a las medidas impositivas, deberían eliminarse impuestos obsoletos, abusivos y corrosivos como el impuesto al débito y crédito. También se deberían brindar verdaderos incentivos fiscales para aquellos que cumplan impositivamente y ventajas para aquellos que invierten. En el plano laboral, premiar a la empresa que contrata personal y no castigarla, como sucede en la actualidad. En este caso, se estaría dando trabajo y el Estado podría beneficiar a la empresa con mejores planes de financiamiento del pago de los impuestos o reducciones de las alícuotas en base al número de contrataciones anuales.
¿Cómo se resuelve el tamaño del Estado con la dolarización?
Con la dolarización se limitan los canales de financiar al Estado, por ende, se reducen las herramientas de seguir ampliando el sector público en el país. El tamaño del Estado solo se resuelve si se toman decisiones aún más profundas que contemplen la imposibilidad de los gobiernos de turno de sumar trabajadores/as al sector público. Mi visión es que, por un lado, solo contando con 2/3 en las Cámaras del Congreso se pueda ampliar el sector público y, por el otro, que cada persona que se incorpore al Estado tenga un contrato que deberá renovarse anualmente, similar al modelo colombiano. En este caso, se evita la inmortalidad de la “planta permanente” que representa un costo extraordinario al país.
Para concluir, invito a todos los/as lectores/as a responder si estarían de acuerdo con la dolarización de Argentina. Quiero agregar que solamente poniendo este tipo de discusiones sobre la mesa tendremos la posibilidad de construir los consensos necesarios para definir políticas de Estado de largo plazo en nuestro país. Este ejercicio de plantear nuevas políticas económicas es el que deberíamos estar haciendo para poder combatir la pobreza, generar certezas a los emprendedores/as y empresarios/as que invierten en nuestro país y llevar tranquilidad a los cuarenta y cuatro millones de argentinos que sufrimos diariamente la flagelación de las divisiones políticas, los errores económicos, la inflación y la falta de consistencia económica para planificar un futuro en paz.
El autor es director de Romano Group, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral y máster en Finanzas y en Economía y Políticas Públicas (Universidad de Columbia)