FinCEN Files y cómo combatir el crimen económico

La investigación ofrece una oportunidad para observar cómo funciona el crimen económico, y en muchos casos hasta permite su vinculación con el daño ocasionado por la opacidad y la falta de regulación en el mercado

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Desde hace dos semanas, los interesados en la lucha contra la corrupción vienen hablando de un nuevo trabajo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. Esta vez, su principal base de datos para el análisis son filtraciones de la red del organismo antilavado de Estados Unidos, FinCEN. Ya quedaron en el pasado Panama Papers y Paradise Papers, hoy es el turno de los FinCEN Files.

Hasta ahora, los periodistas de Argentina miembros del Consorcio realizaron notas donde se detalla la información que se filtró, qué se investiga en cada país, las personas vinculadas, las maniobras utilizadas, los daños que ocasionados por esas maniobras y se intenta aproximar ideas de lo que es legal e ilegal de dichas maniobras. Desde el Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (CIPCE) intentamos aportar un granito de arena para entender los FinCEN Files, y de esta forma comenzar a relacionarlos con el crimen económico.

En un primer eslabón ubicamos una gran base de datos que confluyen que provienen de reportes de operaciones sospechosas (ROS). Esa base de datos la tuvo la unidad antilavado de Estados Unidos y su insumo proviene a su vez de ROS enviados por actores que podrían ser conglomerados, en un nódulo de grandes bancos de renombre internacional como HSBC, Deutsche Bank, GP Morgan, Standard Bank, etc. La primera caracterización al respecto a nivel global es que los reportes fueron lentos, incompletos y que en la mayoría de casos aun hoy –después de más de cinco años- no se pueden explicar las personas intervinientes y mucho menos los reales motivos de las transferencias entre cuentas.

En un segundo eslabón se ubican las personas (en general jurídicas) que intermediaban por medio de los bancos nombrados. En este segundo nódulo se ubican sociedades y agentes de bolsa, grandes empresas y aparecen nuevamente entidades financieras, pero de menor renombre. Las maniobras que se observan a simple vista son triangulaciones entre las personas ubicadas en este nódulo, grandes cantidades de dinero transferido y domicilios de las entidades en refugio fiscales. Ya aquí, sin llegar al tercer y último eslabón, se pueden relacionar las maniobras descriptas con algunos conceptos del crimen económico, como son la fuga de capitales, la desnaturalización del mercado de valores y la elusión fiscal.

En un tercer eslabón encontramos clientes de los actores ubicados en el segundo nódulo. Aquí se observan más nombres de personas físicas. En general, empresarios y personas de ámbito público internacional con relación en nuestro país, y también en algunos casos se caracterizan sus vínculos con diferentes partidos políticos.

Luego del recorrido de los tres eslabones y caracterizado de forma genérica cada uno de lo que se visibiliza en cada eslabón –los nódulos- se puede visualizar por qué los reportes son sospechosos y se nombran en potencial delitos cambiarios, posibles violaciones de la normativa anti lavado local, evasión fiscal y otros delitos.

De esta forma, los informes y el análisis del Consorcio de periodistas demuestran cómo billones de dólares fluyen libremente a través de entidades financieras, sociedades de bolsa y grandes empresas generando un quebrantamiento del sistema normativo. Entonces, cabe preguntarse ¿deben reformarse los sistemas de control y prevención de la criminalidad económica? ¿o acaso estamos condenados a vivir con sus efectos?

Creemos que los FinCEN Files ofrecen nuevamente una oportunidad para observar cómo funciona el crimen económico, y en muchos casos hasta permite su vinculación con el daño ocasionado por la opacidad y la falta de regulación en el mercado.

Desde el CIPCE, en los últimos tiempos se generaron ideas para prevenir y perseguir la criminalidad económica. La prevención coordinada de los organismos de control de los sujetos obligados, el control del mercado de capitales, la reglamentación de las infracciones a la desnaturalización del mercado, un nuevo régimen penal cambiario, la regulación del crédito estatal, la ley de destinatario final, y el control sobre fideicomisos y sociedades simplificadas son algunos ejemplos de los proyectos generados. En definitiva, ideas que en mayor o menor medida surgen de la necesidad de condenar la riqueza a ciegas, y dificultar la invisibilidad de los pobres.

*Abogado y profesor especializado en crimen económico y corrupción. Miembro de la Junta Directiva del Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (CIPCE)

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