El oficialismo se apura a festejar la baja de la inflación porque pronto rebotará

En el Gobierno creen que ha quedado en evidencia que la emisión monetaria no genera aumento generalizado de los precios. Desestiman el efecto de los controles que no podrán ser permanentes y de otros tecnicismos

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Los precios al consumidor en Argentina subieron 40,7 % interanual en agosto (EFE)
Los precios al consumidor en Argentina subieron 40,7 % interanual en agosto (EFE)

Funcionarios y políticos del oficialismo destacan que hay que mirar cómo está bajando la tasa de inflación mensual medida por el IPC del Indec, a pesar que el ritmo de expansión monetaria que lleva el BCRA ya está en el orden del 76% interanual.

Miembros del Gobierno y defensores del modelo kirchnerista consideran que se ha demostrado, definitivamente, que es falso que si se emite moneda se genera inflación. Obviamente, parecen desconocer el comportamiento de la demanda de moneda y su manifestación en el tiempo.

Si se mira la evolución del IPC en los últimos meses, todo parece indicar que los funcionarios del Gobierno tienen razón. La inflación está bajando. Desafortunadamente lo mismo se decía en la época de José Ber Gelbard y se terminó en el “Rodrigazo” de 1975. Por un tiempo se puede disimular la suba del ritmo de los precios mediante diferentes mecanismos, hasta que todo estalla.

Por un tiempo se puede disimular la suba del ritmo de los precios mediante diferentes mecanismos, hasta que todo estalla.

Justamente, si se observa la evolución del Índice de Precios al Consumidor en un período largo, se advertirá que luego de abandonar la convertibilidad fija de 1 a 1 entre el peso y el dólar que rigió en los 90 se registran picos y caídas a los largo de la curva, pero con máximos cada vez más altos. Por ejemplo, Néstor Kirchner asumió con una inflación del 14,3% anual y le entregó el gobierno a Cristina Fernández de Kirchner en diciembre de 2007 con una tasa del 25,7%. Prácticamente la duplicó.

Otro pico inflacionario se da en septiembre de 2014 cuando se acelera la tasa de devaluación porque ya no podía el Ministerio de Economía y el Banco Central continuar atrasando el tipo de cambio para el comercio exterior.

La salida del cepo cambiario y los aumentos de tarifas de los servicios públicos que se negaba a ajustar el kirchnerismo, produjeron otro máximo a mediados de 2016 bajo el gobierno de Cambiemos.

Luego, se disparan los precios en 2019 con la corrida cambiaria y financiera producto del uso de las Lebac para contener artificialmente la inflación y el tipo de cambio pisado y tras el resultado de las elecciones primarias.

¿Habrá otro pico inflacionario?

Es lo más probable que el fenómeno de la aceleración del ritmo de los precios vuelva a repetirse porque la variación atenuada que muestra el IPC desde comienzos del año está basada en la política de Precios Cuidados, controles de precios y tarifas de los servicios públicos artificialmente bajos. Reeditan la política del anterior gobierno K, pero con mucho menos stock de capital de arrastre en las empresas para sostenerlo.

El gráfico precedente muestra la evolución de alguno de los rubros del IPC. Por ejemplo, con una inflación del 22,5% entre noviembre de 2019 y agosto 2020 la Electricidad, Gas y Otros Combustibles acusaron una baja del 1% y el transporte público crece solo 9,4% y combustibles 11%. Llama la atención el bajo aumento del rubro alimentos del 26,7% en los 9 meses considerados.

Mientras el equipo económico “pisa” las tarifas de los servicios públicos, el tipo de cambio y agudiza el cepo cambiario, la base monetaria se está expandiendo al 76% anual. ¿Por qué no se dispararon los precios con semejante emisión? Porque dado el corralito de hecho establecido por el Gobierno que impone restricciones para retirar los pesos de los bancos, aumenta artificialmente la demanda de moneda. La gente no solo no puede retirar cuando quiere los pesos de los bancos, sino que, además, las restricciones impuestas por la eterna cuarentena limitan el consumo de bienes y servicios.

La gente no solo no puede retirar cuando quiere los pesos de los bancos, sino que, además, las restricciones impuestas por la eterna cuarentena limitan el consumo de bienes y servicios

Pero hay otro factor que hace pensar que la curva que del IPC que hoy se ve en baja, seguramente va a tener un salto importante en el futuro. Por un lado, cuando se ajusten los precios de las tarifas de los servicios públicos, salvo que se afecte la disponibilidad de esos servicios como ocurre en Venezuela, y pasó en la Argentina. Pero, el otro problema que alarma es el increíble aumento de la deuda del BCRA en Leliq y Pases Netos. Hasta agosto el déficit fiscal del Tesoro fue de $1,6 billones, sin embargo, la base monetaria se incrementó en $392.000 millones, porque la diferencia se cubrió con emisión monetaria que luego fue retirada de circulación a través de los instrumentos de regulación de la cantidad de dinero en poder del público, sumó $1,4 billones.

¿Qué significa todo esto? Que el grueso del déficit fiscal se está financiando con deuda del BCRA que toma contra los depósitos de la gente, y es deuda que no va a poder pagar porque el Central no genera ingresos.

Deterioro del sector real

Mientras la actividad económica sigue cayendo, las empresas se van del país, el BCRA emite moneda y toma deuda de corto plazo impagable, se mantienen congeladas las tarifas de los servicios públicos, el tipo de cambio se atrasa y también algunos precios de los productos básicos, al tiempo que la cuarentena frena la caída en la demanda de moneda.

El BCRA emite moneda y toma deuda de corto plazo impagable, se mantienen congeladas las tarifas de los servicios públicos, el tipo de cambio se atrasa y también algunos precios de los productos básicos

El oficialismo puede festejar la baja de la tasa de inflación. Pero en realidad todos los instrumentos mencionados postergan un nuevo pico en el ritmo de alza de los precios, no se puede predecir cuándo se va a producir, pero es altamente probable que sobrepase cómodamente el último pico, habida cuenta de que existe un desfase probado entre 8 y 18 meses entre el aumento sostenido de la cantidad de dinero primario y su traslado al Índice de Precios al Consumidor.

De ahí que con controles de precios se podrá postergar, pero si un plan integral de estabilización sólo estará preparando la tormenta perfecta.

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