Hacia un liderazgo radical bonaerense

El partido radical de la Provincia de Buenos Aires atraviesa una transformación, producto de la decisión de convertirse en una fuerza con clara identidad ideológica y aspiraciones reales de gobierno que impida la hegemonía en el sistema político

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Argentina atraviesa una pandemia con una situación sanitaria y económica delicada que nos impone prudencia para afrontar los desafíos que vienen. Para esto, la oposición política debe ejercer su rol con responsabilidad y firmeza. Responsabilidad entendida en un contexto excepcional que amerita una clara defensa de las instituciones. Debemos ser firmes en nuestras convicciones y así producir la unidad necesaria para la consolidación de un frente de ideas que sumen a la sostenibilidad de la república.

Debemos tener un plan estratégico de contención social que dé respuesta al silencio de una gestión nacional compleja y de una provincia de Buenos Aires con un gobernador sin brújula. La respuesta insuficiente por parte del oficialismo a la pandemia concluye en la necesidad que tiene la gente de encontrar opciones electorales que le den respuesta a sus problemas. Esta etapa política está llena de cuestionamientos y nos desafía a revisarnos al interior de los partidos. Nuestra responsabilidad en esta coyuntura es avanzar hacia la consolidación de nuestro rol de líderes de la oposición.

El radicalismo trabaja unido en Juntos por el Cambio y buscamos fortalecernos con una referencia territorial en tres gobernaciones del país y con un número de intendencias en la provincia de Buenos Aires mayor al de 2015. Buscamos liderar con una agenda novedosa para un partido que tiene tradición con ideas nuevas que lo lleve a la siguiente etapa de su desarrollo.

El partido radical de la Provincia de Buenos Aires atraviesa una transformación, producto de la decisión de convertirse en una fuerza con clara identidad ideológica y aspiraciones reales de gobierno que impida la hegemonía en el sistema político. Durante años estuvo sin rumbo, desdibujado, con escasa representación política, con un comité dividido por los mismos que hoy vienen a proponer la unión partidaria.

Aquellos que hoy se refieren al radicalismo bonaerense como falto de carácter dicen buscar la unión. Sin embargo, fueron ellos quienes en la primera de cambio, luego de la derrota del 2019, buscaron conformar su propio bloque opositor en la Provincia. La unidad no es una condición natural, sino una construcción a partir de los objetivos comunes que se plantea un partido político con capacidad transformadora y vocación de poder. Esa construcción refundacional existió a partir de 2016 y logró que el partido se levante. La integración en una coalición que además gobernaba la nación y la provincia fue un estímulo para que surja nuestra vocación representativa y una participación estable. Hoy es un factor de poder y tiene para ofrecerle a la Provincia más grande del país modernización política y social, y para eso vamos a combinar nuestra tradición democrática con innovación. La continuidad de ese proyecto político resulta un partido renovado sin abandonar la identidad radical.

La fórmula Maximiliano Abad y Érica Revilla representa la consolidación de este proceso hacia un liderazgo radical bonaerense. Maxi representa hoy la autoridad máxima de la oposición en la legislatura de la Provincia, aportará la capacidad demostrada en la construcción de consensos y de gobernabilidad, y Érica, intendenta de General Arenales, logrará conjugar experiencia de gestión para liderar esta nueva etapa. Estamos convencidos de que son la opción radical de la Provincia porque cuenta con el apoyo de intendentes, los legisladores nacionales y provinciales, concejales, la Juventud Radical y de todos aquellos que decidieron reconstruir al partido desde adentro.

El radicalismo ha sido siempre un actor importante en el escenario político y tiene la relevancia suficiente para aportar fuerza en las decisiones de Juntos por el Cambio. Maxi Abad aporta líneas nuevas de conducción, ideas innovadoras, una organización moderna, igualitaria y democrática, con nuevos liderazgos. Representa a quienes aspiramos una oposición que sea alternativa de poder.

Gualeguaychú produjo en el radicalismo una transformación única, adaptando su dinámica partidaria hacia nuevos roles y construcciones en las coaliciones políticas. Este proceso nos devolvió la vocación de poder y de servicio, recuperó nuestra base electoral. Sin embargo, el mayor logro es el que estamos atravesando: tras la derrota electoral de 2019 nos mantenemos unidos, y este es el mejor aprendizaje alcanzado como partido. El radicalismo está listo para ser protagonista de la coalición Juntos por el Cambio, con un líder convocante para un proyecto renovado.

Nuestro partido es sinónimo de libertad e institucionalidad republicana. No hay proyecto nacional para el radicalismo sin la Provincia unida. Por eso debemos ser una fuerza electoralmente competitiva para encabezar un proceso de alternancia. Seguir siendo los portadores de valores históricos y de reconstrucción política, a la vez que buscamos soluciones de progreso para problemas nuevos. Esa será la tarea de la nueva conducción partidaria apoyada por todos los radicales de la provincia de Buenos Aires.

La autora es diputada nacional de la provincia de Buenos Aires por la UCR en Juntos por el Cambio.

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