A la Policía hay que pagarle bien

Las protestas vienen a visibilizar el mal empleo de los recursos del Estado por parte de la política

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Un policía bonaerense recibe de sueldo promedio el equivalente a 300 dólares estadounidenses. (Maximiliano Luna)
Un policía bonaerense recibe de sueldo promedio el equivalente a 300 dólares estadounidenses. (Maximiliano Luna)

Un diputado provincial -que descansa más de lo que trabaja durante el año- recibe un alto sueldo, dinero para asesores que normalmente termina en sus propios bolsillos, subsidios para ONGs -muchas veces propias o relacionadas- viáticos y pasajes. Trabajo sin riesgo alguno.

En cambio, un policía bonaerense recibe de sueldo promedio el equivalente a 300 dólares estadounidenses. El umbral de la pobreza. Desde los despachos de la política y también a veces del Poder Judicial se los exige y maltrata. Una mala inversión que redunda en general en una seguridad pública de baja calidad.

Que el rendimiento de la Policía de la Provincia ha sido en muchos casos deficiente y/o teñido de corrupción no es novedad, pero ello no invalida a que la mayoría de sus miembros trabajan honestamente y lo hacen como pueden con los escasos recursos asignados.

En una oportunidad tuve que dar una charla en una dependencia de la Policía sobre el entrenamiento que recibían distintas policías estaduales de los Estados Unidos, sus altas exigencias y también sus beneficios al ingresar a las fuerzas: desde un salario básico que ronda los 5.000 dólares mensuales hasta las facilidades al momento de obtener préstamos inmobiliarios.

Un joven oficial, luego de terminar, se me acercó y charlamos sobre su trabajo enfocado en investigaciones y las veces que interrumpía la tarea por tener que salir a “recaudar”, es decir a pedir a comerciantes y empresarios de la jurisdicción porque no tenían nafta para los patrulleros o porque su jefe debía elevar dinero a una estructura piramidal que llegaba muy alto, hasta la política. A modo de consuelo concluyó: “Acá nos morimos de hambre hasta que llegamos a una buena jerarquía. Después, como mi jefe, ganamos más que el policía de Estados Unidos...”.

Esto explica por qué en las protestas actuales vemos a los policías de la calle, de jerarquías más bajas, los más expuestos al crimen y que deben vivir trabajando en pésimas condiciones para alimentar a sus familias.

Los otros no tienen esos problemas...

El autor es doctor en Ciencias Penales y ex fiscal.

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