El 6 de septiembre se celebra el Día Nacional de las Relaciones Públicas. Un día como hoy en 1979 se fusionaron las dos entidades que agrupaban a los referentes de las Relaciones Públicas y la Comunicación del país y se definía esta fecha como un hito para nuestra profesión. Hoy, a 41 años de ese acontecimiento, y en medio de una pandemia sin precedentes desde la gripe española de 1918, se presentan nuevos desafíos para ejercer las relaciones públicas y la comunicación institucional en las organizaciones.
“No importa tanto lo que los padres dicen, sino lo que los padres son”, esta frase de mi profesor de la última materia de la carrera de Psicología quedó grabada en mi memoria hace más de 20 años. Cuando hablamos de comunicación, muchas veces nos preocupamos excesivamente por las formas, los mensajes, el tono. Sin desmerecer la relevancia de la palabra, mucho más importante es lo que somos y lo que hacemos.
En el plano de la comunicación corporativa este concepto sería pasar del storytelling al storydoing. Saber contar historias es importante porque las personas recordamos los relatos que tienen una estructura de cuento, pero más relevante es lo que vivimos y experimentamos. Las experiencias dejan huellas más profundas y duraderas.
Cuando hablamos de comunicación, muchas veces nos preocupamos excesivamente por las formas, los mensajes, el tono. Sin desmerecer la relevancia de la palabra, mucho más importante es lo que somos y lo que hacemos
En nuestro país, donde más del 50% de la población es menor de 30 años y nació bajo la lógica 2.0, como comunicadores tenemos el desafío de generar experiencias, conversaciones y relacionamiento directo con nuestros públicos. La comunicación es transmedia; este concepto introducido por Henry Jenkins en 2003 detalla que hoy los relatos tienen dos rasgos característicos: expansión narrativa y cultura participativa.
Como sabemos, la pandemia aceleró procesos de adopción tecnológicos que iban a suceder, pero no cambió el destino de las comunicaciones.
Es interesante analizar y esbozar las primeras conclusiones sobre las comunicaciones durante la pandemia, porque seguramente marquen la agenda de nuestra profesión de cara al futuro.
- No hablar sino tengo nada relevante para decir: al inicio de la pandemia vivimos un fenómeno de “mundialización” en el que muchas empresas y marcas salieron rápidamente a comunicar como si fuera la Copa del Mundo. Los mensajes eran muy parecidos y genéricos y se repetían frases como “quédate en casa” o “cuídate”. Seguramente se destinaron muchos recursos y los mensajes pasaron inadvertidos.
En momentos de incertidumbre es clave dar seguridad, tranquilidad y certezas en la medida de lo posible
- Escuchar y decodificar qué esperan los públicos de mi empresa o marca: la escucha inteligente y activa de la conversación en redes sociales se volvió clave para entender qué esperan y necesitan los públicos. En momentos de incertidumbre es clave dar seguridad, tranquilidad y certezas en la medida de lo posible. Cada empresa o marca tiene un rol en la vida de las personas y en momentos de crisis, la marca se vuelve servicio.
- Ser una fuente confiable y cercana al periodismo: los medios y los periodistas cumplen un rol esencial en este contexto y las empresas deben contribuir con información de valor para la sociedad.
- Reforzar el vínculo con los empleados: se ha evidenciado un aumento significativo de la relevancia del rol de las comunicaciones internas en este contexto. Informar de manera continua, concientizar sobre los protocolos, reconocer y brindar contención son pilares de la gestión de comunicación actual. Muchas compañías implementaron nuevas herramientas digitales de comunicación o potenciaron el uso de las que ya tenían para estar cerca de sus empleados e incluso de sus familias.
Mirando al futuro, nuestro faro debe ser la transparencia como única forma de generar confianza con nuestros públicos
- Aumentar nuestro compromiso social: muchas empresas, según su propósito, sector en el que opera y locación geográfica reforzaron los vínculos con las comunidades cercanas y vulnerables y brindaron ayuda concreta.
- Ser parte de iniciativas más grandes: desde nuestro rol de comunicadores tenemos la capacidad y oportunidad de ayudar a que las empresas formen parte de acciones colectivas de alto impacto en la sociedad. Se destacaron durante este año la iniciativa #SeamosUno que unió a diversas entidades religiosas, sociales y empresariales con un objetivo común: llegar con alimentos a un millón de hogares vulnerables y la campaña Somos Responsables que buscó concientizar sobre la necesidad de cuidarnos entre todos y fue impulsada por medios periodísticos, instituciones del mundo académico, profesional y de la comunicación
Mirando al futuro, nuestro faro debe ser la transparencia como única forma de generar confianza con nuestros públicos. En este sentido, hace unos días, Adriana Amado, en un encuentro que tuvimos con los miembros del Círculo Dircoms, compartió una reflexión: “Hoy más importante que ser visible es ser confiable y el desafío para la profesión es la transparencia porque quien no tiene nada que ocultar nada tiene que temer”.
¡Muy feliz día para todos mis colegas!
La autora es presidente del Círculo Dircoms