En los últimos días se ha revivido el debate por la ley de la economía del conocimiento en Argentina. Para quienes no están en tema, se trata básicamente de una nueva ley que vendría a impulsar el sector tecnológico en el país, algo que existía previamente pero que perdió vigencia el pasado mes de enero.
Si la pandemia nos ha demostrado algo es que la tecnología ahora juega un papel fundamental en nuestras vidas. Los negocios que han logrado subsistir en medio de la cuarentena son los que pudieron reconvertirse de manera digital. La educación ahora está basada en la enseñanza virtual a distancia. Las familias y amigos han aprendido a mantener vínculos gracias a las telecomunicaciones. Está claro que la tecnología se ha vuelto vital.
Pero hay números duros que nos permiten entender cuán importante es el sector para el país. No se trata sólo de usar la tecnología sino que Argentina tiene la capacidad, y el talento, para generar tecnología. Este sector exporta más de 6 mil millones de dólares al año y, si se lo apoya, puede generar empleo para más de un millón de argentinos. El plan comercial del sector, basado en números reales y no en suposiciones, indica que si como industria la tecnología cobra relevancia en el país, en una década podríamos pasar de generar el 8 por ciento de las exportaciones nacionales al 15 por ciento. Según el Foro Económico Mundial, Argentina está posicionada para ser una de las 5 economías más digitalizadas de América Latina, y una de las 30 principales del mundo.
Desde mi lugar como empresario del sector basado en Mar del Plata, me gustaría aportar un ángulo más a este debate. Y es que una industria tecnológica fuerte nos permite consolidar un sector productivo federal. El país tiene 37 polos y clusters tecnológicos, lo que implica una diversidad geográfica de producción mayor que cualquier otra industria. Son más de 1600 empresas que hoy ya emplean a 45 mil trabajadores calificados con sueldos muy por encima de la media. Trabajadores que están distribuidos en diversos puntos del país, no sólo en la Capital Federal, y que reactivan las economías locales. Hay mucho camino por recorrer en la federalización de la industria tecnológica, y la provincia de Buenos Aires tiene en particular un gran desafío por delante. Si hablamos de las industrias tradicionales del país, esta provincia concentra el 50 por ciento de esas industrias. Esta gran y diversa provincia ya cuenta con varios polos, entre ellos Mar del Plata, la ciudad que está pronta a convertirse en el emblema de la economía del conocimiento. Hoy en día ya hay 80 empresas instaladas en esta ciudad que está destinada a seguir creciendo. Su ubicación central, la facilidad de conexión con el resto del país y la maravillosa playa hacen de Mar del Plata un destino muy atractivo para los talentos que en definitiva son quienes hacen grandes a las empresas.
La tecnología nos permite movernos. No estamos atados a una determinada materia prima que hace que podamos trabajar en una sola locación. Y Argentina está entendiendo eso, por eso este es un proyecto de carácter netamente federal. El talento lo tenemos, y esa es nuestra principal ventaja comparativa. No solo lo veo yo. En 2019 se realizó una encuesta entre las empresas del sector y el 27 por ciento estuvo de acuerdo con que este era nuestro mayor capital. Pero además, la mayor parte de los colegas entiende que trabajar en los distintos polos nos permite un nivel de asociación entre las empresas -por la cercanía que se genera entre unos y otros en el interior del país- del que todos nos beneficiamos. Nuestro sistema universitario está federalizado y eso hace que sea posible crear estos polos. Las universidades son el semillero del talento que hace a esta industria única.
Lejos de querer entrar en un debate político, me gustaría destacar que estamos ante una oportunidad de trabajar a favor de la economía nacional, con apoyo de diversos sectores políticos. En tiempos en los que tanto se habla de divisiones y grietas, aprovechemos las oportunidades de trabajo conjunto. Volvamos a tirar todos para el mismo lado. El Senado tiene una gran oportunidad en sus manos, y nosotros, como pueblo, los apoyamos.
Como argentinos sabemos las dificultades ante las que nos enfrentamos. Pero también sabemos que tenemos un talento único en el país, con profesionales altamente capacitados que necesitan trabajar. Tenemos las bases, estoy seguro de que existe la voluntad. Propongo trabajar juntos para que el apoyo al sector tecnológico sea una política de estado, de la cual nos vamos a beneficiar todos los argentinos.
*El autor es CEO de Neutron, aceleradora de Negocios