“Al inicio de la creación, Dios creó al hombre, custodio de su obra, encargándole que la cultivara y la protegiera.”(Gen. 1 - A los participantes del Encuentro mundial de Movimientos Populares, Papa Francisco, 28/10/14).
“…la solidaridad -dijo el Papa en el Encuentro citado- es el tesoro de los pobres”.
La solidaridad frente a las estructuras de una tiranía invisible
En la Iglesia, a partir del Concilio Vaticano II, la solidaridad ocupa un lugar central y el Papa -en referencia a los que no tienen nada- lo resume en tres palabras: tierra, techo y trabajo. Hoy en nuestro país además de la pandemia se debate el tema de las “tomas” de tierras en el Gran Buenos Aires.
¿Que es ocupar un territorio?
La tierra hace al hábitat o espacio donde se vive. La tierra a la que se alude es el terreno donde se levanta un toldo para luego construir una casa. Un espacio donde estar, desde donde marcar el estar cerca o lejos y donde organizarse. Por eso se ha dicho que la existencia humana es “espaciosa”. Y si mi espacio está junto a otros espacios habitados por otros seres humanos-amigos, conocidos, por lo pronto próximos, hay o habrá un grupo, un nosotros que tendrá un hacia común y desde donde veremos el mundo y posiblemente conformaremos una comunidad, un “nosotros”.
¿Dura lex sed lex?
Con frecuencia, cuando se invade un terreno vacante hay un dueño sea un particular o el Estado, en tal caso se suele invocar la solidaridad social y los funcionarios suelen remitirse a la letra de la ley y se amparan en que “la ley es la ley” y recurren a la civil que define el régimen de la propiedad y a la penal que protege el dominio persiguiendo el aborto o desalojo.
La Constitución y el estado de necesidad
Nuestro país lleva 150 años de olas migratorias; los gobiernos argentinos llevan cincuenta años de inacción en políticas de vivienda para pobres. Todos están incursos en un claro incumplimiento del derecho constitucional a una “vivienda digna” (art. 14 bis de la Constitución). No son cláusulas “operativas” sino “programáticas”, se dice. Es decir pura ideología.
Criterios para la acción política derivados del principio de solidaridad
La solidaridad es “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” (Sollicitudo rei socialis, 38 Juan Pablo II-1987). De este principio -nos recuerda Bartolomeo Sorge en su DSI, pag. 164- se derivan una serie de criterios de juicio para la acción social y política.
El Concilio Vaticano II -dice el jesuita- menciona tres criterios:
1) que “se satisfagan ante todo las exigencias de la justicia, no vaya a ser que se ofrezca como don de caridad lo que es debido por justicia”;
2) que “se eliminen no solo los efectos, sino también las causas (estructurales) de los males” y,
3) que “se regule la ayuda, de tal modo que quienes la reciban vayan liberándose, poco a poco, de la dependencia de los demás y lleguen a bastarse por sí mismos” (cit. Apostolicam actuositatem, n. 8).
El Papa ha dicho que “reclamar tierra, techo y trabajo no es sino reclamar derechos sagrados” y los derechos sagrados están por encima de cualquier otro derecho positivo.
Por lo que la ocupación de los “sin tierra” de un lote vacante es justa (antes que legal) por morosidad del Estado y por solidaridad social.
Sin embargo, el gobierno del Estado argentino olvidando que el Estado aunque fueran otros los gobiernos es el primero en no haber cumplido con la obligación a su cargo, se agravia y reprime a quienes carecen de otro recurso para protegerse de la intemperie y del hacinamiento. Nótese que no pasa lo mismo con la deuda externa. El Estado no puede olvidar que por un principio de justicia “los bienes no necesarios para la subsistencia ceden ante necesidades de carácter general” y que “la meta del Derecho consiste en hacer que los hombres y mujeres vivan en amistad” (Santo Tomás de Aquino).
En qué consiste la solidaridad
El Santo Padre afirmó “la solidaridad es una palabra que indica mucho más que una idea y mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos”. “Es pensar y actuar en términos de comunidad, donde la prioridad de vida de todos esta por sobre la apropiación y acumulación de los bienes por parte de algunos”, agregó.
“…es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. (…) La solidaridad, entendida, en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares”.
“La realidad es superior a la idea”
Dijo el Sumo Pontífice: “Este encuentro nuestro no responde a una ideología. Ustedes no trabajan con ideas, trabajan con realidades como las que mencioné y muchas otras que me han contado. Tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha! Su voz, en general, se escucha poco. Tal vez porque molesta, tal vez porque su grito incomoda, tal vez porque se tiene miedo al cambio que ustedes reclaman, pero sin su presencia, sin ir realmente a las periferias, las buenas propuestas y proyectos que a menudo escuchamos en las conferencias internacionales se quedan en el reino de la idea”
“La unidad es superior al conflicto”
Como afirma Bergoglio, este es un principio para garantizar la unidad: reconocer el conflicto y recurrir al diálogo que es el único proceso capaz de superarlo.
¿Quiénes más próximos que los intendentes? ¿Acaso precisan de la policía contra los pobres? Es muy cierto que “el camino no es promover ocupaciones anárquicas de tierras”. También es cierto que puede haber delincuentes y especuladores. ¿No saben los dirigentes separar la paja del trigo? Claramente es inhumano perseguir a los que no tienen nada con la fuerza del Estado, cuando este es el principal responsable del problema.