Un ejemplo de buenas prácticas: diálogo con la nueva Embajadora argentina ante la IHRA

La DAIA realizó un encuentro virtual para darle formalmente la bienvenida a Silvia Fernández de Gurmendi, representante recientemente designada ante la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto

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Silvia Fernández de Gurmendi, nueva
Silvia Fernández de Gurmendi, nueva Embajadora argentina ante la IHRA

La alimentación continua del vínculo Estado y Sociedad Civil cuando se lleva a cabo sin especulaciones y en función de compromisos compartidos son señales positivas para el conjunto.

Porque se trata de privilegiar un relación donde el eje siempre sea ganar-ganar, por cuanto se trabaja en pos del cumplimiento de sensibles e importantes objetivos que persiguen la mejora de nuestros estándares de vida en diferentes planos.

El encuentro virtual llevado a cabo en el día de ayer, convocado por la DAIA, (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), con la Dra. Silvia Fernández de Gurmendi, embajadora ante la Alianza Internacional para el Holocausto, (IHRA su sigla en Inglés), recientemente designada por el Gobierno Nacional del cual junto a más de una centena de dirigentes, activistas, jueces, dirigentes de colectividades, y profesionales tuve el honor de participar es un claro ejemplo de ello.

Un ejercicio sano fundamentalmente generado desde la confianza y el respeto que lo hace además distintivo en estos tiempos en nuestra convivencia diaria.

Nuestro país, tiene el privilegio de haber firmado el acta constitutiva de la actual IHRA en el año 2000 en Estocolmo; es el único que ostenta la categoría de Estado Miembro entre los países de América Latina, y tiene un Capítulo Local integrado por los Ministerios de Justicia, Educación y Relaciones Exteriores más las principales organizaciones de la comunidad judia y del país dedicadas a la temática como el MUSEO DEL HOLOCAUSTO, DAIA, AMIA, BNAI BRITH, GENERACIONES DE LA SHOA, junto al CENTRO SIMON WISENTHAL, y CASA ANA FRANK.

El mundo actual enfrenta un avance continuo del antisemitismo y el negacionismo, con agresiones y actos vandálicos permanentemente, ayer mismo el Museo del Holocausto de Alburqueque en Nueva México fue violentado.

Argentina que alberga la comunidad judía más numerosa en América Latina y recibio también, no sin escollos, trabas e impedimentos la mayor cantidad de sobrevivientes del Genocidio Nazi, no está excenta tanto del flagelo del antijudaismo como de la negación y banalización del Holocausto.

Fue un diálogo profundo y transparente que permitió ratificar acuerdos básicos para pensar estrategias de trabajo y ahondar una tarea que se lleva a cabo desde décadas.

La unicidad del Holocausto que lo hace incomparable; las enseñanzas que de él se deben extraer para abordar otros genocidios; el estudio cuidadoso que permita sin igualación alguna abordar la tragedia que significó la feroz y repudiable dictadura militar que padecimos; que el antisemitismo no tiene ideología donde izquierdas y derechas indistintamente se apropian y propagan su mensaje de odio incluso del antisionismo quecon frecuencia de él se nutre y/o disfraza; la extraordinaria oportunidad que tiene nuestro país de articular con todos los estados que integran la IHRA en politicas activas y promoviendo las realizaciones argentinas que son modelo a imitar y el valor de la tarea de educación permanente que se debe hacer no solo para hacer conocer y saber a las jóvenes generaciones sino también por lo que aporta concretamente en la lucha contra la discriminación.

Fue un paso importante. Fue oportuno y necesario.

El cara a cara aunque virtual permitió formalmente dar la merecida bienvenida a Fernández de Gurmendi de profundo y reconocido compromiso personal con la justicia, los derechos humanos y la Shoá. Fue por sobre todas las cosas la ratificación en la decisión de transitar juntos un camino virtuoso de trabajo asociado. Son buenas señales para nuestra Argentina. Siempre el diálogo y el trabajo propositivo lo es.

Ayer el mundo conmemoró 75 años del horror de Hiroshima y Nagasaki, en esta reunión hubo lugar para el recuerdo. No podía ser de otra manera.

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