Si querés ser rico, no estudies finanzas

Existe la fantasía de que la teoría financiera puede enseñar a las personas a ganar dinero y, sin embargo, es todo lo contrario: enseñará a no perderlo

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Operadores bursátiles en Wall Street,
Operadores bursátiles en Wall Street, en Nueva York (EEUU) (EFE/Justin Lane/Archivo)

Cuenta la leyenda que en la antigüedad había personas que podían manipular los principios de la materia. El secretismo que llevaba esta práctica sembró un campo de rumores sobre la existencia de personajes místicos capaces de transmutar cualquier metal en oro. A raíz de estas historias, personas conocidas como alquimistas han pasado la mayor parte de su vida buscando alcanzar este objetivo e incluso algunos han manifestado conseguirlo. Hoy en día sabemos que la mayoría de ellos no eran más que mitómanos que se creían sus propias fantasías.

Pese al mal antecedente, en la era moderna muchas personas alrededor del mundo perciben a las finanzas como la nueva alquimia y, en Argentina, el bajo conocimiento financiero de la población constituye un agravante debido a que se puede ser presa fácil de ofertas de oportunidades de inversión para ganar mucho dinero en poco tiempo que, naturalmente, terminan siendo una gran estafa.

Los profesionales en finanzas, como sucede en otras disciplinas, cuentan con los conocimientos técnicos para administrar el patrimonio propio, pero sobre todo, para cuidar el patrimonio de terceros como, por ejemplo, los médicos están capacitados para cuidar de la salud de las personas

Por este motivo, traemos los siguientes tres pasajes para entender el rol de las finanzas en la vida real:

1 - De la alquimia a la ciencia

Las finanzas corresponden a un área de la economía que estudia la administración de los recursos financieros. En otras palabras, esta ciencia no busca crear riqueza per se —a diferencia de los alquimistas— sino administrar con eficiencia la riqueza ya creada por cualquier actividad económica. De esta manera, los profesionales en finanzas, como sucede en otras disciplinas, cuentan con los conocimientos técnicos para administrar el patrimonio propio, pero sobre todo, para cuidar el patrimonio de terceros como, por ejemplo, los médicos están capacitados para cuidar de la salud de las personas.

Estudiar finanzas para lograr ser rico, es similar a estudiar medicina para lograr ser longevo. Por supuesto que no tiene sentido.

2 - De la mística a la técnica

La aplicación profesional de las ciencias fue cambiando a lo largo del tiempo. Volviendo al ejemplo de la medicina, en el pasado, frente a un problema de salud, las personas llamaban a un chamán para que dance alrededor del enfermo. Esto arrojaba dudosos resultados, ya que frente a una gripe las personas se recuperaban creyendo que era producto de la danza.

El logo de la Bolsa
El logo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (REUTERS/Agustin Marcarian)

En la actualidad, con el avance de la ciencia, los médicos cuentan con herramientas para determinar la probabilidad de resultado de un tratamiento mediante una base científica sólida. Por ejemplo, un paciente con estenosis aórtica severa sintomática tiene un riesgo de mortalidad del 25 % durante el primer año contando a partir de que es diagnosticado sin cirugía, y más del 50 % a los dos años. Operarse también tiene un riesgo de mortalidad del 2,5 %, pero este riesgo es inmensamente menor, lo que lleva al cardiocirujano a ordenar la operación. Esta es una decisión lógica y fácil para un médico que estudió por lo menos diez años entre la carrera y las prácticas de residencia. Así de lógico resulta también para un profesional en finanzas cuando decide operar instrumentos de inversión.

3 - De la profecía a la profesión

“Dime Pitonisa, ¿tendré éxito en mis inversiones?”, para encontrar respuesta a este tipo de preguntas en la Antigüedad los griegos visitaban el oráculo de Delfos. Parece mentira pero en pleno siglo XXI algunas personas les preguntan lo mismo a sus asesores financieros.

Desde que se creó la primera Bolsa del mundo en 1531, en la actual Bélgica, científicos, matemáticos, economistas, entre otras profesiones, han trabajado en innumerables teorías intentando predecir el comportamiento del mercado financiero. A pesar de desarrollar cientos de técnicas bursátiles no se ha encontrado aún una metodología imbatible. Sucede que las empresas son como las personas, no hay dos iguales. Hallaremos distintas estructuras, expectativas, culturas organizacionalesl, incluso entre sucursales de una misma compañía. Por lo tanto, para lograr un método perfecto e irrefutable, deberíamos obtener uno personalizado acorde a esa unicidad que cada empresa tiene: algo sencillamente imposible. Sin embargo, como sucede con las personas que compartimos la misma naturaleza humana, las empresas son organizaciones que tienen fines de lucro. Esto permite generar diferentes métodos para abordar el estudio de las mismas. Los profesionales en finanzas se sirven de éstos para analizar la salud financiera de las compañías a modo de identificar el grado de riesgo que puede conllevar una inversión. Es importante aclarar esto porque existe la fantasía de que un curso de finanzas te enseñará a ganar dinero y, sin embargo, será todo lo contrario: te enseñará a no perderlo. Esto significa que podés estudiar los diferentes métodos de análisis y las herramientas financieras disponibles para protegerse de la inflación, la devaluación y de las crisis económicas recurrentes.

Querido lector, la decisión sobre qué carrera vas a estudiar es una de las más importantes que vas a tomar en tu vida y el error más común es optar por una opción educativa que podría otorgarte un mayor retorno monetario. El título profesional en finanzas no te hará rico, sino que te brindará una rigurosa visión científica y ética del estudio bursátil y corporativo. Esto te va a resultar valioso si tenés vocación para asesorar y enseñar a terceros (empresas y personas) el cuidado de su patrimonio. Por lo contrario, si estudiaste otra carrera y pensás realizar un curso de finanzas, por supuesto que vale la pena que conozcas herramientas que tendrán incidencia directa en tu economía doméstica, en tu vida cotidiana y en la planificación de tu futuro.

El autor es Magíster en Finanzas (UBA) y fundador de interfinanzas.org

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