La peste, esa ingrata que cambió a la humanidad entera, en los últimos meses puso a las “fábricas de periodistas” de frente a una enorme oportunidad: subirse a las actuales dinámicas del cambio, en todo lo vinculado con enseñar, aprender y trabajar en forma conjunta y colaborativa con medios, profesores, directivos, estudiantes y audiencias.
¿El resultado de ese trabajo conjunto? Darle a la sociedad un periodista nuevo, que recupere la credibilidad, con una sólida formación ética y una gran responsabilidad por la profesión. Un periodista innovador, creativo, de mente abierta, que se anime a hacer las cosas de un modo diferente. Un servidor de la sociedad (porque sí, hacer periodismo es dar un servicio), que brinde las garantías necesarias a su audiencia y que lo desvele más la calidad de la información que la cantidad. No es tarea fácil, pero sí urgente: tanto la academia como la industria de la comunicación deben sobrevivir al COVID-19, a las fake news, a la falta de confianza en el oficio y a todo lo demás también.
No hay duda: enseñar y aprender periodismo cambió para siempre. Más aún en el actual contexto de emergencia sanitaria. Las empresas periodísticas reclaman profesionales con una visión global de la industria, que entiendan sobre el poder que han ganado las audiencias, que esa relación dejó de ser vertical hace rato y que por esa razón hay que conocer en profundidad cuáles serían los intereses de dichas audiencias desde lo cualitativo, no tanto desde lo cuantitativo (aunque las métricas sean importantes). Que sepan acercarse a la gente, comprender el hecho para luego explicárselo al mundo. Un periodista más humano, que no solo tenga un encastre perfecto con un flujo de trabajo multimedia sino que, además, pueda crear su propia marca más allá de aportar a la rentabilidad de algún medio. ¿No será mucho? Mientras tanto, los semilleros de periodismo hacen lo suyo, entregando al mercado productos de muy alta calidad algunos, otros término medio y otros tantos de calidad dudosa o preocupante.
Las cartas sobre la mesa: una oportunidad
De todo esto y un poco más trató el panel: ”Los medios necesitan de un nuevo tipo de periodista post pandemia”, propuesto por la SIP, en el marco de la segunda edición digital de SIP Connect 2020, integrado por la periodista Charo Henríquez, directora de Desarrollo y Soporte del The New York Times, por el subdirector de El Universal de México, Carlos Benavides, los académicos Aurelio Collado, de México, Alberto Martínez, de Colombia, Cesar Pita, de Perú y quien suscribe.
Las universidades tienen el reto de ayudar en la formación de estos nuevos profesionales. “¿Lo están haciendo?”, preguntó el profesor Rosental Alves, moderador estrella del encuentro junto con Ricardo Trotti, director ejecutivo de la SIP. Al evento se conectaron más de 450 participantes que acompañaron la hora y media de diálogo y debate entre los panelistas.
De dicho espacio surgieron muchos y variados interrogantes y tantísimas propuestas. La protagonista de la jornada fue sin dudas la inteligencia artificial, no como un robot malo que viene a corrernos del puesto de trabajo pero sí como una herramienta y asistente cuasi perfecta que nos liberará del trabajo técnico manual (que muchos todavía realizan) y dejará el tiempo suficiente para lo que hay que hacer: escribir buenas historias, profundas, humanas, verdaderas, que expliquen lo complejo del mundo y logren fidelizar cada vez más nuestras audiencias.
Poner el acento en la enseñanza del periodismo emprendedor, en el periodismo de soluciones, el periodismo constructivo. Incorporar los temas de salud, ciencia y medio ambiente a los planes de estudio y la interpretación de los datos que se vinculan a dichas temáticas fueron la otra cara de las ideas y propuestas para mejorar el perfil del graduado que sale de las usinas. Pero por sobre todas las cuestiones mencionadas en el espacio brindado por la SIP, las voces se unieron en una sola y coincidente melodía: hay que volver a los fundamentos del periodismo. De nada sirve comprender métricas o “analytics” si el servicio ofrecido no es de calidad, responsable y veraz.
La pandemia desató una crisis mundial, en varios aspectos y áreas de la existencia... Apura a repensar los antiguos modos de enseñar y aprender periodismo. Empuja las dinámicas de cambio que ya están en marcha. Deja a los que enseñan, los que aprenden y los que dan empleo frente a miles de disyuntivas. Y es en ese panorama incierto sin horizontes donde suelen germinar los renacimientos. Es probable que allí se esconda el periodista post pandemia que andan buscando.
* La autora es Directora Ejecutiva de CLAEP (Consejo Latinoamericano de Acreditación de la Educación en Periodismo) y Directora del Laboratorio de Comunicación y Medios de la UCA