Si “perdiéramos” cien billeteras con una foto familiar, tarjetas personales, un número telefnico y 3.500 pesos en las ciudades de Argentina, ¿cuántas cree usted que serían devueltas? En enero, el Reader´s Digest publicó el resultado de ese experimento que se realizó en 12 ciudades capitales. Sólo el 47% de las billeteras se recuperaron. “Vivos” hay en todas partes: salvo en Helsinki.
En la capital de Finlandia, fueron devueltas 11 de las 12 billeteras “perdidas”. Un joven que la devolvió calificó a su patria como una comunidad pequeña donde todos son “naturalmente honestos”. Un matrimonio que hizo lo propio sentenció: “La honestidad es una convicción interna”.
Los países nórdicos son parecidos pero no son iguales. Sin embargo, la Argentina está muy lejos de ser siquiera similar. ¿Por qué no somos Finlandia, Noruega, Suecia, Islandia o Dinamarca? Con historias disímiles e incluso raíces culturales distintas, los “nórdicos” o los “5N” representan un modelo aspiracional.
El presidente Fernández le confesó a la premier de Finlandia, recientemente, su admiración al “modelo de país” que la nación escandinava encarna. ¿Qué nos falta para parecernos? Una buena gobernanza, un alto nivel de cumplimiento de la ley y los contratos, más libertad económica, tratamiento igualitario real entre mujeres y varones, y, educación, educación y más educación, entre otros puntos. Tomemos algunos estudios globales para mirarnos en el espejo escandinavo.
En la mayoría de los indicadores que el PNUD utiliza para componer el Índice de Desarrollo Humano (IDH), la Argentina está muy lejos de los 5N. Todos ellos califican muy por encima del 0.925, con una expectativa de vida superior (en promedio) a los 81 años. En Argentina es de 76.5 años, califica con 0.830 en el IDH 2019 y tiene un ingreso per cápita de 17.611 dólares. Los 5N tienen un ingreso superior a los 41.000 en Finlandia y trepa a 98.000 en Noruega.
¿Cuántos años de su vida están escolarizados los niños y adolescentes en los 5N? Casi 19 años, en promedio. En Argentina, son 17.6 años sin profundizar en la calidad educativa, la repitencia, la deserción y la infraestructura escolares. Los 5N son mucho más igualitarios y la medición de su “mano de obra calificada” es muy superior. Finlandia obtiene un 89.9 contra el 65.8 argentino.
¿Cómo es la democracia en los 5N? De las mejores del mundo, según el último Índice de la Democracia 2019 del Economist Intelligence Unit. Lidera el equipo Noruega con un 9.87, ninguno baja de 9.22. Argentina fue calificada con 7.02. Sin una buena democracia, parece difícil moverse hacia el modelo nórdico. Los indicadores de la Argentina estremecen. Especialmente, el de “funcionamiento del gobierno” con un 5.36 que contrasta con las calificaciones superiores al 9.00, en promedio, de los 5N. En participación política y cultura política, Argentina califica muy abajo (6.11 y 6.25, respectivamente) en comparación con los dos 10 de Noruega. Los argentinos podemos enorgullecernos con el alto puntaje que obtiene nuestro proceso electoral, 9.17, y nuestras “libertades civiles” con 8.24. Son las únicas dos “notas” que nos permiten no caer en la tabla de las “no democracias”.
¿Cómo le va a los 5N en el índice de Transparencia Internacional? Percibidos entre los países con menos corrupción del mundo, los 5N lideran el ranking. Aunque algunas compañías de esos países han enfrentado y enfrentan investigaciones en EEUU por el soborno a funcionarios extranjeros, los 5N suelen tener una reputación de alta transparencia y control en sus países.
Cuando analizamos el Índice de Libertad Económica 2020 y el “Doing Business” del Banco Mundial, queda claro que los 5N son países con altos niveles de libertad y extremadamente flexibles y abiertos a la inversión local y extranjera. Mientras Argentina es calificado como “mayormente no libre” con 53.1, los 5N se ubican entre los primeros 30 países mayormente libres. Dinamarca lidera con 78.3 y Noruega está un “poco” más alejado con 73.4. Abundemos en la facilidad para hacer negocios, la cantidad de impuestos y el cumplimiento de los contratos. Sobre 190 países, Argentina se ubica 126, mientras los 5N aparecen entre los primeros 30. Dinamarca es el mejor de todos ubicado en el puesto 4, con 8 impuestos y 14 de calificación en cumplimiento. ¿Y Argentina? En el tramo final, 127 del ranking, con 170 impuestos y 97 en cumplimiento de contratos.
¿Y el bienestar? ¿Contribuye la Argentina al bienestar global? El Índice de Buen País 2019 toma las siguientes variables para calcular la contribución de los países al bienestar global: ciencia y tecnología, cultura, paz y seguridad internacional, orden mundial, planeta y clima, prosperidad e igualdad, salud y bienestar. Salvo Islandia, los otros 4N se ubican entre los 10 primeros países que hacen una mayor contribución. Finlandia ocupa el primer puesto, Suecia, el cuarto, Dinamarca, el sexto y Noruega, el octavo. ¿Y la Argentina? El 81.
Probablemente haya varias explicaciones para el progreso nórdico. Sin embargo, la calidad de sus instituciones y su buen gobierno, su democracia liberal, la no intervención de ninguna iglesia en asuntos de Estado, y, su capitalismo, tienen que ver y mucho. También una cultura cívica basada en el reconocimiento de las libertades, el pluralismo, la dignidad y la individualidad como factor de cohesión social.
Poseen buenas instituciones para un adecuado desarrollo material que se distribuye equilibradamente. El Estado está presente con servicios de altísima calidad pero sin invadir o interferir indebidamente en la vida de los individuos, ni en el funcionamiento del mercado. El Estado no abusa de sus poderes, ni despilfarra los recursos que son de todos. La corrupción estatal es baja o nula, la administración es profesional y ofrece servicios públicos de alta calidad. El sector privado es fuerte, pujante y global. Invierte adentro y afuera. La libertad es el principio que define a los 5N en todos los aspectos de la vida.
Van quedando claros los caminos que la Argentina debería recorrer para parecerse a alguno de los 5N. Los ingredientes incluyen democracia plena, buen gobierno con transparencia e integridad, cumplimiento de la ley y los contratos, controles institucionales y administrativos eficientes y efectivos, una fuerte cultura política de libertad, mejores servicios públicos, más libertad económica y menos impuestos. Educación, educación y más educación. Consensos duraderos y que trasciendan a los circunstanciales gobiernos. Libertad en todos los aspectos de la vida.
La Argentina se ha llenado de relatos que los datos desmienten. No persistamos en el error de engañarnos o ser engañados. La economía empeora hace décadas, al igual que la distribución del ingreso, la calidad educativa, la atracción de la inversión, y, la calidad de vida y el bienestar de los argentinos. El empobrecimiento no es sólo económico, es cultural, intelectual, político, empresarial, sindical. La pandemia y la cuarentena interminable sólo corrieron el velo para mirarnos en nuestro propio espejo sin versiones distorsionadas, ni intérpretes.
Cada tanto nos sorprenden un Gino Tubaro, un Pierpaolo Barbieri, o una Mercado Libre o Globant. Son excepciones. Son tan brillantes que nos opacan con su luz de innovación, creatividad y devoción al riesgo. Me duele escribirlo, pero son lo que son a pesar de la Argentina.
¿La Argentina está a tiempo? Sí, siempre. La historia no se detiene. Podemos subir al tren del progreso o seguir mirando y admirando a los fantásticos 5N desde lejos y con binoculares.
La autora es politóloga (UBA), fue diputada nacional (2009-2015) y titular de la Oficina Anticorrupción (2015-2019)