En el contexto de la pandemia de coronavirus, la Argentina podría sufrir este año una caída del PBI del 11%, que podría ser peor.
El Fondo Monetario Internacional quiso ser políticamente correcto al estimar la caída en un dígito; pero el proceso de la recesión va a ser más pronunciado, porque al problema de oferta inicial se sumó una contracción de la demanda por una caída del poder adquisitivo del 20% en los trabajadores formales y eso se reflejará en un desplome del consumo y la inversión.
Si bien el gasto busca compensar ese desplome, por una parte el poder de fuego del Gobierno es acotado y va a tener que gestionar de otra manera la recesión, porque si no las pérdidas permanentes serán muy difíciles de recuperar. La economía puede remontar algunos puntos el año que viene, pero desde el décimo subsuelo. Lo importante ahora no pasan a ser tanto las variaciones, sino los niveles: en qué nivel termina la economía, el consumo y la inversión.
Entramos en una fase de achicamiento de la economía y la gestión será con menos trabajadores y exceso de gasto fiscal. Por eso es importante que haya un consejo económico con empresas y sindicatos, porque todos los actores económicos deberán contribuir.
La economía puede remontar algunos puntos el año que viene, pero desde el décimo subsuelo. Lo importante pasa a ser ahora no tanto las variaciones, sino los niveles: en qué nivel termina la economía, el consumo y la inversión
Los trabajadores lo harán con menos salario real para no perder el empleo, los bancos con más crédito, las empresas con más empleo del que necesitan y el Estado con una amplia moratoria fiscal.
El dato de caída de la actividad ya empieza a será anecdótico, no porque deje de ser preocupante, sino porque lo que tenemos que empezar a mirar es el nivel del PBI, la actividad económica y el consumo.
¿Dónde nos va a dejar esta crisis? Haciendo algunos cálculos podemos dar cuenta que volvimos al PBI per cápita de 2007/2008. Si tenemos en cuenta las proyecciones que hizo el ministro de Economía, Martín Guzmán, ni siquiera en 2030 vamos a estar recuperando el PBI per cápita del 2011.
Acá hay dos décadas perdidas. La discusión que se viene es cómo se gestiona la reducción de la economía, que va a tener que ajustarse a una nueva escala. Las empresas van a tener más empleados de los que les gustaría tener. Las oficinas van a ser más grandes de lo que las empresas van a necesitar. Van a sobrar recursos e infraestructura.
Toda la economía va a estar trabajando en otra escala. Todos los sectores entonces van a tener que ajustarse. En este proceso de ajuste la pregunta es quién puede llevar más piedras en la mochila. Ahí hay un trabajo del sector público, del Gobierno, de los empresarios y los trabajadores para encontrar un equilibrio.
Acá hay dos décadas perdidas. La discusión que se viene es cómo se gestiona la reducción de la economía. Toda la economía va a tener que ajustarse a una nueva escala
Va a tener que discutirse también el costo fiscal. Es lógico que se esté pensando en una moratoria para alivianar la mochila, porque la estructura de costos va a ser muy grande. Tenemos que ver dónde se frena esta inercia hacia abajo. También dependerá de cómo se gestione este ajuste de la economía. El rebote va a ser más rápido o más lento, según cómo se resuelva este problema.
Hay que analizar cuál es el nivel de pérdida permanente que soporta cada caso frente de la economía argentina. Hay un desbalance donde pareciera que el Gobierno está mucho menos dispuesto a aceptar una pérdida permanente en términos de vidas que de empresas. Ahí hay que encontrar un equilibrio, porque de lo contrario nos vamos a terminar quedando con una economía demasiado chica.
Hay que evitar generar ruidos innecesarios como sucede con Vicentin. No suma a la construcción de tranquilidad y por el contrario genera una fuga de energía y confianza
Pero, ¿cuál es el límite? Es muy difícil encontrar el equilibrio porque, si se le pone toda la carga al sector privado, el empresario no subiste. Todos los sectores van a tener que hacer un esfuerzo. En el sector privado eso ya se está viendo.
Si bien hay un avance en la reestructuración de la deuda pública y se está recomponiendo la deuda en pesos, entramos en la pandemia de coronavirus con todos los frentes abiertos. Argentina todavía está sumida entonces en la discusión de encontrar el piso de su caída.
Si bien es cierto que hay una variable que el Ejecutivo no controla, como la extensión de la pandemia, todavía el Gobierno no puso sobre la mesa hacia dónde se sale desde el punto de vista monetario o fiscal. Todo eso puede llegar tras el acuerdo con los acreedores internacionales.
Por otra parte, hay que evitar generar ruidos innecesarios como sucede con Vicentin. No suma a la construcción de tranquilidad y por el contrario genera una fuga de energía y confianza.
En esta crisis todos tienen que poner algo: resta saber cuánto pone el Estado, cuánto el sector público y cuánto los trabajadores Es un desafío demasiado grande para que el Gobierno lo pueda pensar de manera aislada y sin un involucramiento de todas las partes.
Los sectores claves para la recuperación van a ser la construcción, el agro y el sector energético. A partir de ahí, Argentina tiene que empezar a hacer pie.
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