Portezuelo del viento: el valor de la palabra

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Imagen de cómo sería la central hidroeléctrica Portezuelo del Viento una vez finalizada la obra
Imagen de cómo sería la central hidroeléctrica Portezuelo del Viento una vez finalizada la obra

Son horas críticas y la Historia es un Dios complicado. El 1º de marzo, el Sr. Presidente delineó en el Congreso una serie de acciones del Gobierno, en cuyo enunciado no pasó desapercibido su compromiso de volver al valor de la palabra. Sin dudas el Presidente de la Nación preanunciaba algo que a veces parece milagroso: hablar claro y darle a la palabra empeñada el valor que le daban nuestros mayores.

Después, ahí no más, apareció la pandemia y la rutina del Presidente cambio del día a la noche. Asumió la responsabilidad de cuidar nuestras vidas en un mundo donde nadie –todavía hoy- sabe muy bien cómo se hace. Pero lo hizo con franqueza, entablando un diálogo directo y cristalino con los argentinos.

Las funciones de los Estados Modernos se han complicado, y uno de los problemas más grandes es la deshumanización de la gestión pública. Es por ello, que el compromiso del Presidente de la Nación ante el Congreso de volver al valor de la palabra, alcanza hoy una dimensión trascendente frente a Portezuelo del Viento.

El Poder Ejecutivo Nacional aprobó el Acta Acuerdo (“Aprovechamiento integral de los recursos hídricos del Río Grande – Trasvase del Río Grande al Río Atuel”) y lo hizo mediante decretos 687/2007 mientras Mendoza lo llevó a cabo por medio de la Ley Provincial 7.708 (29/5/2007), con lo cual sellaron un acuerdo que fue sencillamente la manifestación de sus compromisos. Dicho de otra manera, empeñaron su palabra.

Ejercer el poder público es la responsabilidad más alta porque se trata de darle sentido a la acción de Gobierno y significado a las mujeres y hombres del país; y cumplir con la palabra empeñada es el recurso indispensable para generar la virtud más preciosa en estos tiempos: la confianza.

Dar la palabra, sellarla con acuerdos inexpugnables, es empeñar la dignidad como gobernante, porque las promesas rotas incorporan un tinte de descreimiento y desazón interna muy difícil de sobrellevar. El acuerdo de Portezuelo del Viento está sellado, ha tenido principio de ejecución, habiéndose aprobado los Pliegos de Bases y Condiciones Legales pertinentes. El anuncio del Sr. Presidente sobre el valor de la palabra adquiere gran significación y si nos esforzáramos en un gesto de humilde humanidad, en darle el mismo sentido a los mismos términos, acabaríamos por entendernos todos.

El autor es Doctor en Derecho

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