Latam y su triste aventura en Argentina

Por culpa de la pandemia, Latam está en convocatoria de acreedores en EEUU, mientras que otras aerolíneas han recibido masivas inyecciones de liquidez por parte de los gobiernos que les han prohibido volar. Pero eso no explica por qué decidió irse de la Argentina y no de otros países.

Latam tiene una historia de éxito notable en la forma en que fue creciendo y absorbiendo empresas de bajo costo y extremadamente eficientes. De ese modo fue creando nodos en diferentes lugares estratégicos para mantener sus aviones cercanos a la plena ocupación. Probablemente la compra de TAM fue más difícil de digerir porque no era una low cost, y además tenía onerosos contratos de compra de aviones.

Pero nada de eso explica por qué toma la decisión de irse de la Argentina. Debemos empezar por explicar que no es cierto lo que afirman desde el sindicalismo, que ganó mucho dinero en nuestro país. Por el contrario, Latam Argentina ha perdido USD 260 millones en los últimos dos años, debido a la recesión y a las sucesivas devaluaciones. Por supuesto, este año va a perder mucho más. Además, uno de los factores más complicados es que viene siendo acosada por los sindicatos; y el nuevo gobierno le agrega nuevas hostilidades. Finalmente porque La Cámpora volvió a adueñarse de Aerolíneas Argentinas, lo cual le aseguraba conflictos permanentes hacia el futuro.

Recordemos algunos hechos recientes: debido a la pandemia, muchos gobiernos prohíben los vuelos aerocomerciales, pero toman medidas para ayudar a la solvencia y a la liquidez de las compañías. Latam no recibe ayuda y propone pagar el 50% de los salarios. El gobierno argentino lo obliga a pagar el 100%, por más que los empleados no estén trabajando y le obliga a pagar el doble de indemnizaciones si quiere despedir, luego le prohíbe realizar cualquier despido.

Pero el historial de acoso nos remonta a la “crisis de los hangares” cuando deliberada y unilateralmente se decidió eliminar la competencia para favorecer a la recientemente estatizada Aerolíneas Argentinas. La compañía estatal presentaba serias deficiencias competitivas y su principal competidora era la por entonces LAN Argentina. La decisión fue negarles los hangares en Aeroparque y de esta manera absorber los vuelos de cabotaje. El resultado fue que la justicia intervino y frenó el desalojo. En ese momento el Poder Ejecutivo no pudo pasar por encima del Judicial.

No contento con esto la administración kircherista, que gozaba de mucho poder, se ocupó de ubicar camporistas en el ORSNA (Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos); Administración Nacional de Aviación Civil (comandada por entonces por Alejandro Granados hijo); Intercargo (empresa estatal en tierra) y Aerolíneas Argentina con Mariano Recalde. De esta manera se las arreglaron para intentar sabotear la estrategia de Latam que mencionamos de desplegar un sistema de hubs (centros de conexión) muy competitivos con la adquisición y fusión de distintas aerolíneas de la región. Esta estrategia le permitió subir y bajar pasajeros en distintos destinos.

Eso no fue todo. Ya en tiempos de Cambiemos se designó como vicejefe de Gabinete a Gustavo Lopetegui, ex gerente de Lan, pero esto no mejoró la relación con los sindicatos. Por el contrario, Latam Argentina debía lidiar con un total de ocho sindicatos y, probablemente por motivos ideológicos, todos ellos apuntaron contra la administración de Mauricio Macri por querer favorecerla.

En suma, Latam seguirá operando los vuelos internacionales, pero para el cabotaje solo quedará, por ahora, Aerolíneas Argentinas, Flybondi, JetSmart, y Andes. Sabemos que las últimas tres también están siendo complicadas por los sindicatos y el gobierno, ¿cuánto tiempo se mantendrán operando en Argentina?

Debemos recordar que para la post-pandemia la rápida reactivación del turismo será una meta crucial para las provincias, porque los hoteles, restaurantes, y otros servicios vinculados, que no hayan quebrado, estarán muy debilitados y descapitalizados.

La salida de Latam se suma a la profundización de los controles y del cepo cambiario, a la estatización de Vicentin, y al noveno default de la historia. Tanto el discurso como las acciones del gobierno muestran que se ha elegido un plan acorde con los lineamientos del Foro de Sao Paulo, que recordemos es el foro donde se reúnen los partidos comunistas y socialistas de Latinoamérica. No es una buena señal para las empresas que quedan en el país.

El autor es economista y director general de Libertad y Progreso