La industria aerocomercial atraviesa una crisis sin antecedentes en el mundo. Fronteras cerradas durante meses con lenta apertura en Europa. Cerradas en América Latina. Sin demanda. Sin vuelos. Latam, una empresa de las tantas que están en crisis, deja de operar en Argentina. Si le sienta bien esa explicación, no lea más esta columna.
Si quiere darle una vuelta de rosca más y entender por qué el primer país donde Latam deja de operar en la región es el nuestro, por qué no continua con una operación que el año pasado llevo a 3,1 millones de pasajeros, que perdió USD 260 millones en el período 2018-2019, que perdiendo de todas maneras tuvo 80% de ocupación en sus vuelos, que aportó el 0,6% del PBI en 2019, con USD 2.700 millones, y que luego de ver durante dos meses imágenes de argentinos en el exterior repatrió a 16.000 en plena crisis de la pandemia, si es así continúe leyendo…
Latam es la punta del Iceberg de lo que sucede en una industria como la aerocomercial a nivel local
En 2018 y 2019 viajé varias veces a dar conferencias al interior del país y recuerdo llegar a Aeroparque en medio de un caos. ¿Qué sucedía? Paro de empleados de Latam, y también de Aerolíneas. ¿Cuál es la diferencia? En el primer caso quien sostenía a Latam era la casa central de la empresa, en Chile, y en el segundo caso, el Estado Argentino.
La situación venía mal de hace tiempo hasta que llegó el cierre por el coronavirus. El intento de Latam fue realizar un recorte de entre 20% y 50% de los salarios de los empleados. Fue el comienzo de la debacle final de sus operaciones en Argentina. La respuesta fue “no”. La empresa es chilena pero los empleados son argentinos, las inversiones argentinas, las pymes a las que les compra son argentinas. No hay banderas en una inversión. Cuando sucede algo así no solo se pierden los 1.700 empleos: habrá menos vuelos al interior y los 1.300 proveedores pymes perderán sus ingresos. Se los obligó a pagar 100% de los salarios, no pueden y cierran operaciones.
En Argentina se obligó a la firma de un incremento del 54% de los sueldos en enero porque si no hubiesen seguido los paros
Latam es la punta del Iceberg de lo que sucede en una industria como la aerocomercial a nivel local. Otra muestra de lo que le sucede a inversión en Argentina, donde la flexibilidad no existe, las leyes laborales y sindicatos son durísimos y la presión impositiva fenomenal. Mientras, en medio de la crisis en Brasil, Chile y Perú se logró reducción del 50% en los salarios. En Argentina se obligó a la firma de un incremento del 54% de los sueldos en enero porque si no hubiesen seguido los paros.
La empresa comenzó a operar en Argentina en 2005, en plena reestructuración de la deuda, como LAN Argentina. Muchas empresas internacionales veían una nueva oportunidad y el país era foco otra vez de inversiones. En 2010 había logrado una participación del 28,7% en los vuelos de cabotaje. Luego se fusionó con la brasileña TAM y nació LATAM. Año 2020, 15 años después y con Argentina nuevamente en un proceso de reestructuración de deuda –con muchos de los mismos inversores de 2005 y algunos nuevos–, se va.
Argentina no está atrapada en el tiempo como en el “Día de la marmota”. Está atrapada en reformas laborales, impositivas y reestructuración total de las reglas y condiciones para invertir. Latam voló por última vez, pero ahora con sus inversiones. Miles de pymes locales no podrán “volar” y quedarán fundidas.
Latam es un peligroso ejemplo de lo que puede pasar con nuestras inversiones y empresas. Un gran ejemplo de lo que sucederá también si no modificamos nuestra actitud hacia las inversiones extranjeras directas. Ninguna llegará a Argentina.
El autor es Analista Económico