Coronavirus: algunas claves para entender el papel de los asintomáticos

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FOTO DE ARCHIVO: Una mujer que usa un barbijo como medida preventiva contra el coronavirus (COVID-19) realiza compras en el Mercado Central del alimentos, en La Matanza, en las afueras de Buenos Aires, Argentina 1 de abril, 2020. REUTERS/Agustin Marcarian
FOTO DE ARCHIVO: Una mujer que usa un barbijo como medida preventiva contra el coronavirus (COVID-19) realiza compras en el Mercado Central del alimentos, en La Matanza, en las afueras de Buenos Aires, Argentina 1 de abril, 2020. REUTERS/Agustin Marcarian

La dinámica de circulación del SARS CoV2 (coronavirus), desde que saltó a la población desde el binomio murciélago-pangolín, fue cambiando con la única finalidad de replicarse (multiplicarse) en las células de la nariz, la garganta y la laringe (aparato respiratorio superior) en los primeros días desde el comienzo de la enfermedad. Si las defensas están maltrechas, baja a la traquea, bronquios, alvéolos pulmonares (aparato respiratorio inferior) hasta provocar una neumonía bilateral. En diez días puede lograrlo.

De allí la secuencia de síntomas, dolor de garganta, congestión nasal, fiebre, tos seca, bronquitis, dificultad para respirar.

En ocasiones, pocas, ingresa por los ojos (conjuntivitis); en otras se estaciona en el núcleo olfatorio (pérdida del olfato y sabor).

Este comportamiento es natural en él ya que es un virus del resfrío común, con pretensiones de algo mas grave, de la estirpe más antigua los coronavirus.

A diferencia de otros virus de familias mas agresivas, el SARS CoV2 tomó el camino de contagiar a mucha gente en el mundo y matar a relativamente pocos huéspedes, tal como hacen sus parientes de la gripe.

Claro que como no hay memoria inmunológica, no hay archivos previos en nuestro sistema defensivo, produce más muertes de las esperadas para un virus que pretende hacerse pasar como uno mas de la influenza.

Con este objetivo de replicarse, fue buscando escenarios con gente aglomerada para lograrlo.

Primer escenario:

Una habitación mal ventilada en un hogar de ancianos, un ómnibus repleto, un avión sobrevendido, un crucero en cualquier mar del mundo, un subterráneo atiborrado.

Aeropuertos, estaciones y terminales que desbordan.

Segundo escenario:

Una fiesta de cumpleaños, un casamiento, una celebración religiosa, un asado, el té para contarle a amigos como me fue en el viaje, un baby shower, un coro, el año nuevo chino.

Tercer escenario:

Una guardia médica con la sala de espera llena de gente tosiendo en pleno invierno. Una sala de UTI/UCI con personal trabajando sin el adecuado EPP (equipo de protección personal).

Cuarto escenario:

Un partido de fútbol, un partido de básquet. Miles de hinchas festejando. Una manifestación política.

Es decir, la vida de una sociedad gregaria en su mas pura esencia.

Los protagonistas y a la vez víctimas, gente mucha gente, aglomerada o clúster, juntos por más de 15 minutos a menos de dos metros de distancia.

Estos son los diseminadores, los superdifusores de la enfermedad, en realidad son los espacios más que la gente.

De ese escenario uno puede salir indemne o conformar una de las cuatro categorías siguientes:

Sintomático: una persona con síntomas (tos seca, fiebre por encima de 37.5 ºC, dolor de garganta, dolor de cabeza, malestar general, o perdida abrupta del olfato, diarrea, conjuntivitis, uno o varios de ellos).

Asintomático: nunca tendrá molestia alguna por ende contagia poco, pero contagia. Por el simple hecho de hablar en voz alta, gritar o cantar, cerca de otros.

El punto crítico de esta categoría de pacientes es que como no se aísla ya que no tiene molestias, contagia todo el tiempo que dura la carga viral, unos diez días.

Argumento más que suficiente para justificar el uso sostenido del tapabocas para evitar que contagie o ser contagiado.

Presintomático: “No estoy bien, pero puedo hacer mis cosas”. 48/72 horas más tarde comienzan a aparecer las manifestaciones de la enfermedad que detalle mas arriba.

Hay una cuarta categoría, los paucisintomáticos que tienen molestias muy atenuadas, difíciles de relacionar con la enfermedad, que se atribuyen a dormir mal, comer mal o malas posiciones en el trabajo. Las “molestias” duran días 14 con altibajos.

Uno de estos cuatro portadores del SARS CoV2 ubicado en uno de los cuatro escenarios planteados más arriba, contagia a otros dos o tres si es de los que tiene muchos síntomas, a uno o dos si es presintomático o paucisintomático, y uno si es asintomático.

Aclaro:

Los tests RT-PCR no miden carga viral, solo son cualitativos, es decir confirman o no si hay material genético del virus, si está presente o no.

Los tests rápidos miden solo anticuerpos (indican si tenemos o tuvimos la enfermedad).

Por ende no podemos saber si Juan contagia más que Pedro porque eso está directamente relacionado a la carga viral. La cantidad de virus que tenemos en nariz garganta, saliva y no se mide salvo en laboratorios muy especializados y para investigaciones puntuales.

En resumen: un difusor de la enfermedad con síntomas, que estuvo en un lugar con mucha gente por más de dos o tres horas contagió a decenas de personas, que a su vez contagian a otros tantos. Curva de contagios exponencial.

¿El asintomático? En un estudio de población hecho en Islandia el 50% de los testeados lo era; según la OMS, del 10 al 35% de los contagios en el mundo ocurrieron por la difusión desde este tipo de gente. Contagian durante unos diez días a la misma cantidad de gente que un sintomático en unas horas.

Cosa de viejos

Entre todos los casos positivos del mundo, los adultos mayores son los preferidos, el 20% de todos los casos son viejos.

Cuando se cuentan los muertos por COVID-19, más del 70% son ancianos.

Población con condiciones ideales, gente inmóvil por mucho tiempo con múltiples enfermedades preexistentes y un servicio de salud que los ignora.

Suecia y el Reino Unido: la muerte de los residentes en geriátricos de ambos países fue intencional.

El secretario de Justicia, Robert Buckland, se convirtió en el primer ministro del gobierno del Reino Unido en reconocer que decidieron dirigir la mayoría de los recursos hacia el NHS (servicios nacionales de salud) en detrimento de los hogares de cuidado en términos de protección contra la mortal enfermedad de Covid-19.

Buckland admitió que la asombrosa cantidad de muertes en hogares de ancianos genera “un gran arrepentimiento”, pero ahora “no era el momento de culpar a la gente”. Sin embargo, afirmó que era “absolutamente esencial” que se le diera prioridad al NHS.

Otro ejemplo de la misma actitud fue Suecia.

El epidemiólogo Jefe del gobierno sueco, Abders Tegnall, afirmó días atrás: “Hemos tenido un desarrollo desafortunado en el cuidado de personas mayores y estamos tratando de corregirlo”

El 50% de las 60 muertes diarias que se registran en ese país, son residentes en geriátricos. Las guías nacionales no recomiendan trasladar a un hospital el caso sospechoso, ni darle oxígeno siquiera. Si llega a una situación crítica, recomiendan una ampolla de morfina, que además es depresor del aparato respiratorio.

Los ejemplos siguen con lo ocurrido en Italia, Francia, Bélgica, entre otros países.

Se iniciarán investigaciones penales contra estos funcionarios.

Capítulo local:

La tasa de letalidad de COVID-19 en Argentina en geriátricos es del 16% contra el 2,13 % en la población general y el 1.02% en Barrios Vulnerables hoy (datos de CABA).

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