Este fin de semana se cumple un nuevo aniversario de la revolución más grande de la historia. Hace 3332 años atrás, los 10 Mandamientos fueron compartidos con el hombre.
¿Qué implicancia tiene este decálogo? ¿Cómo cambió al mundo?
Evidentemente los 10 Mandamientos son una normativa de conducta y moral para las naciones de Occidente. De más está decir que hay un sinfín de similitudes y concordancias con las culturas y valores de Oriente; lo cual no solo no la debilita, sino que aporta a su mensaje trascendental y atemporal para la humanidad.
Me gustaría compartir, a modo de ejercicio mental, algunas reflexiones y si cabe mencionar reinterpretaciones a la luz del impacto universal generado en esta era del COVID-19.
“Yo soy…tu Señor que te sacó de la esclavitud”
Hoy al interrumpirse las rutinas que hasta ahora regían nuestra agenda, nos liberamos de ataduras que, reflexión previa, quedan relegadas a un plano secundario. “Que nos permitamos salir de la esclavitud”
“No tendrás ídolos…”
Este parate nos permite repensar quiénes son nuestros verdaderos ídolos. De cuáles podemos prescindir y en qué líder o forma de liderazgo poder sentirnos identificados y representados.
“No mencionarás Su nombre en vano”
¿Cuántos ideales y promesas se desvanecen frente a una amenaza universal? Dice el Rey David: “No confíes en los que prometen…”.
¡Qué vigencia tiene la promesa Divina a Noé y su familia que este Mundo nunca más quedará desolado!
“Consagra el séptimo día para el descanso”
¿Cuántas fábricas cerraron sus puertas? ¿Cuántos aguardamos en nuestras casas el momento de volver a salir y disfrutar de nuestra libertad?
Mientras tanto, el ruido ensordecedor de la productividad está en un impasse. El trinar de las aves volvió a la ciudad.
La convivencia y armonía familiar se revaloriza, reivindicando su lugar.
“Honrar a los padres”
¡Qué mejor forma de honrar a nuestros padres a través de reconocer que les debemos la misma vida!
Esto nos lleva a honrar y respetar no solo a ellos, sino también al Hacedor del Cielo y la Tierra.
“No secuestrarás”
¿Cuántas veces nos hemos sentido privados de nuestras elecciones?
Sepamos que las decisiones de ahora indefectiblemente modificarán nuestro futuro.
“No emitirás falso testimonio”
El torrente de información que nos llega a veces confunde más que esclarecer. ¿Qué consejo debemos oír? ¿Podemos confiar en todo lo que se publica?
De una u otra forma es un gran momento para fortalecer nuestra fe y confianza.
“No matarás”
Seguramente que el aislamiento no es fácil de digerir y sus consecuencias son aún impredecibles. Así y todo, seguramente que nadie en su sano juicio se arriesgará, o arriesgará a quienes lo rodean o entran en contacto con él, poniendo en peligro sus vidas.
“No cometerás adulterio”
Los sabios dicen que nadie comete una transgresión a menos que sea inducido por un arrebato de insensatez. Si es así, tendremos que fortalecer nuestros mecanismos de autocontrol y moral para no sucumbir ante las tentaciones que constantemente nos desafían.
“No codiciarás”
¿Quién dijo que en tal o cuál lugar saben cómo hacer las cosas bien? Es fácil caer en la envidia y la codicia, mas nadie sabe el alto precio que el otro tuvo que pagar para estar donde está. No nos instalemos en la crítica sino que luchemos por estar en el lugar que queremos con perseverancia, trabajo y sabiduría.
Sobre el Monte Sinaí, 3332 años atrás, el D’os de Israel compartió con el hombre los 10 Mandamientos y de esta manera lo asoció en la creación y continuidad del mundo y su perfeccionamiento.
Entonces el pueblo acató diciendo: “Haremos y aprenderemos”. Los ángeles celestiales presentes en aquella ocasión repartieron tres coronas; una para coronar al Omnipresente y las otras dos para el hombre. Una por decir haremos y la otra por decir aprenderemos.
En la actualidad siguen estando aquellos que hacen y los que esperan que hagan por ellos. Por otro lado, en el mundo de la información y del avance tecnológico no hay excusas para tener el conocimiento necesario y ser protagonista.
Y vos, ¿qué coronas elegís?
Rabino Tzvi Lipinski, Jabad Palermo Soho