Una Economía de Guerra para la guerra contra la pandemia

Salud y Economía no sólo no se oponen sino que es imprescindible movilizar los recursos humanos y materiales de que disponemos para alcanzar la Victoria

A healthcare worker stands at the Villa Azul slum, as the neighbourhood was isolated for quarantine after people were tested positive for the coronavirus disease (COVID-19), in the outskirts of Buenos Aires, Argentina May 27, 2020. REUTERS/Agustin Marcarian

En otros artículos califiqué lo que estamos pasando como una “tormenta perfecta”, haciendo referencia a las 7 Plagas que nos afectan: el Covid19, la Pobreza, el Default, la Recesión, la Inflación, la Desocupación y la Crisis del Mercosur.

Estamos frente a la peor crisis de nuestra Historia.

Hemos atravesado desde la fiebre amarilla -1870- hasta la hiperinflación-1989-, desde la violencia genocida-1976- hasta el default -2001-, pasando por períodos de recesión en 1952, 1997 ó 2019.

Nunca tantos factores negativos coincidieron en forma simultanea.

Como una mancha de aceite extendiéndose en una palangana de agua, el “MIEDO” se apodera de nosotros. La Pandemia nos paraliza y hace de “efecto pantalla” que encubre todo con una falsa dicotomía entre Salud y Economía.

Falso de falsedad absoluta. La “Guerra contra la Pandemia” requiere, como condición absoluta, de una “Economía de Guerra” que la sustente. No solo que Salud y Economía no se oponen sino que es imprescindible movilizar los recursos humanos y materiales que disponemos para alcanzar la “Victoria”.

No hay “Guerra” sin muertos, heridos y pérdidas materiales y el “Triunfo” o la “Derrota” estarán signados por la eficacia en la administración de los esfuerzos asignados y el resultado final del conflicto.

Al miedo hay que sumarle liderazgo y consenso para transformarlo en el coraje social que nos dé la fuerza para superar esta crisis

El miedo sumado a la incertidumbre sólo produce angustia. Es ineludible pasar siempre por el miedo (porque una situación semejante no puede menos que producirnos ese sentimiento) pero tenemos que sumarle liderazgo y consenso para transformarlo en el coraje social que nos dé la fuerza para enfrentar la crisis y superar la adversidad.

A la fecha, 3 hombres concentran la responsabilidad dirigencial: el Presidente de la República, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y el Jefe de Gobierno de la Capital. Se presentan unidos y articulados. Pero ocultan una debilidad sustancial: disimulan la la grieta política que nos divide y que estallará cuando la estadística muestre que la eternización de la Cuarentena no sirve para impedir la espiral creciente de los contagios.

Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof (EFE/Esteban Collazo/Cortesía Presidencia de Argentina)

Se cruzaran allí la “Curva Pandémica” con la “Curva Política”y los cortocircuitos y las imputaciones cruzadas estallarán sin remedio.

La unidad nacional no es un sueño abstracto sino una necesidad operativa urgente

La falta de consenso y liderazgo hará que el miedo nos gane la partida.

Es lo que les pasa a Donald Trump y a Jair Bolsonaro con los gobernadores e intendentes americanos y brasileños en un tire y afloje cuyo resultado es el desgaste político, el crecimiento exponencial de la pandemia y un número de víctimas sin freno.

Por eso es que la unidad nacional no es un sueño abstracto sino una necesidad operativa urgente.

¿Cómo lograrla?

En la emergencia, los 3 dirigentes que monopolizan el poder pueden convocar a 3 gobernadores de la oposición y otros 3 del oficialismo, a los 3 presidentes de los principales partidos y a los dos jefes de los bloques parlamentarios más numerosos de Diputados y Senadores así como a los titulares de la UIA y de CAME y al secretario general de la CGT.

A esa COMISIÓN DE LOS 20 se le puede sumar un Grupo de Asesores conformado por sanitaristas, economistas y personalidades de alta significación social como Roberto Lavagna, Santiago Kovadloff, Graciela Fernández Meijide y los constitucionalistas Alberto García Lema y Ricardo Gil Lavedra (coredactores, peronista y radical respectivamente, de la Constitución del 1994).

Y, como frutilla de la torta, darles la copresidencia honoraria de este grupo a los cuatro ex presidentes: Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Cristina Krchner y Mauricio Macri.

¿Qué duda puede haber de que en ese grupo de ciudadanos y ciudadanas está encarnada la unidad nacional real y concreta de una Argentina imperfecta pero posible?

Son ellos los que deberían proponernos un “Programa de Emergencia” que nos permita enfrentar, conjuntamente, la Pandemia, la Pobreza y el Default, poniendo en marcha al país con un Plan Antiinflacionario, de Reactivación Productiva y Creación de Empleo.

Con este Programa en la mano, debemos convocar a nuestros vecinos para aunar esfuerzos regionales en el mismo sentido.

¿Cómo reaccionarían ante esta propuesta los acreedores externos, los líderes de las potencias mundiales y los medios de comunicación globales ? Sin lugar a dudas, reconociendo y apoyando el coraje y la sabiduría de Argentina para enfrentar la crisis y contribuir a diseñar esa entelequia actual que es la construcción de un Mundo Post-Covid19.

Y, por sobre todo, qué duda cabe que la Ciudadanía Argentina apoyaría con la mayor decisión este punto de inflexión en nuestra Historia.

Alguno podrá acusarme de ser un ingenuo soñador, pero... “la vida es sueño, y los sueños, sueños son ....”

El autor fue embajador de la Argentina en los Estados Unidos, ante la Unión Europea, en Brasil y en China

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