Necesitamos buenos modelos, y el doctor Ramón Carrillo no lo es

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“Los judíos no fuimos los únicos discriminados durante el régimen nazi, y por ello creo justamente que nosotros debemos ayudar a mantener la memoria de lo ocurrido y quienes fueron sus perpetradores. Tenemos un deber ético y moral con la memoria de todas las minorías y grupos perseguidos y discriminados por los nazis”, me dijo Ignacio “Nacho” Steinberg a principios del año 2013, ocasión en que me visitó en mi carácter de Presidente del Museo del Holocausto y Subsecretario de Derechos Humanos de la Ciudad.

Nacho fue actor, director y dramaturgo pero por sobre nos unía un gran afecto de toda la vida.

En aquella oportunidad me presentó el proyecto de investigación que llevaba adelante junto a Esteban Jasper, volcado en una película ya casi terminada sobre la persecución que sufrieron los homosexuales por parte de Hitler y centraba la línea investigativa en Carl Vaernet, un endocrinólogo danés “empeñado en curarlos”.

La película tiene el nombre de El triángulo rosa, y la cura nazi para la homosexualidad, en clara alusión al distintivo que debían colocarse en sus ropas en los campos de concentración los homosexuales para ser identificados y maltratados.

A mediados de 2014 el Museo fue honrado con una exhibición del film. La película fue premiada internacionalmente.

Carl Vaernet, como muchísimos integrantes del gobierno y régimen nazi, fue uno de los que usufructuó la llamada “ruta de las ratas”, y amparado por la política de turno llegó a la Argentina en 1947 y vivió entre nosotros hasta su muerte, en 1965.

El mismo año de su llegada Vaernet ingresó como endocrinólogo en el Ministerio de Salud, a cargo del Dr. Ramón Carrillo, durante el primer gobierno de Perón.

A lo largo de toda la investigación, Steinberg y Jasper pidieron al Ministerio de Salud la documentación sobre el médico danés. Tras serle negada sistemáticamente, finalmente y a fuerza de insistencia lograron dar con el expediente. “Es el aporte documental más importante a la película”, dijo la noche de la presentación Steinberg, y agregó: "Sabemos que luego de renunciar al Ministerio, Vaernet tuvo su consultorio privado en el barrio de Palermo".

La noticia que circula en los medios de información sobre la impresión inminente del billete de 5000 pesos argentinos con la imagen de Carrillo junto a la de la Dra. Cecilia Grierson ha generado preocupación en mucha gente, y de concretarse no será un hecho para que nuestro país se sienta orgulloso.

De Ramón Carrillo, más allá de su formación médica, es también conocida su admiración al régimen de Hitler, su adscripción de la eugenesia, la defensa del concepto de una raza fuerte y un pueblo sano, llamando a la “raza blanca” para revertir el suicidio argentino por el aumento de la natalidad entre los seres de “menor valor social”. Investigaciones académicas e históricas, como así también artículos de prensa, dan cuenta de ello.

Paradojas de la historia, Ramón Carrillo aparece nuevamente en escena en un fin de semana particular. La crónica del Holocausto nos recuerda que el sábado 16 de mayo de 1943 el general nazi Jürgen Stroop anunciaba que “oficialmente que el Gueto de Varsovia había sido aniquilado”, y el domingo 17 es la fecha que el mundo marca como Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, celebrando la resolución de la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud de eliminar a la homosexualidad como enfermedad mental.

Los organismos internacionales y las instituciones de la sociedad civil tienen el objetivo de inspirar, ayudar y complementar la acción del Estado en función del bien común y fundamentalmente en la construcción de sociedades integradas y plurales donde todos seamos reconocidos, respetados y cuidados. Nuestro país es ejemplo en cuanto a políticas de aliento y respeto a la orientación sexual, la identidad de género y de combate a la discriminación. También tiene férreos compromisos asumidos desde hace décadas en favor de la enseñanza de la Shoah, contra su negación y en la lucha contra el antisemitismo.

Será una excelente señal que el Gobierno escuche el rechazo que sectores de la sociedad expresan frente a la figura del Dr. Carrillo.

La sociedad necesita ejemplos que la ayuden a superarse, y en nuestra historia hay muchos para tomar que no generan dudas, sino sólo admiración. Decisiones de este tipo no pueden tomarse teñidas de ideología o desprovistas de conocimiento profundo de lo acontecido.

La Dra. Cecilia Grierson merece un mejor compañero cuando la recordemos.

El autor es presidente honorario del Museo del Holocausto y presidente Consejo Argentino para el Desarrollo y los Derechos Humanos

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