La industria hotelera podría ser la puerta para salir de la cuarentena sin que se disparen los contagios

La cantidad de personas afectadas por la Covid-19 es ínfima respecto de la disponibilidad de cuartos ociosos en un sector que será el último en recuperar la actividad normal

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Personas mayores contagiadas en geriátricos son trasladadas a hospitales públicos y privados
Personas mayores contagiadas en geriátricos son trasladadas a hospitales públicos y privados

Con solo unas pocas, aunque lamentables muertes por coronavirus Covid-19, el Gobierno inició a fines de marzo una cuarentena general que resultó efectiva para contener los contagios y mantener los nuevos casos diarios en niveles manejables. Sin embargo, esta medida tiene una contracara muy costosa: los trabajadores no pueden trabajar, los consumidores no pueden mantener sus hábitos de consumo, y entonces la actividad económica se desploma a mínimos históricos. Se generalizan las quiebras, los despidos y las bajas de salarios. Para el primer semestre de este año se estima que la pobreza llegará al 50% de la población, un nivel que desde la vuelta de la democracia solo se vio en la hiperinflación de 1989 y en la crisis de 2001 y principios del año siguiente.

Para el primer semestre de este año se estima que la pobreza llegará al 50% de la población, un nivel que desde la vuelta de la democracia solo se vio en la hiperinflación de 1989 y en la crisis de 2001 y principios del año siguiente

En el escenario actual, entonces, el Gobierno enfrenta una encrucijada: flexibilizar mucho la cuarentena implica un riesgo alto de que se disparen los contagios; flexibilizarla poco implica un riesgo alto de que la caída económica siga profundizándose hasta niveles socialmente intolerables. Como en el interior los contagios están más controlados que en Buenos Aires, en sus anuncios del viernes el Presidente se inclinó por la primera opción para el interior -favoreciendo una mayor flexibilización- y por la segunda opción para Buenos Aires -favoreciendo la continuidad de una cuarentena estricta-. Por uno u otro motivo, en ambos casos los riesgos son altos.

¿No es este dilema difícil un dilema propio del coronavirus? No. El dilema de economía o salud persiste en tanto la política pública falla. Hay un sistema que permite flexibilizar considerablemente la cuarentena con riesgo bajo de que exploten los contagios.

Testeo, rastreo y aislamiento

De 550 casos por día en la primera semana de marzo, Corea del Sur pasó a menos de 10 por día en la primera semana de mayo. Muchos expertos coinciden en que el núcleo de este logro fue su sistema de testeo amplio, rastreo de contactos y aislamiento de infectados.

En el caso del nuevo coronavirus Covid-19, el aislamiento de las personas con síntomas no alcanza para controlar los contagios porque los infectados empiezan a contagiar dos días antes de que aparezcan los síntomas. Varios estudios estiman que cerca de la mitad de la transmisión se origina en personas presintomáticas. Por eso es crucial que además de aislar a los casos sintomáticos se hagan esfuerzos por encontrar y testear a las personas con las que ellos tuvieron contacto cercano y, de esta manera, poder aislar también a los infectados presintomáticos antes de que empiecen a contagiar a otras personas.

¿Qué se necesita para poner este sistema en pie? Tres cosas que la Argentina puede lograr:

Testeo: Lo primero que requiere este sistema es que sea amplio. Se necesita hacerle el test PCR, el método preciso que se usa para hacer el diagnóstico, a todas las personas que tengan síntomas -a quienes el Estado deberá salir a buscar enfáticamente- y también a todos sus contactos cercanos.

¿Cuántos test exigiría esto? En la última semana la Argentina tuvo un promedio de 150 casos diarios. Si se supone que hay algunos que no se detectan y en realidad son 200; y además, que cada individuo que da positivo tiene en promedio 20 contactos cercanos (compañeros de trabajo, amigos con los que se reunió, familiares) desde los dos días previos a experimentar síntomas, entonces para testear los casos positivos y a sus contactos, se requerirían 4.200 observaciones por día. Además de a ellos, se necesitará verificar otras personas que presentan síntomas, pero al final resulta que no tienen esta enfermedad sino alguna otra.

Para testear los casos positivos y a sus contactos, se requerirían 4.200 observaciones por día. Además de a ellos, se necesitará verificar otras personas que presentan síntomas, pero al final resulta que no tienen esta enfermedad

En el caso de Corea del Sur, como una guía para aproximar cuántos tests diarios se necesitarían en total, cabe recordar que cuando controló su brote y logró llevarlo a 100 casos diarios (una situación similar a la que está viviendo la Argentina hoy), se estacionó en un nivel de 8.000 PCR diarios. Ajustándolo a la población argentina, eso daría un total de 7.000 tests por día.

Aunque hoy se está en aproximadamente 2.300 tests diarios, el Ministerio de Salud tiene en su poder 700.000 kits para hacer tests PCR. Esto alcanza para poner a funcionar el sistema durante tres meses, más tiempo del que le tomó a Corea pasar de 500 a 10 casos diarios. Además, entre los laboratorios privados y del sector público, la Argentina es tecnológicamente capaz de hacer 11.600 tests por día. En resumen: se cuenta con los medios para alcanzar el nivel testeo diario necesario.

El Ministerio de Salud tiene en su poder 700.000 kits para hacer tests PCR (Reuters)
El Ministerio de Salud tiene en su poder 700.000 kits para hacer tests PCR (Reuters)

Rastreo: Para que este sistema sea efectivo hay que encontrar rápido a los contactos cercanos de los infectados. Aunque el uso de tecnologías sofisticadas puede ser de alguna ayuda, la esencia del rastreo tradicional es sencilla: un rastreador, en muchos lugares son estudiantes de medicina, se contacta telefónicamente con el infectado e intenta repasar con él las horas previas a que aparecieran los síntomas. Le pregunta con quién vive, con quién trabaja, con qué amigos o familiares se juntó, etcétera, con el objetivo de encontrar a esos contactos e instarlos a aislarse hasta que se les haga el test.

¿Cuántos rastreadores se requieren para hacer esta tarea velozmente? Según expertos, un caso requiere 15 para completarse en un día. Con 200 casos por día se necesitarían 3.000 observaciones. Dado que en Argentina se reciben 6.000 médicos por año, encontrar gente que pueda hacer esta tarea no es difícil. En resumen: existen los recursos humanos para hacer rastreo de contactos.

En las terminales de trenes se hicieron controles voluntarios a los pasajeros autorizados a movilizase (Adrián Escandar)
En las terminales de trenes se hicieron controles voluntarios a los pasajeros autorizados a movilizase (Adrián Escandar)

Aislamiento: En principio, el retiro de las personas infectadas se podría hacer en su propia residencia. Sin embargo, por problemas habitacionales, en la práctica hay muchas que no pueden separarse de sus familiares en el hogar, por lo que las probabilidades de contagio entre sí son altas. Por eso, si se supone que se quiere separar a los 200 nuevos casos que se registran por día en hoteles; y mantenerlos allí durante 15 días para cada caso, eso implicaría que se necesitarán alojar unas 3.000 personas cada día (200 x 15). Los hoteles más grandes de la Ciudad de Buenos Aires tienen hasta poco más de 700 habitaciones, de ahí que tan solo con 4 establecimientos de ese tamaño son suficientes para aislar a todos los casos diarios durante una quincena.

Por problemas habitacionales, en la práctica hay muchas personas que no pueden separarse de sus familiares en el hogar, por lo que las probabilidades de contagio entre sí son altas

En Nueva York ya se está siguiendo este principio y ofrece habitaciones de hotel gratis para quienes por estar contagiados de la Covid-19 necesitan aislarse de sus familiares. Esta lógica también se puede utilizar para aislar a los contactos de los sintomáticos a la espera de que lleguen los resultados de los tests. Solo requeriría usar más habitaciones de hoteles vacíos. En resumen: existe el lugar para hacer el retiro transitorio para los casos que no requieren tratamiento extremo.

En la Ciudad de Buenos Aires hay varios hoteles con centenares de cuartos ociosos por la cuarentena y la veda al turismo local e internacional
En la Ciudad de Buenos Aires hay varios hoteles con centenares de cuartos ociosos por la cuarentena y la veda al turismo local e internacional

7 preguntas posibles y sus respuestas

1. ¿No es muy caro este sistema? Es mucho más barato que sus alternativas porque permite volver a una vida pseudo normal sin un riesgo alto de que se disparen los contagios. En Corea del Sur la gente nunca dejó de ir a trabajar. Ahora, además, se está recuperando también la actividad en los cafés y los restaurantes. La gente está volviendo a la playa; el viernes volvió el fútbol (aunque sin espectadores). La cuarentena le cuesta al país entre 500 y 800 millones de dólares por día. ¿Y el sistema coreano? A 20 dólares el test (lo que gastó la provincia de Buenos Aires en su última compra), 7.000 test por día durante seis meses suma USD 25 millones. A $100.000 por mes de gasto para cada rastreador (seguramente sería menos), 3.000 observaciones implican un gasto de otros USD 25 millones por seis meses. Si se quisiera contratar 9.000 rastreadores como hizo Wuhan con la epidemia desatada, costaría 75 millones de dólares. A 100 dólares por noche (de nuevo, seguramente sería menos), 3.000 habitaciones de hotel por día cuestan 54 millones de dólares en seis meses. A grosso modo, entonces, seis meses del sistema coreano cuestan 150 millones de dólares, mucho menos que lo que se pierde en un solo día de cuarentena.

La cuarentena le cuesta al país entre 500 y 800 millones de dólares por día. ¿Y el sistema coreano? A 20 dólares el test (lo que gastó la provincia de Buenos Aires en su última compra), 7.000 test por día durante seis meses suma USD 25 millones

2. ¿Por qué no lo están usando otros países, además de Corea, si es tan útil? En realidad, hay muchos Estados que aprovecharon o están utilizando su tiempo en cuarentena para construir este sistema. Nueva York, California, el Reino Unido, Austria, Alemania, Suiza e Israel, son algunos ellos. Es cierto que son países más ricos. Pero, por otro lado, muchos tienen un problema de casos mayor que el de la Argentina. Nueva York tuvo 3.500 casos la última semana; California 1.700, el Reino Unido 5.000, Alemania 1.000. Con 200 casos, las exigencias son menores. Además, el Estado indio de Kerala, de 37 millones de habitantes y mucho más pobre que la Argentina puso en pie un sistema como este y hace cinco días que no tiene nuevos casos, pese a que la India este viernes tuvo 3.500 nuevos casos.

3. ¿Tiene el Estado argentino las capacidades administrativas para hacer las tareas que requiere este sistema? Sí. Hace pocos días se lanzó el Operativo Detectar, a través del que el gobierno nacional y los locales intentan contener el contagio en los barrios vulnerables. La lógica es la siguiente: el personal sanitario va casa por casa buscando gente con síntomas de la enfermedad. Al que los tiene, se lo lleva a un centro móvil instalado en el barrio para que le hagan el test. Se lo aísla, y cuatro horas después recibe el resultado. Si da positivo se lo lleva a un hotel para que transite la enfermedad y se hace una investigación para ver con quién estuvo en contacto cercano. Lo que resta, ahora, es aumentar la escala de ese sistema contratando más personal para poder hacerlo no solo en un puñado de barrios puntuales sino con todos los nuevos casos que aparezcan y en todos los focos geográficos de la enfermedad.

En la última semana se puso en práctica el programa Detectar en el Barrio 31 de Retiro (Reuters)
En la última semana se puso en práctica el programa Detectar en el Barrio 31 de Retiro (Reuters)

4. ¿No se les escapan a los rastreadores algunos contactos? No hace falta rastrear a todos los contactos de un infectado para que este sistema funcione. El objetivo de las intervenciones no es que desaparezcan repentinamente los contagios sino que, en cada ronda, menos personas contagien en promedio a menos personas para así suprimir la epidemia. Diversos trabajos estiman que con 60% a 70% de los contactos rastreados se puede alcanzar ese objetivo. Si a esto se le suma el uso de barbijo obligatorio (hoy es un hecho en CABA y en el transporte público en todo el país, pero debería extenderse generalizadamente) que también reduce sustancialmente la cantidad de personas a las que contagia en promedio cada infectado, las probabilidades de éxito aumentan aún más.

El objetivo de las intervenciones no es que desaparezcan repentinamente los contagios sino que, en cada ronda, menos personas contagien en promedio a menos personas para así suprimir la epidemia

5. ¿Esto se necesitaría en las provincias también, aunque tengan pocos casos? Para este momento el coronavirus es un problema que se concentra en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Sin embargo, esto puede cambiar con el aumento de la movilidad en el interior. Sin importar esa heterogeneidad, tener un sistema de testeo, rastreo y aislamiento consolidado en todas las provincias es importante para mantener al virus controlado sin tener que retroceder nuevamente en el futuro hacia una cuarentena más estricta.

6. ¿Es infalible este sistema? No, no es infalible. El nuevo coronavirus Covid-19 probó ser extremadamente contagioso y los nuevos casos pueden salirse de control rápidamente. Este sistema, sin embargo, es que el minimiza las chances de que eso ocurra. En Corea la gente no dejó de ir a trabajar durante el brote, y aun así logró domarlo y llevar los nuevos casos diarios a valores de un dígito. Este sistema es una esperanza concreta para salvar a la economía y salvar la salud al mismo tiempo. Si la situación se saliera de control en alguna zona específica, el Gobierno podría usar intervenciones focalizadas. Por ejemplo, podría establecer una cuarentena barrial y hacer test de antígenos extendidos (menos precisos, pero más baratos y fáciles de hacer) para hacer un primer filtro que sirva de guía al aislamiento. Está claro que aunque no existe una solución perfecta, el sistema de testeo, rastreo y aislamiento probó ser una herramienta robusta y factible que sirve tanto para cuidar la economía como para cuidar la salud.

Este sistema es una esperanza concreta para salvar a la economía y salvar la salud al mismo tiempo

7. ¿Y el transporte público? Según varios trabajos, el sistema de traslado de las personas es un espacio que favorece el contagio porque hay contacto cercano y prolongado. Además, es difícil rastrear a los desconocidos con los que un infectado compartió un colectivo o un subte. Por esta razón, lo que se haga con el transporte es crucial para que la reapertura sea exitosa. Aumentar la flota de colectivos utilizando micros de larga distancia hoy en desuso puede ser una opción útil. Alternar turnos de trabajo en ciertas áreas geográficas para distribuir más homogéneamente el movimiento de personas en el tiempo y así disminuir la congestión en el transporte público, otra.

El sistema coreano ya se podría haber estructurado en la Argentina. Austria entró el 16 de marzo en cuarentena y la aprovechó para aumentar la cantidad de test, alcanzaron los 5.000 a principios de abril, - equivalente a 20.000 diarios en la Argentina- y la capacidad de rastrear contactos (por ejemplo, a través de una aplicación para celulares basada en bluetooth). Para el 13 de abril, los negocios no esenciales volvían a abrir de nuevo. Los casos en Austria siguen bajo control. Y esto no es porque Austria sea un país desarrollado.

Como se explicó más arriba, ninguno de los componentes del sistema es especialmente caro o sofisticado. Solo hace falta poner el énfasis en el lugar correcto. Pese a que no haberlo hecho antes está implicando una cuarentena más larga de lo necesario, con su consecuente costo económico y social, hay una buena noticia: todavía se está a tiempo de poner este sistema en pie para salir seguros de la cuarentena. Habría que aprovechar esta oportunidad.

Los autores son economistas de la Universidad de Maryland y de la Universidad de Buenos Aires, respectivamente, abocados al análisis de políticas públicas

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